Jeju

32 5 0
                                    

Jisung había abordado el avión hacia Jeju sintiendo una emoción única. Aunque ya llevaba algunos meses como aprendiz de fotografía, esta vez se trataba de una sesión diferente: la marca para la que iban a trabajar era de lujo, una de las más exclusivas y prestigiosas en la industria de la moda. Había oído hablar de sus campañas y de la cantidad de esfuerzo y precisión que cada sesión requería. Solo la idea de estar involucrado en algo tan grande hacía que su corazón latiera con anticipación.

Mientras se acomodaba en su asiento de clase turista, Jisung comenzó a revisar una lista mental de todo lo que tendría que hacer: ayudar con la iluminación, asegurarse de que el equipo estuviera listo y, por supuesto, observar de cerca al fotógrafo principal, del cual tenía tanto que aprender. Estaba decidido a dar lo mejor de sí, especialmente porque sabía que esta podría ser su oportunidad para demostrar que era capaz, incluso si había tenido algunos tropiezos en el pasado.

Respiró hondo y miró por la ventana mientras el avión despegaba, contemplando las nubes mientras sus pensamientos se arremolinaban. Sin embargo, un detalle seguía nublando su mente, algo que no podía evitar recordar, aunque intentara apartarlo de su cabeza: Minho. Desde aquella noche en el departamento, desde ese momento tan íntimo y confuso, no había dejado de pensar en él. Había huido aquella vez, abrumado por el miedo y la inseguridad, convencido de que alguien como Minho no podía tomarse en serio a alguien como él. Aun así, los recuerdos no lo dejaban en paz, y el no saber qué significaba todo aquello lo había llenado de una mezcla de nostalgia y arrepentimiento que lo seguía como una sombra.

“Deja de pensar en eso,” se dijo en silencio, sacudiendo la cabeza levemente. “Concéntrate en el trabajo. Esta es una gran oportunidad.”

Se recostó en su asiento y cerró los ojos, tratando de calmarse. La idea de trabajar para una marca tan importante lo animaba y le recordaba que tenía metas propias, sueños que cumplir. Esta era su oportunidad, y no podía dejar que los fantasmas del pasado, especialmente los que involucraban a Minho, lo hicieran dudar.

Después de un vuelo relativamente tranquilo, el avión comenzó su descenso hacia la isla de Jeju, y Jisung se sintió renovado y listo para lo que fuera. Cuando el avión aterrizó, se levantó y se unió a la fila de pasajeros que salían lentamente de clase turista. Mientras se acomodaba su mochila y sacaba el equipaje de mano, miraba alrededor, intentando captar el ambiente.

Fue en ese momento cuando, al avanzar hacia la salida, levantó la vista y lo vio.

Allí, saliendo de primera clase con un porte impecable, estaba Minho.

Jisung sintió que el corazón le latía como loco, y una mezcla de sorpresa y nerviosismo lo envolvió. Era como si el tiempo se detuviera mientras observaba a Minho avanzar con su maleta, elegante y seguro, como siempre. Por un instante, pensó que tal vez estaba soñando o que el destino le estaba jugando una broma pesada. ¿Qué está haciendo él aquí?

Intentó mantener la calma, pero su mente estaba hecha un caos. Todas las emociones que había intentado dejar atrás volvieron a él de golpe: la confusión, la tristeza, el arrepentimiento, y sí, también el deseo que había sentido por él aquella noche. Pero esto no tenía sentido. ¿Qué probabilidades había de que Minho estuviera en el mismo vuelo, yendo al mismo destino?

Jisung tragó saliva y miró a su alrededor, esperando que nadie notara lo nervioso que estaba. Sus amigos le habían dicho que hablara con Minho, que intentara aclarar las cosas, pero nunca imaginó que se encontraría con él de esta forma, sin previo aviso y sin tiempo para prepararse mentalmente. Sin embargo, la sola idea de que Minho estuviera allí, de que existiera la posibilidad de que fuera él el modelo para esta sesión, hizo que un rayo de emoción se mezclara con su ansiedad.

Al llegar a la zona de retiro de equipaje, trató de mantenerse calmado. Tal vez Minho no lo había visto, tal vez podía escabullirse sin que notara su presencia. Pero mientras pensaba en esto, una parte de él también quería ir y hablarle, enfrentarlo de una vez y dejar de huir. No puedes seguir escapando, se dijo a sí mismo.

Mientras esperaba su maleta, echó un vistazo en la dirección donde había visto a Minho, tratando de ver si estaba cerca. No podía evitar sentirse abrumado por los nervios, pero también había una pizca de emoción. Quizás este encuentro inesperado era su oportunidad de aclarar todo lo que había quedado pendiente entre ellos.

Justo cuando tomó su maleta de la cinta, Minho apareció en su campo de visión. Estaba allí, parado a unos metros, observándolo con una expresión que Jisung no lograba descifrar. Su corazón comenzó a latir aún más rápido, y por un instante, ambos se quedaron mirándose, como si ninguno supiera qué decir o cómo actuar.

Finalmente, Minho rompió el silencio, caminando hacia él con paso firme y seguro.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Minho, su voz sonaba calmada, pero Jisung notó un ligero matiz de sorpresa, quizás de desconcierto.

Jisung tragó saliva y se esforzó por mantener su compostura, aunque sentía que todo en él temblaba.

—Vine a trabajar… —respondió, su voz algo débil al principio, pero luego se aclaró la garganta y añadió con más seguridad—. Me asignaron a la sesión de fotos de una marca de lujo.

Minho asintió lentamente, como si estuviera procesando lo que había escuchado. Así que venían a la misma sesión, pensó Jisung, y la idea lo sorprendió y lo llenó de una mezcla de emoción y nervios. No había esperado que el modelo fuera él, y ahora, después de todo lo que había sucedido, tendría que trabajar a su lado.

—Vaya coincidencia —comentó Minho, sus ojos todavía fijos en él, como si intentara ver más allá de las palabras.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, cada uno con sus propios pensamientos, hasta que Minho soltó un suspiro y miró a su alrededor, como si buscara alguna señal de por dónde ir.

—Bueno… supongo que trabajaremos juntos estos días —dijo finalmente, con una leve sonrisa que parecía ocultar algo más profundo.

Jisung asintió, sin saber qué decir. La tensión entre ellos era evidente, pero al mismo tiempo, sentía que había algo en esa situación que los empujaba a no huir esta vez.

—Sí… —respondió, su voz apenas un susurro—. Supongo que sí.

Mientras ambos salían juntos de la zona de equipaje, Jisung no podía evitar sentir que este viaje a Jeju no solo sería un desafío profesional, sino también una oportunidad de enfrentar los sentimientos y las dudas que había estado evitando. Y aunque no sabía cómo iban a terminar las cosas, en el fondo sabía que no podría seguir huyendo. Minho estaba allí, tan cerca, y esta vez, no iba a dejar que el miedo lo alejara.

Un príncipe de revista (Minsung) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora