Fang es un chico de 25 años que añoraba conseguir una familia, eso de ser padre le interesaba como nunca, y al fin lo logró. Más fue su sorpresa al encontrarse con un chico que cambiará aún más su vida.
Fang despertó, y vio a su, esposo ahora viendo su teléfono con normalidad, sonrió juguetón y acercó para darle un abrazo.
— ¿Cómo amaneció el amor de mi vida?.- Repartió besos por toda su cara, haciendo reír a Edgar.
— Bien.- Sonrió y lo beso, ahora en los labios.
— Quiero esperar en esta cama cómoda unos momentos más, antes de pasar por nuestro bello hijo.- Luego de un rato se tuvieron que parar, se vistieron y ordenaron un poco las sábanas, luego de ellos, guardaron todas sus cosas.
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Llegaron a la casa de los padres de Fang, y Gus al ver a sus papás no pudo evitar estirar los bracitos intentando ir hacia ellos, al parecer los había extrañado demasiado, puesto que también tenía la carita roja de tanto llorar.
—Les digo de una vez que el pequeño estuvo muy inquieto, fue un reto darle de comer sin que estuviera moviéndose de un lado a otro, parece ser que solo se deja cargar si alguno de los dos está presente.- Dijo la mamá de Fang, dándoselo a su hijo en brazos.
—Ooh, ya veo, mi pequeño estuvo llorando mucho.- Le repartió besitos en su carita y este solo se rió.
Se despidieron de los padres de Fang y subieron al auto, habían estado planeando algunos disfraces pues se acercaba halloween. Edgar deseaba vestir al pequeño de un zombie, y Fang había decidido vestirse de una calabaza.
— ¿Tú de que te vas a disfrazar amor?.- Decía Fang mientras cargaba a Gus quien tenía un juguetito, y Edgar elegía algún vestuario de zombie para su bebé.
— De un ángel, creo...
— El ángel de mis sueños.- Edgar lo miró sarcástico, para luego sacar un vestuario perfecto.
— Miraa, este le va a quedar muy lindooo.- Sacó un lindo disfraz, luego se lo midieron y le quedó perfecto.
Fang solamente iba siguiendo a su pareja, la cual buscaba un accesorio que quedara perfecto con su bebé.
De tanto dar vueltas, Gus comenzó a aburrirse, pero en vez de dormirse, comenzó a molestar a Fang jalandole el cabello o lamiendo mechones.
—Ayyy, ¡Gus no hagas eso!.- Apartaba sus manitas, pero cuanto dijo eso, comenzó a llorar y a patalear.
—¿Ahora qué le hiciste a Gus?.- Edgar le quitó al bebé.
—¡Nada! Me estaba jalando y lamiendo el cabello...- Edgar lo miró sarcástico y mecío a Gus, quien terminó por calmarse.
Luego de tanto buscar, encontraron globos chiquitos en forma de cerebro, perfecto para su disfraz, y lo mejor, eran de helio.
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