Un príncipe de revista (Minsung)

¿Qué Pasó Anoche?

Perspectiva de Jisung

El sol se filtraba débilmente por la ventana cuando Jisung comenzó a despertar. Sentía la cabeza pesada y la boca seca, signos inequívocos de una cruda potente después de la noche que había tenido. Pero fue cuando abrió los ojos y vio el lujoso cuarto donde se encontraba que los recuerdos de lo sucedido comenzaron a regresar en ráfagas rápidas y confusas. Estaba en la habitación de Minho. Habían dormido juntos. ¿Qué hice?

Se incorporó lentamente, sintiendo cómo la ansiedad crecía en su pecho. Recordaba cómo, entre besos y caricias, se habían dejado llevar por el momento, cada uno cediendo al impulso de la atracción que había explotado entre ellos. Pero ahora, en la fría luz de la mañana, la situación se veía diferente. La realidad se imponía: había pasado la noche con Minho, el modelo inalcanzable, alguien tan distante de su mundo que sentía que ni siquiera debía haberse acercado.

Miró a su alrededor, viendo su ropa prestada doblada en una silla y la cama revuelta. Minho todavía dormía, con una expresión relajada que lo hacía ver aún más irreal, como si perteneciera a otra dimensión. Jisung sintió un nudo en el estómago. ¿Qué significó esto para él?, se preguntó, su mente invadida por la inseguridad. Para alguien como Minho, con su fama y su encanto, tal vez él solo había sido un tipo más en su lista, alguien con quien pasar una noche y luego seguir adelante.

La ansiedad comenzó a crecer, y antes de darse cuenta, se encontró en el borde de la cama, poniéndose la ropa con prisa. Apenas se atrevió a mirar de nuevo a Minho, quien seguía dormido, ajeno a la confusión que Jisung sentía en ese momento. La única idea en su mente era huir. No quería enfrentar la vergüenza de ser rechazado, de ver a Minho restarle importancia a lo que había pasado entre ellos.

Con el corazón latiendo desbocado, se levantó, intentando hacer el menor ruido posible. Tomó su chaqueta y, sin mirar atrás, salió de la habitación y del departamento. El camino de regreso a su propio lugar fue un borrón, su mente atrapada en un torbellino de pensamientos negativos.

Cuando finalmente llegó a su departamento, se encerró en su habitación, apagando el celular y dejando el mundo fuera. No quería hablar con nadie, no quería explicaciones. Para Minho, seguramente había sido algo pasajero, y no podía soportar enfrentar eso. Necesitaba tiempo para procesar, para entender cómo había pasado de la emoción de la noche anterior a la soledad de esa mañana. Mientras se sumía en la oscuridad de su habitación, intentaba convencerse de que era mejor así, de que nunca debió acercarse a alguien como Minho.