Adam
Estoy en el piso del equipo, es un lugar bastante amplio, casi como los apartamentos de Nueva York. Cada uno tiene su propio espacio, lo que está bien para tener algo de privacidad. Estoy en la sala jugando videojuegos con Bilal, mi mejor amigo en el equipo, cuando alguien toca la puerta.
— Jóvenes, es hora de dormir —dice el entrenador Farid con seriedad cuando abro la puerta—. Mañana entrenaremos muy temprano.
— Está bien, entrenador —respondo con una sonrisa.
Cierro la puerta y me río junto a Bilal.
— "Jóvenes", es hora de dormir —dice Bilal imitando la voz del entrenador—. "Mañana entrenaremos muy pronto".
— Qué gracioso es, ¿eh? —añado, aguantando la risa.
Bilal se levanta y se despereza.
— Bueno, colega, yo ya me voy.
— Quédate aquí, duerme en el sofá —le ofrezco.
— Ni de coña. Luego me duele el cuello. Mejor me voy a mi cama —dice dándome un abrazo de despedida antes de irse.
Me desplomo en el sofá, pensando en Azraa. Casi le envío un mensaje, pero lo borro. Al menos sé que hoy dormirá tranquila.
Me levanto y voy a la cama. O al menos, lo intento.
Azraa
Al día siguiente
Estoy en la cocina con Jamila, enseñándole a hacer crumble cookies. Me siento extrañamente feliz, como si las cosas estuvieran volviendo a ser como antes. Jamila está batiendo la nata, pero lo hace mal.
— Espera, déjame enseñarte —le digo, cogiendo el batidor y mostrándole cómo hacerlo bien.
Ella lo entiende y sigue exactamente como le indico. Mientras tanto, mi teléfono suena. Lo cojo y veo que es un número desconocido. Salgo al jardín para contestar. Resulta ser Nadia, quien me propone quedar en plan amigas, no como psicóloga.
Acepto la invitación y quedamos en media hora. Cuando regreso a dentro, noto que Jamila está susurrando algo a Hannah. Las veo, y cuando me miran, Jamila sonríe de forma sospechosa. Pienso que no soy tan ingenua para no darme cuenta de que está jugando conmigo.
Finjo una sonrisa y le digo a Jamila que tengo que salir.
— ¿Y las galletas? —pregunta.
— Se llaman crumble cookies, y me temo que Hannah tendrá que ayudarte. Yo no me relaciono con falsas.
Me voy a mi habitación, me ducho, me arreglo un poco y salgo en mi Porsche rosa. El coche que Adam me regaló.
****
Quedo con Nadia en un karaoke privado, y es increíble lo bien que se lo pasa una con ella. Entre risas y canciones, noto que Nadia tiene un gran talento para cantar. Me sorprende lo fácil que es conocerla cuando no estamos en el entorno de una consulta.
Después del karaoke, vamos a un restaurante. Pedimos algo ligero y seguimos hablando de nuestras vidas. Nadia tiene una energía contagiosa, y me encuentro disfrutando de su compañía más de lo que esperaba. Me ayuda a desconectar de todo lo que ha pasado últimamente.
Finalmente, nos despedimos porque ya es de noche. Al llegar a casa, meto el coche en el garaje y entro en casa.
Adam
Regreso a casa después del entrenamiento y escucho a mi madre hablando en voz baja. Parece que está ocultando algo o escondiéndose de alguien.
— Cuida bien de... —alcanzo a escuchar antes de que se dé cuenta de que estoy allí.
Se calla de inmediato cuando me ve.
— Mamá, ¿de quién te estás escondiendo? —le pregunto, notando que está pálida y nerviosa.
— Esto, hijo, tengo que contarte algo importante —dice, intentando esquivar mi pregunta.
Dejo mi maleta a un lado.
— Te escucho.
Azraa
Cuando entro en casa, veo a Jamila sollozando en un rincón de la sala.
— ¿Jamila? ¿Qué te pasa?
— ¡No es nada! ¿A ti qué te importa? ¡Fuera de aquí! —me grita.
No entiendo su reacción, así que simplemente me voy a mi habitación. Estoy agotada. Directamente me dirijo al baño para darme una ducha fría, luego me lavo los dientes y hago wudu. Me pongo unos shorts y una camiseta de tirantes, mi pijama. Hoy solo quiero disfrutar de la cama ya que Adam vuelve mañana.
Después de rezar Isha, me hago dos trenzas y, justo cuando estoy a punto de apagar las luces, alguien abre la puerta.
Es Adam, y aparece en la puerta con su maleta, con una sonrisa que le ilumina el rostro.
Me siento completamente descubierta en mi pijama. No reacciono hasta que noto que Adam me está mirando de arriba abajo. Rápidamente me cubro con la manta de la cama.
— ¿Qué miras, Adam?
— Qué buena bienvenida —me dice con una sonrisa divertida.
— Perdón, me has pillado en una situación... digamos, mala.
— No te disculpes —responde mientras me mira directamente a los ojos. Sus ojos verdes oliva se conectan con los míos. Hay un silencio incómodo hasta que, de repente, me abraza.
— ¿Qué haces? —digo, intentando soltarme, pero la manta se me cae al suelo.
Adam se aparta un poco y sonríe.
— Estás muy guapa con ese pijama —dice, recogiendo la manta del suelo y dándomela.
La cojo rápidamente, algo avergonzada, y le agradezco. Me voy al armario para cambiarme de pijama, pensando que esto no es apropiado aunque sea mi marido. No me siento cómoda.
Salgo y veo que a Adam se le borra la sonrisa.
— ¿Dónde está esa mujer tan sexy?
— ¡Adam! No empieces, que ya ibas bien.
— Mmh, ¿te gusta que tu marido te haga cumplidos, eh? —comenta con una sonrisa.
Lo ignoro y cambio de tema.
— ¿No era que tenías un partido?
— Sí, mañana. Y quiero que vengas a verme.
— ¿En serio?
— Mha.
— Entonces... ¿Puedo invitar a mi hermana? Es muy fan tuya.
— Que venga también.
— Hay un pequeño problema...
— Tu padre —responde, adivinando. Asiento—. Ya hablaré con él por la mañana. Ahora voy a ducharme.
— Por favor, que apestas —bromeo, riéndome. Adam se quita la camiseta y me la lanza. Grito del asco, y trato de no mirar hacia el vestidor, sabiendo que seguramente está desnudo.
Me meto debajo de la manta e intento dormir.
09/10/2024

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Mi alma en el mar
RomanceQuién dice que todas las personas que llegan a tu vida son buenas personas? Quién te dice que esa es su verdadera cara? Quién te dice que pueden cambiar en cuanto te tienen en sus manos? Quién te dice que tu propia sangre te puede llegar a apuñalar...