La noche había caído y el cielo se había cubierto de estrellas, pero la atmósfera en la mansión Bridgerton seguía cargada de tensión. Penelope quien se quedaria esa noche hay, se encontraba en su habitación, sentada en el borde de la cama, con el eco de las palabras de Anthony y Colin resonando en su mente. La confusión la envolvía como una niebla espesa; mientras que la atracción por Anthony comenzaba a brotar, su corazón aún llevaba el peso de su historia con Colin.Mientras tanto, en la sala de estar, los hermanos Bridgerton se encontraban en una discusión acalorada.
—No puedo creer que estés interesado en Penelope —dijo Colin, cruzando los brazos—. Siempre has sido el último en mirar a las jóvenes de la sociedad. ¿Qué te hace pensar que ahora es diferente?
Anthony, con el ceño fruncido, no se dejó intimidar.
—Las cosas cambian, Colin. La he visto de una manera que nunca había considerado antes. No puedo evitarlo.
Colin se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con frustración.
—¿Y qué pasa con el hecho de que ella siempre ha estado interesada en mi? O es que acaso estas jugando con ella. Ella merece algo más que ser un capricho tuyo.
—No estoy jugando, Colin —replicó Anthony, con voz firme—. Lo que siento por Penelope es genuino, y no dejaré que tú lo pongas en duda. Ella merece la verdad, no tus celos.
La tensión en la habitación era palpable, cada hermano aferrándose a sus propias percepciones del amor y la lealtad. Colin respiró hondo, tratando de calmar su ira.
—Solo cuida tu corazón, Anthony. No quiero que te lastimen. Y tampoco quiero que lastimes a Penelope. Ella ha sido leal a todos, y no merece ser un peón en este juego.
Anthony se cruzó de brazos, decidido a defender sus sentimientos.
—No eres el único que se preocupa por Penelope. Entiende que ella tiene derecho a explorar sus sentimientos. Lo que tú sientes por ella no puede ser una excusa para intentar controlarla.
Colin se dio la vuelta y salió de la sala, dejando a Anthony solo con sus pensamientos. Una tormenta de emociones rugía en su interior; sabía que había desatado algo que no podía contener.
Más tarde esa noche, Penelope decidió dar un paseo por el jardín para despejar su mente. Las luces de la mansión se reflejaban en el estanque, y las flores nocturnas despedían un aroma embriagador. Mientras caminaba, se dio cuenta de lo complejo que se había vuelto su corazón.
Fue entonces cuando escuchó una voz familiar detrás de ella.
—¿Te importa si te acompaño?
Era Anthony, quien se había decidido a seguirla. Penelope se giró, sorprendida y a la vez aliviada de verlo.
—No, claro. Me alegra que estés aquí.
Caminaron juntos en silencio durante un momento, la tensión entre ellos palpable. Penelope no sabía cómo comenzar, así que se limitó a observar el cielo estrellado.
—¿Todavía piensas en lo que dijo Colin? —preguntó Anthony, rompiendo el silencio.
Ella asintió, mordiéndose el labio.
—Sí. Es difícil… Me siento como si estuviera atrapada en dos mundos. No quiero herir a nadie, pero hay algo en ti que me atrae de una manera que no puedo explicar.
Anthony se detuvo, volviéndose hacia ella con seriedad.
—No quiero que sientas que tienes que elegir entre Colin y yo. Lo que siento por ti es real, Penelope. No es un capricho, como él puede pensar.
Penelope sintió su corazón latir más rápido.
—¿Y si estoy confundida? He estado enamorada de Colin durante tanto tiempo…
—Los sentimientos pueden cambiar, Penelope. Lo que ha existido entre tú y Colin es hermoso, pero eso no significa que no puedas descubrir algo igualmente valioso conmigo. A veces, la vida nos lleva por caminos inesperados, y solo tienes que seguir tu corazón.
Penelope sintió la vulnerabilidad de sus palabras, su mirada profunda y sincera. Era un momento lleno de promesas y riesgos, y ella se sintió atraída hacia él de una manera que la desarmaba.
De repente, un ruido la sacó de su ensueño. Era Daphne, que había decidido unirse a ellos en el jardín, ajena a la intensidad de la conversación.
—¿Qué hacen ustedes dos aquí, escondidos? —preguntó con una sonrisa juguetona—. Deberían unirse a la fiesta.
Anthony intercambió una mirada rápida con Penelope, como si intentaran descifrar el momento. La oportunidad de hablar sobre sus sentimientos se había desvanecido, pero el resplandor de esa conexión seguía presente.
—Solo estábamos disfrutando del aire fresco —respondió Anthony, buscando no dar más detalles.
Daphne, sin embargo, notó la tensión entre ellos.
—Puedo ver que hay algo más. Pero no se preocupen, no diré nada si no quieren. No soy una chismosa… todavía —bromeó.
Penelope sonrió, sintiéndose agradecida por la intervención de Daphne. Necesitaba un respiro, pero también era consciente de que las cosas entre ella y Anthony habían cambiado para siempre.
Al regresar a la sala, Penelope se encontró con Colin, quien la miraba desde el otro lado de la habitación. Su corazón se apretó al notar la preocupación en sus ojos, lo que solo complicaba más su mundo emocional.
La noche avanzó, llena de risas y conversaciones superficiales, pero en el fondo de su ser, Penelope sabía que una tormenta se estaba gestando. Sus sentimientos se entrelazaban, y las lealtades se pondrían a prueba en los días venideros.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Penelope reflexionó sobre las palabras de Anthony y la confusión en su corazón. Nunca había imaginado que el amor pudiera ser tan complicado, pero ahora se encontraba en medio de un torbellino de emociones, y solo el tiempo diría a dónde la llevaría todo esto.
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El comienzo de un cambio (Anthony x Penelope?
RomanceAveces el amor esta donde menos pensamos. Con Penelope aún enamorada de Colin, y Anthony comenzando a notar algo diferente en ella. La relación entre ellos se presenta de manera sutil, mientras ambos empiezan a percibir pequeños cambios en sus senti...