Estoy con Nadia, buscando en ella algo de alivio, alguien que me escuche sin juzgarme. Le explico todo: el estrangulamiento, los motivos, quién es realmente Hannah y cómo me encuentro en medio de este caos. Nadia me escucha con paciencia, como siempre, hasta que me pregunta:
— ¿Y Adam? ¿Cómo va todo con él?
Me cojo las manos, sintiéndome como una niña pequeña. Pero luego, de golpe, suelto lo que llevo días guardando.
— Adam se me declaró. Me ha dicho que me ama y me ha defendido ante su familia.
Nadia sonríe, como si supiera exactamente lo que iba a decir.
— Te lo dije, él está haciendo un gran esfuerzo.
Bajo la mirada y dejo salir las palabras que me queman por dentro.
— Pero yo lo rechacé.
Nadia me mira, sorprendida.
— ¿Y eso?
— Tengo miedo de confiar en él. Es verdad que ahora es muy diferente y todo eso, pero no puedo olvidar lo que ha hecho. Mi conciencia no me deja tranquila.
Nadia asiente, comprensiva pero firme.
— No es tu conciencia ni tu vocecilla interna. El problema eres tú, Azraa. Necesitas olvidar a Abdel. Si no lo haces, todo este sufrimiento que sientes no va a acabar. Abdel ya no va a volver, tanto si le sigues amando como si no. Tal vez estás empezando a sentir algo por Adam y no lo quieres ver. Tu odio hacia él te lo impide. Recuerda: si no hay odio, no hay amor.
Sus palabras me golpean. Si no hay odio, no hay amor. Nadia continúa:
— El amor viene después del odio. Fíjate en el progreso que has estado haciendo. Hace unos meses ni siquiera podías soportar estar a su lado, y mira ahora: te diviertes con él, te defiende, compartís la misma cama, salís a cenar... — hace una pausa, observándome atentamente — Azraa, tu odio hacia él no está en tu corazón, sino en tu mente.
Me muerdo el labio, dudosa.
— Entonces, ¿qué hago?
Nadia sonríe con dulzura, como si la respuesta fuera evidente.
— Lo que tu corazón desea.
— Mi mente me dice que confíe en él, pero mi corazón teme. No sé si confío en él o no. Estoy tan confundida...
Nadia se inclina hacia adelante, su tono es suave pero directo.
— Uno no confía con el tiempo. O se confía o no se confía, y con las acciones de esa persona se logra mantener esa confianza. Pero si no la hay, se acaba todo. Y me temo que eso no es lo que quieres, ¿no?
Me quedo pensativa. Hace unos meses habría deseado que todo se acabara, pero ahora... las cosas han cambiado.
— Hace unos meses lo hubiera querido así, pero ahora, Adam es... tan diferente. No es el idiota que conocía hace unos meses.
Nadia asiente, satisfecha.
— Ya he encontrado la respuesta y la solución.
Frunzo el ceño, intrigada.
— ¿La solución?
— Para aclarar tu mente y tus ideas, apunta en tu diario lo que te gusta de él y lo que no. También te recomiendo pasar más tiempo con él, aunque sea media hora al día. Intenta estas cosas, y nos vemos la semana que viene.
Suspiro, agradecida por su consejo.
— De acuerdo, muchas gracias.
— Nos vemos la semana que viene.

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Mi alma en el mar
RomanceQuién dice que todas las personas que llegan a tu vida son buenas personas? Quién te dice que esa es su verdadera cara? Quién te dice que pueden cambiar en cuanto te tienen en sus manos? Quién te dice que tu propia sangre te puede llegar a apuñalar...