Es por la mañana, y me despierto en la cama, sintiendo un vacío a mi lado. Adam no está, y en un principio, no me preocupa. Pero cuando el teléfono de Adam empieza a sonar, una pequeña chispa de inquietud me atraviesa. No pienso contestar, pero la insistencia del sonido me hace dudar. Al final, la curiosidad puede más, así que lo cojo.
—Adam, cariño, ¡Abdel ha despertado del coma! —La voz de Jamila me deja en shock.
No reacciono, mi mente se detiene. Jamila nota el silencio del otro lado.
—Hijo... —dice, un poco confusa.
—Señora, ¿puede repetir lo que ha dicho? —mi voz sale entrecortada, y en ese momento, Jamila corta la llamada.
Me quedo sentada en la cama, el teléfono de Adam en mi mano, repitiendo en mi mente: Abdel está vivo. Abdel está vivo. Me han mentido todo este tiempo.
El tiempo parece detenerse mientras mis pensamientos giran en círculos. ¿Qué significa esto? ¿Cómo he podido vivir con esta mentira? Justo en ese momento, Adam entra en la habitación con una bandeja de comida, y su rostro cambia al ver mi expresión inquieta.
—Azraa, ¿estás bien? —pregunta, claramente extrañado.
Le miro con una intensidad que nunca antes había mostrado. Una lágrima se escapa de mis ojos, y la sorpresa en su rostro se transforma en preocupación.
—Adam, te tengo buenas noticias. Adivina qué... —digo con un tono de superioridad que apenas puedo sostener.
Él me mira con confusión, sin saber a qué me refiero.
—No te preocupes, ahora te digo. Tu querido hermano Abdel ha despertado del coma, y sabes qué... no está muerto. Te suena de algo, ¿verdad? —le suelto, y veo cómo se le forma un nudo en el estómago.
No dice nada. Está atrapado entre la incredulidad y el miedo a lo que vendrá.
—Gracias que tenemos una hija en común —le digo, levantándome de la cama y lanzándole el teléfono—. Si no fuera por ella, yo ya habría salido de esta casa.
Salgo de la habitación, dejando a Adam en un silencio abrumador. Se siente impotente y perdido.
Adam
Después de que Azraa salió de la habitación, el aire se sentía denso y cargado de tensión. Me quedé en silencio, sintiendo que el suelo se desvanecía bajo mis pies. Con manos temblorosas, busqué el número de mi madre en el teléfono. Sabía que debía hablar con ella.
—Mamá... —dije cuando ella contestó.
—Adam, cometí un error. Azraa sabe que Abdel está vivo.
Su voz temblaba con una mezcla de preocupación y alivio. Mi corazón se aceleró.
—Ya me he enterado —respondí, la frustración filtrándose en mi tono—. Ahora mi matrimonio está muy acabado, mamá.
—Es mejor así, hijo. Ahora es la oportunidad perfecta para Hannah.
—Hace dos años que no sé nada de Hannah y tampoco me interesa. Y no insinúes cosas —dije, tratando de mantener la calma.
—¿Qué crees? ¿Crees que Azraa no volverá con Abdel? Solo espera y verás la verdadera cara de esa mujer —dijo, su voz tomando un tono más serio.
—¿Abdel está en el hospital o en casa? —pregunté, intentando calmarme.
—En el hospital. Ahora voy a verle. Ah, y no le digas nada a tu padre. Quiero hablar con él personalmente.

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Mi alma en el mar
RomanceQuién dice que todas las personas que llegan a tu vida son buenas personas? Quién te dice que esa es su verdadera cara? Quién te dice que pueden cambiar en cuanto te tienen en sus manos? Quién te dice que tu propia sangre te puede llegar a apuñalar...