Azraa
Al llegar al lugar de la boda, noté que todos me miraban fijamente, como si esperaran algo de mí. Cada uno de los invitados sostenía su teléfono, algunos susurraban, otros simplemente observaban con ojos críticos. La incomodidad se fue apoderando de mí, y justo cuando pensé en dar un paso hacia adelante, sentí la presencia de mi padre acercándose a toda velocidad.
Antes de que pudiera reaccionar, me dio una bofetada. El golpe fue seco, rápido, y me dejó inmóvil. Me llevé la mano a la mejilla, pero el dolor más fuerte no estaba ahí. Al mirar a mi alrededor, vi a mi madre llorando, sus sollozos apenas controlados, mientras Zahra intentaba consolarla. El rostro de mi hermana mostraba confusión, un dolor que me atravesaba el alma. No entendía lo que estaba pasando, y eso lo hacía todo más insoportable.
—Papá... te lo voy a explicar, pero cálmate... —intenté decir, mi voz quebrándose.
—¡No me pidas que me calme! —gritó, su rostro lleno de furia—. ¡Nos has deshonrado!
Su voz resonaba en mis oídos, pero me sentía como si estuviera en otra realidad. Sus palabras se mezclaban en mi mente mientras una sensación de pesadilla invadía mi pecho. Todo lo que quería en ese momento era desaparecer, que la tierra me tragara.
De repente, escuché gritos desde la entrada. La señora Khalid, apareció hecha un mar de lágrimas.
—¡Mi hijo! ¡Mi hijo! Todo esto es tu culpa. ¡Te has llevado a mi hijo! —gritaba mientras me señalaba con odio en los ojos, como si yo hubiera sido la causa de su dolor.
Mis piernas empezaron a temblar. ¿Qué estaba pasando? De pronto, la señora Khalid se lanzó hacia mí, pero Adam la sujetó antes de que pudiera alcanzarme. Me quedé helada, sin saber qué hacer. No podía procesar lo que veía. Las palabras de la señora Khalid se repetían una y otra vez en mi mente.
En ese momento, sentí mi teléfono vibrar. Lo saqué con las manos temblorosas y ahí estaba: ÚLTIMA HORA: ABDEL KHALID, CONOCIDO EMPRESARIO, HA SUFRIDO UN GRAVE ACCIDENTE DE TRÁFICO ESTA TARDE. EL ACCIDENTE OCURRIÓ CUANDO SU VEHÍCULO FUE ATROPELLADO POR UN CAMIÓN. AUNQUE FUE TRASLADADO INMEDIATAMENTE AL HOSPITAL, SU ESTADO ACTUAL ES DESCONOCIDO. LAS AUTORIDADES NO HAN DADO MÁS DETALLES, PERO SE HA CONFIRMADO QUE ABDEL KHALID SE ENCUENTRA EN QUIRÓFANO.
El dolor en mi pecho se volvió insoportable. Mis piernas cedieron, y caí de rodillas. Sentía que el aire me faltaba, que el suelo bajo mis pies desaparecía. Zahra corrió hacia mí, me tomó de los brazos e intentó levantarme.
—Azraa, cálmate, tranquila. Tienes que ser fuerte —me decía con la voz quebrada, pero yo apenas podía escucharla. El sonido de los latidos de mi corazón era lo único que resonaba en mis oídos, y todo lo demás parecía lejano, irreal.
Los invitados de la boda comenzaron a marcharse, uno por uno, murmurando entre ellos. Nadie se quedó a ayudarme. Nadie entendía lo que estaba pasando realmente.
*Hospital*
Llegamos al hospital y la madre de Abdel se abalanzó sobre el mostrador de recepción, desesperada.
—¿Dónde está mi hijo? Abdel khalid ¿Qué tan grave está? —preguntaba con voz rota, mientras la recepcionista, con cara de tensión, evitaba darle detalles.
Nos quedamos esperando en el pasillo del quirófano, todos tensos. La madre de Abdel seguía lanzándome miradas llenas de odio, como si en cualquier momento fuera a saltar sobre mí. Yo no podía dejar de pasear de un lado a otro, murmurando para mí misma: "Ya Allah, dame paciencia".
El tiempo parecía congelado hasta que, por fin, el doctor salió. Todos se acercaron, expectantes, y su rostro no daba señales de esperanza.
—Lo siento mucho —dijo, con voz baja—. Abdel fue aplastado por el camión que lo atropelló. A pesar de los esfuerzos del equipo médico, no pudimos salvarlo.
El pasillo quedó en un silencio sepulcral. Mi corazón se volcó en el pecho y el mundo pareció detenerse. Jamila, la madre de Abdel, rompió en un grito de dolor desgarrador. Su cuerpo temblaba mientras se desplomaba al suelo, y su esposo, el señor Khalid, intentaba contener las lágrimas, pero todos sabíamos que estaba roto.
—Doctor —dije con voz temblorosa—. No... no bromee con esto. Quiero ver a Abdel. Seguro te ha pedido que nos digas eso para... para darnos un susto, ¿no? —Intentaba convencerme, pero las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y mi voz se quebró—. ¡Por favor, dígame que está bromeando! —grité, desesperada, mientras trataba de correr hacia la sala, pero los enfermeros me detuvieron.
—Abdel no está muerto... no puede estarlo. ¡No puede hacerme esto ahora! – Seguí gritando cuando me dí cuenta que nadie estaba reaccionando.
Mi madre se acercó, su voz suave, pero sus palabras me destruyeron.
—Hija, Allah ha querido llevárselo. Ya no hay nada que hacer, salvo hacer Dua. Algún día todos nos iremos con Allah, todos nosotros.
—¡No! ¡Abdel! ¡Abdel! —grité con todo lo que me quedaba, empujando a los enfermeros mientras intentaba acercarme a la puerta del quirófano. Las lágrimas rodaban sin control, el dolor era insoportable. No me dejaban entrar. No me dejaban verlo. Y entonces escuché la voz de Jamila, la madre de Abdel, llena de odio:
—Esto es tu culpa.
El doctor interrumpió.
—Señor y señora Khalid, me gustaría hablar con ustedes en privado.
Antes de irse con el médico, Jamila me miró con puro rencor en los ojos.
—Maldigo el día en que entraste en nuestras vidas. Tú y tu maldita familia, ¡quiero que os larguéis de aquí! —gritó mientras Adam intentaba calmarla.
El señor Khalid se dirigió a mi padre, con la voz temblorosa pero firme.
—Mustafa, gracias por todo, pero ahora mismo nos gustaría estar solos con la familia.
Mi padre asintió y se volvió hacia mí.
—Azraa, vámonos.
—No me iré a ningún lado hasta ver a Abdel —respondí, mi voz llena de determinación, a pesar del dolor que me consumía.
Mi padre me miró, severo.
—Azraa, escúchame bien. Si no vienes con nosotros en este momento, habrás perdido a tu familia también.
Me quedé quieta. No podía desobedecer a mis padres, no después de todo lo que había pasado. Cedí, asintiendo con la cabeza, mientras Zahra me daba suaves palmadas en el hombro para consolarme.
A medida que nos alejábamos, miré hacia atrás, hacia la puerta donde Abdel estaba. ¿De qué querría hablar el doctor con sus padres? ¿Por qué Adam no estaba con ellos?
19/09/2024

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Mi alma en el mar
Storie d'amoreQuién dice que todas las personas que llegan a tu vida son buenas personas? Quién te dice que esa es su verdadera cara? Quién te dice que pueden cambiar en cuanto te tienen en sus manos? Quién te dice que tu propia sangre te puede llegar a apuñalar...