Mi Luna de Lunas (SwanQueen) [ABO]

Capítulo 18

Pov Regina

Me carga con facilidad obligando a mis piernas a rodear su cintura para sujetarme bien mientras mis brazos la rodean por el cuello, siento mi espalda topar contra la corteza de un árbol y Emma se apresura a comerme la boca.

—Emma, Dios, hablo en serio —susurré contra su boca mientras trato de seguir su ritmo.

—Yo también hablo en serio —responde y me preguntó qué tan cabeza hueca puede ser.

—Basta, ya —sujeto sus manos y las aparto de mis pechos preguntándome por un momento en qué segundo llegaron ahí.

Ella me mira entre molesta y triste por mi rechazo y sus ojos rojos la delatan.

Me baja y se aparta dándome espacio para acomodar mi vestido.

—Si este vestido tiene algún rasguño te va a ir muy mal Emma —digo lo más seria que puedo y escucho a Emma alejándose de mi.

Al verla efectivamente ha continuado con el camino a casa sin mi.

—Oye, ¿a dónde crees que vas? —pregunté molesta y corro para alcanzarla.

—A donde si me quieran —responde molesta y eso me causa mucha ternura.

Corro más rápido y me le arrojó en cima, pero ella ni se mueve por lo que quedo colgando sobre su espalda.

—Eres una berrinchuda —le reclamó con una sonrisa en mis labios—, nunca dije que no quería, solo dije que no quería hacerlo en medio del bosque.

—¿Qué tiene de malo? —pregunta molesta y me rió.

—Nada, solo creo que es más cómodo en nuestra cama, en nuestra casa —respondo tranquila y las últimas frases las susurró de manera seductora—. Así que llévame a casa y prometo que te dejaré hacer conmigo lo que quieras.

Ella sonríe y vuelve a tomar el paso conmigo en su espalda, pero momentos más tarde se detiene y me pide bajar.

Pensé que me haría caminar, pero solo me dio el abrigo que llevaba puesto ya que el aire estaba llegando aún más frío que hace rato.

—Gracias —le susurré y deposito un beso en su mejilla.

Ahora me carga en sus brazos y yo recargo mi cabeza contra su pecho.

—Si papá y tu peleaban, ¿quién….

Ella ríe interrumpiendo mi pregunta y luego responde.

—Ni creas que ese viejo puede vencerme —responde tranquila.

—¿Acabas de llamar a mi padre viejo? —pregunté seria.

—Ciento setenta años no se cumplen todos los días mi amor —responde riendo levemente.

Eso me deja sin palabras, yo ni siquiera sabía que papá tenia esa edad.

—¿Podemos vivir tanto? —pregunté sorprendida.

—No somos inmortales, pero nuestro cuerpo sana más rápido por lo que envejecemos más lento —responde tranquila—, por eso tu padre aparenta tener tan solo cincuenta años a pesar de tener ciento setenta.

—¿Crees que seguiré siendo hermosa cuando tenga cien años? —pregunté con una sonrisa.

—Serás la abuela más linda del mundo —responde con una sonrisa.

El que me dijera abuela me hubiera molestado de no ser precisamente por el tema que acaba de tocar.

Para ser abuela además de la edad se necesita tener nietos y para eso primero se necesitan hijos.