Un Te Amo

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Perspectiva de Jisung

Los días transcurrieron como un sueño para Jisung. La sesión de fotos se había convertido en algo mucho más grande de lo que él había imaginado, y con cada toma, cada instante que compartía con Minho frente a la cámara, sentía que la historia que estaban contando se entrelazaba aún más con la suya propia. El equipo había creado un ambiente acogedor y respetuoso que lo hacía sentir cómodo, y todos parecían entender que lo que él y Minho compartían era genuino, algo que trascendía la cámara.

Las redes sociales no tardaron en reaccionar con emoción ante las imágenes de ambos. Los comentarios, las muestras de cariño y el apodo que les habían dado —Minsung, la pareja dorada— lo llenaban de una felicidad indescriptible. Para Jisung, quien siempre había pensado que su vida sería tranquila y sin grandes sobresaltos, descubrir que podía compartir un amor tan auténtico y abierto con Minho era algo que jamás habría imaginado. Las personas los apoyaban, los veían como un símbolo de amor verdadero, y eso lo hacía sentirse más seguro y decidido que nunca.

El último día de rodaje llegó con una mezcla de emoción y nostalgia. Las últimas tomas y escenas detrás de cámaras se capturaron de manera perfecta, y el equipo se despidió con aplausos y palabras de gratitud. Jisung sentía que no solo había participado en un proyecto memorable, sino que también había encontrado una versión de sí mismo que jamás había conocido: alguien capaz de compartir su vida de manera auténtica, sin miedo y con el apoyo de quienes lo rodeaban.

Cuando el set se vació y todos comenzaron a guardar sus cosas, Minho se le acercó con una sonrisa que irradiaba alegría y ternura. Jisung sintió un nudo en la garganta, sabiendo que este momento especial llegaba a su fin, pero también sintiendo que era solo el comienzo de algo aún más grande.

—¿Te gustaría salir a cenar conmigo esta noche? —le preguntó Minho, con una expresión suave y sincera en sus ojos—. Quiero celebrar contigo, lejos de cámaras y de todo el mundo.

Jisung asintió, sin necesidad de pensarlo siquiera. La idea de pasar una noche tranquila a solas con Minho era exactamente lo que deseaba.

—Claro, me encantaría, Minho —respondió, con una sonrisa que reflejaba toda la felicidad que sentía en ese momento.

Después de guardar el equipo y cambiarse, ambos se dirigieron a un restaurante elegante y discreto en el centro de la ciudad. La atmósfera era cálida, con luces tenues que creaban un ambiente íntimo. Durante la cena, la conversación fluía de manera natural, como siempre lo había hecho entre ellos. Hablaron de todo y de nada, compartiendo recuerdos, sueños y risas. Pero había algo más en sus miradas, algo profundo y sincero que se transmitía sin necesidad de palabras.

Mientras cenaban, Jisung no podía dejar de observar a Minho. Había algo en su presencia, en la forma en que lo miraba y en la serenidad que transmitía, que lo hacía sentir completamente feliz y seguro. Era como si, en ese momento, todas las dudas y miedos hubieran desaparecido, y lo único que existiera fuera el amor que compartían.

—No sabes cuánto me alegra haber hecho este proyecto contigo —dijo Minho, tomando la mano de Jisung sobre la mesa—. No puedo imaginar haber compartido todo esto con alguien más.

Jisung sintió sus mejillas enrojecer, pero le devolvió la sonrisa, entrelazando sus dedos con los de él.

—Para mí ha sido algo increíble… más de lo que jamás habría imaginado —respondió, con una voz suave y emocionada—. Nunca pensé que sería capaz de estar en un proyecto así, y menos junto a alguien como tú, Minho.

Minho le dedicó una mirada intensa, una mirada que decía más de lo que Jisung podría interpretar en palabras. Sabía que en ese momento había algo especial, una confesión tácita que estaba entrelazada en cada gesto y cada sonrisa que compartían.

Al terminar la cena, Minho se inclinó hacia él, acercándose lo suficiente para que solo ellos escucharan.

—Jisung… —murmuró, con una suavidad que hizo que su corazón latiera más rápido—. Me gustaría que pasáramos la noche juntos. Solo tú y yo, sin nadie más.

Jisung sintió una mezcla de emoción y nerviosismo ante la propuesta, pero sabía que no había nada que deseara más. Asintió, con una sonrisa tímida y una chispa de emoción en los ojos, y ambos se dirigieron al departamento de Minho en silencio, compartiendo esa complicidad que los unía en cada paso que daban.

Al llegar al departamento, el ambiente cambió. Minho lo guió hasta su habitación, y Jisung se sintió envuelto en una atmósfera de paz y calidez que solo él podía brindarle. Minho lo abrazó, envolviéndolo en sus brazos y acercándolo a su pecho, y Jisung cerró los ojos, sintiéndose seguro y amado como nunca antes.

—¿Sabes algo, Jisung? —dijo Minho en voz baja, acariciando su cabello—. Nunca pensé que llegaría a sentir algo tan fuerte por alguien. Contigo todo se siente… real. No tengo miedo de nada cuando estoy a tu lado.

Jisung levantó la vista, mirándolo con ojos brillantes. Las palabras de Minho resonaban en lo más profundo de su ser, y sintió que, en ese momento, todo su amor y cariño por él eran correspondidos de una manera completa.

—Yo también, Minho. No sabes lo feliz que me haces… Nunca había sentido algo así. Contigo… siento que soy capaz de todo —confesó, con una sinceridad que lo hizo sonreír.

Minho le acarició la mejilla, mirándolo con ternura, y entonces se inclinó para besarlo, un beso suave y lleno de amor que parecía decir todo lo que no podían expresar con palabras. Jisung respondió al beso, sintiendo cómo sus corazones se unían en ese instante, compartiendo una promesa tácita de amor y dedicación.

Después de un momento, ambos se recostaron, con Minho abrazándolo y envolviéndolo en su calidez. La noche avanzaba, y mientras compartían confidencias y palabras de amor, Jisung sentía que estaba viviendo uno de los momentos más hermosos de su vida. No necesitaban nada más que la compañía del otro, y en ese abrazo compartido, Jisung supo que había encontrado su lugar.

Minho le confesó sus sueños, sus miedos, y Jisung hizo lo mismo, compartiendo detalles de su vida que nunca había revelado a nadie. Era como si cada palabra, cada caricia, los acercara aún más, como si en ese espacio se fundieran en un solo ser, en un solo latido que resonaba con amor y confianza.

Finalmente, entre susurros y risas, el sueño los venció, y Jisung cerró los ojos, sintiendo la respiración tranquila de Minho junto a él. Antes de dormir, una última confesión escapó de sus labios.

—Te amo, Minho —murmuró, con una voz suave y llena de emoción.

Sintió cómo Minho lo abrazaba aún más fuerte, y escuchó su respuesta, clara y sincera.

—Yo también te amo, Jisung. Más de lo que jamás pensé que llegaría a amar a alguien.

Esa noche, Jisung durmió en paz, sabiendo que había encontrado a la persona con la que quería compartir su vida. Con Minho a su lado, sentía que todo era posible, que cada sueño y cada anhelo se harían realidad. Era el comienzo de una historia de amor que sabía que duraría para siempre, y mientras el primer rayo de sol iluminaba la habitación, Jisung supo que, con Minho, había encontrado su verdadero hogar.

Un príncipe de revista (Minsung) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora