Capítulo 4: Las Expectativas de la Sociedad

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La temporada social londinense se encontraba en su máximo esplendor, y Anthony Bridgerton, como uno de los hombres más codiciados de la aristocracia, se encontraba en el centro de todas las atenciones. Las madres de las debutantes suspiraban con esperanza cada vez que Anthony entraba en una sala, y las jóvenes se ruborizaban al imaginar la posibilidad de convertirse en la futura vizcondesa. Anthony lo sabía bien. Su posición, su apellido, y su fortuna lo convertían en el objetivo más deseado, aunque para él, todo ese cortejo no significaba nada más que una carga.

Esa noche, la familia Bridgerton asistía a un gran baile organizado por Lady Cowper, una de las anfitrionas más influyentes de la temporada. Lady Cowper tenía en mente un objetivo claro: hacer que Anthony se fijara en su hija, Cressida, la joven rubia que siempre estaba en boca de todos por su belleza y su capacidad para manipular las conversaciones a su favor.

Anthony, que había llegado junto a su madre Violet y sus hermanos, se encontraba abrumado por la insistencia de las jóvenes que intentaban atraer su atención. Sin embargo, su mente seguía atrapada en pensamientos contradictorios, preguntas sin respuestas sobre lo que realmente quería. Como siempre, la imagen de su padre lo perseguía, esa perfección inalcanzable que lo hacía sentir que jamás podría ser lo suficientemente bueno para su familia, y mucho menos para sí mismo.

Mientras caminaba por el salón, vio a Cressida Cowper acercarse con su característico aire de superioridad.

—Lord Bridgerton —dijo ella con una sonrisa brillante y ensayada—. ¡Qué placer verlo esta noche! Parece que toda la sociedad está aquí, ¿no es así?

Anthony hizo una inclinación de cabeza cortés, pero sin verdadero interés.

—Lady Cressida, es un placer verla. Sí, parece que nadie ha querido perderse esta velada.

Cressida no perdió el tiempo, sabiendo que cada segundo contaba para intentar cautivar al vizconde.

—He escuchado que la sociedad está llena de rumores esta temporada —dijo, haciendo referencia a los artículos recientes de Lady Whistledown—. ¿No le parece fascinante cómo esa escritora sabe tanto de nuestras vidas?

Anthony se esforzó por mantener una expresión neutral, pero en su mente pensaba en lo poco que le importaban los chismes y rumores. Sus preocupaciones eran mucho más profundas que eso.

—El misterio siempre atrae la atención, Lady Cressida —dijo, con el tono educado que la situación requería—. Aunque creo que deberíamos preocuparnos más por lo que sucede ante nuestros ojos que por lo que se escribe en los periódicos.

Cressida rió suavemente, pero antes de que pudiera continuar con su intento de cortejo, una figura familiar apareció en el salón: Penelope Featherington. Vestida en un modesto pero elegante vestido verde oscuro, Penelope parecía más tranquila de lo habitual, aunque aún llevaba consigo el aire de inseguridad que la caracterizaba en esos eventos.

Anthony sintió una curiosa mezcla de alivio y algo más que no lograba identificar al verla. Mientras Cressida seguía hablando, sus palabras se desvanecieron en el ruido de la sala, ya que su atención se desvió inevitablemente hacia Penelope. Recordó la conversación que habían tenido días atrás, esa breve pero profunda charla sobre sentirse atrapados en roles que no habían elegido. Desde entonces, Penelope había ocupado un espacio en sus pensamientos de una manera que no esperaba.

Justo cuando estaba a punto de dirigirse hacia Penelope, Colin apareció a su lado, con su característica sonrisa despreocupada.

—Hermano, no te escondas demasiado —le dijo Colin en tono juguetón, claramente viendo cómo las jóvenes lo rodeaban—. Pareces más un trofeo que un hombre esta noche.

El comienzo de un cambio (Anthony x Penelope?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora