¿Quieres Cenar?

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Perspectiva de Minho

Minho salió del aeropuerto, todavía con la sorpresa de haber encontrado a Jisung en el mismo vuelo, con la misma dirección de trabajo. Una parte de él seguía sin creerlo, pero allí estaba, con Jisung caminando a su lado mientras se acercaban a la camioneta que su agencia había organizado para llevarlo al hotel. Al ver a Jisung mirar hacia los taxis con aire indeciso, Minho hizo algo que lo sorprendió incluso a él.

—¿Te llevo? —preguntó, señalando la camioneta con el chofer que los esperaba.

Jisung lo miró, claramente sorprendido, pero Minho notó que el brillo de sus ojos contenía algo más: tal vez una pizca de alivio, o incluso de curiosidad.

—¿Estás seguro? —preguntó Jisung con un tono vacilante—. No quiero… molestar.

Minho negó con la cabeza, su expresión manteniéndose tranquila.

—No es ninguna molestia. Vamos al mismo lugar, así que tiene sentido compartir el viaje —respondió, encogiéndose de hombros mientras subía a la camioneta y se hacía a un lado, dejando espacio para que Jisung lo siguiera.

Una vez dentro, la tensión entre ellos era palpable, pero Minho trató de mantener la calma. El viaje era corto, pero la presencia de Jisung a su lado hacía que los minutos se sintieran más largos de lo esperado. No sabía si debía hablar o simplemente dejar que el silencio llenara el espacio, pero al final decidió romper el hielo.

—Así que… ¿estás disfrutando tu trabajo como aprendiz de fotografía? —preguntó, sin mirarlo directamente pero atento a su respuesta.

Jisung se giró un poco, claramente nervioso, pero dispuesto a responder.

—Sí, bastante —contestó, su voz suave pero sincera—. Es desafiante, pero siento que estoy aprendiendo mucho. Esta sesión es una gran oportunidad para mí.

Minho asintió, encontrando en sus palabras una honestidad que lo hacía bajar un poco sus barreras.

—Me alegra oírlo —dijo Minho—. Este tipo de sesiones pueden ser intensas, pero también valen mucho la pena.

El silencio volvió a instalarse entre ellos, pero esta vez era un poco más cómodo. Minho sintió cómo sus propias dudas y resentimientos comenzaban a disolverse lentamente, aunque seguía sin entender por qué Jisung había desaparecido aquella vez. Sin embargo, no estaba seguro de si era el momento para preguntar, así que decidió esperar, dándole a la conversación un tono más ligero.

—¿Habías estado en Jeju antes? —preguntó, queriendo que la conversación fluyera.

—No, es mi primera vez —respondió Jisung, con una sonrisa tímida—. He escuchado que es hermoso, y por lo que vi desde el avión, no mentían.

Minho asintió, sintiéndose un poco más relajado al notar el entusiasmo genuino de Jisung.

—Lo es —dijo con una pequeña sonrisa—. Tal vez, si tienes tiempo después de la sesión, puedas explorar un poco.

Jisung asintió, claramente más cómodo. Para cuando llegaron al hotel, la tensión inicial se había transformado en una sensación de expectativa, como si ambos estuvieran empezando a encontrar una conexión que había quedado inconclusa aquella vez.

Al llegar, Minho notó que ambos tenían habitaciones en el mismo piso, lo cual le pareció otra de las coincidencias que el destino parecía poner en su camino. Apenas intercambiaron unas palabras antes de retirarse a sus habitaciones, cada uno intentando asimilar el encuentro inesperado.

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Perspectiva de Jisung

Jisung entró a su habitación, sintiéndose en una mezcla de nervios y emoción. Todo el viaje había sido una cadena de sorpresas, y la presencia de Minho lo tenía completamente fuera de su zona de confort. Había esperado, en el fondo, evitar cualquier encuentro, pero parecía que el destino tenía otros planes.

Después de instalarse y refrescarse un poco, decidió bajar al restaurante del hotel para cenar. Había pasado la mayor parte del día en el viaje y, aunque estaba cansado, la idea de una buena comida lo animaba. Pero cuando llegó al restaurante, vio a Minho, quien estaba a punto de sentarse en una mesa.

Minho levantó la vista y sus ojos se encontraron. Durante un momento, ambos parecieron sorprenderse, y Jisung estuvo a punto de dar media vuelta, pero Minho le hizo un gesto para que se acercara.

—¿Cenas conmigo? —preguntó, con una expresión serena.

Jisung tragó saliva, sintiendo su corazón latir un poco más rápido.

—Claro, si no te molesta —respondió con una sonrisa nerviosa mientras se sentaba frente a él.

El ambiente era elegante y el sonido suave de la música de fondo hacía que todo pareciera un poco menos tenso. La conversación empezó de forma lenta, ambos cuidando las palabras, como si intentaran navegar en aguas desconocidas.

—Entonces, ¿listo para los próximos días? —preguntó Minho, mirándolo mientras tomaba un sorbo de agua.

Jisung asintió, dejando escapar una risa nerviosa.

—Sí… bueno, un poco nervioso. Esta es la sesión más grande en la que he trabajado —dijo, sin querer sonar demasiado inexperto—. Pero estoy emocionado, espero que todo salga bien.

Minho sonrió ligeramente, y Jisung notó que, a pesar de su fama de ser serio, había algo en su mirada que transmitía calma.

—Te irá bien —le aseguró Minho—. Se nota que eres dedicado en lo que haces.

Esa pequeña afirmación le dio a Jisung un extraño alivio. En ese momento, la conversación cambió, volviéndose más casual y menos tensa. Hablaron sobre la isla, sobre sus lugares favoritos para relajarse y sobre lo ocupadas que eran sus vidas desde que ambos habían comenzado a dedicarse a sus respectivas pasiones.

Finalmente, Jisung tomó valor y se atrevió a preguntarle algo que había tenido en mente desde el vuelo.

—¿No te molesta… tener que trabajar conmigo después de… ya sabes…? —preguntó en voz baja, desviando un poco la mirada, pero curioso por la respuesta de Minho.

Minho lo miró, y en sus ojos había una mezcla de sorpresa y sinceridad.

—No, no me molesta —respondió con calma, sin quitarle la mirada de encima—. Supongo que las cosas a veces se dan de maneras inesperadas.

Jisung asintió, sintiendo que las palabras de Minho llevaban más significado de lo que aparentaban. Ambos continuaron hablando, y aunque los nervios seguían presentes, cada respuesta y cada sonrisa ayudaban a romper las barreras que se habían levantado entre ellos.

La cena transcurrió en una calma inesperada, con ambos compartiendo pequeños detalles de sus vidas, y al final, cuando se despidieron en el ascensor para regresar a sus habitaciones, Jisung sintió que tal vez, solo tal vez, esta coincidencia en Jeju podía ser el comienzo de algo nuevo. Minho le dedicó una última sonrisa antes de que cada uno entrara en su habitación, y esa noche, Jisung se durmió con la esperanza de que, tal vez, aún había algo que construir entre ellos.

Un príncipe de revista (Minsung) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora