Mi Luna de Lunas (SwanQueen) [ABO]

Capítulo 20

Pov Regina

Pasos lentos, muy, muy lentos son los que me llevan hasta esa habitación.

Con las piernas temblando, no se si por los nervios o por todo lo que Emma me hizo ayer, pero ahí estoy. Abro la puerta y Mulán sonríe mientras que Ruby me toma rápido del brazo para llevarme a una silla.

—Rápido qué no tenemos todo el día —menciona Ruby quien comienza a desenredar mi cabello.

—Ruby, creo que no esta viva —susurra Mulán al ver que no he movido ni un solo musculo.

—Claro que esta viva —responde Ruby—, solo esta nerviosa porque se casa en un par de horas y seguramente le dieron como cajón que no cierra.

Por primera vez en el día sonrió al escuchar eso y cada recuerdo del día anterior viene a mi mente.

—Además tiene que estar viva, de lo contrario cualquiera de las lobas qué están afuera se le lanzarán a Emma para casarse con ella —vuelve a decir Ruby y eso me hace reaccionar.

—Rápido, rápido, tengo que asegurarme de que nadie este viendo a mi esposa —menciono con desesperación.

En poco tiempo ya estaba de pie frente al espejo, maquillada ligeramente, peinada y en ropa interior.

—Es hora del vestido —dice Ruby con una sonrisa.

Mi vestido fue un capricho de Ruby más que mio, ella lo miró en una de esas revistas para novias del mundo humano y decidió que en mi se vería hermoso. Y no se equivoco, realmente luzco hermosa.

—Bien, ahora te dejo, tu padre y tu hermano te esperan abajo —dijo con una sonrisa y se retiro.

No se cuanto tiempo estuve mirándome al espejo, solo reaccione cuando alguien llamo a la puerta y al mirar note a Neal en el espejo.

—Te ves hermosa —me dijo con una sonrisa.

—Gracias —susurré.

—Ahora vamos o la rubia va a volverse loca —me reí de su comentario y recordé que Emma estaba esperándome.

Salí de ahí de su brazo y al bajar las escaleras papá estaba ahí y también ofreció su brazo.

Ambos me llevaron hacia la parte trasera de la casa, a la puerta qué daba al jardín donde todos esperaban por mi.

Al final del camino, estaban Ruby y Mulán, cada una a un costado, August quien al parecer era quien nos casaría, eso me dio risa y ella lo noto.

Ella, mi Emma, mi esposa, mi mujer, MÍA, SOLO MÍA.

Ahí estaba de pie con un traje blanco y bien peinada, me sonrió y entonces continúe mi camino hacia ella.

Al llegar hasta ella papá y Neal me liberan y ella hace una pequeña reverencia en señal de agradecimiento por permitir que me case con ella.

Me extiende su mano y la tomo con gusto para colocarme a su lado.

—Gracias por esto Gina —susurra con una gran sonrisa sobre sus labios.

—No tuve elección —respondo seria—, vine contra mi voluntad y termine estúpidamente enamorada de ti.

Ella entendió mi broma y se rió para después darme un beso al qué correspondí.

—Oigan, oigan, eso va al final —susurró August provocando nuestra separación.

Rio y Emma también.

—Bueno, estamos aquí reunidos para celebrar la unión de dos adolescentes calenturientas —comienza a decir provocando la risa del público y mi enrojecimiento—, y para comer obviamente.