Fang es un chico de 25 años que añoraba conseguir una familia, eso de ser padre le interesaba como nunca, y al fin lo logró. Más fue su sorpresa al encontrarse con un chico que cambiará aún más su vida.
—Ya mi amor, se que extrañas a tu papi, pero por favor deja de llorar.- Decía Fang estresado porque el pequeñito no dejaba de llorar aunque lo meciera.
El único que podía dormirlo era Edgar, él siempre le cantaba canciones al pequeño, le daba su leche, lo mecía, le daba besitos, etc, y por ello el pequeño peliblanco no dejaba de llorar.
—Voy a volverme loco...- Decía Fang con unas ojeras enormes, con dolor de cabeza, y parado en el cuarto meciendo al bebé de un lado a otro.
—Paaaa.- Gritaba el bebito, hasta que Fang se dio cuenta que podía distinguir algunos sonidos.
—¿Qué? ¿Cómo dijiste mi amor?
—Papaaa.- Fang se quedó en silencio unos minutos procesando lo que había escuchado.
—¡Dijiste papá! ¡Dijiste tu primera palabra!.- Dijo Fang de la felicidad besando las mejillas de su bebé.
—¡Eres tan lindooo! ¡Ayyy, te quiero muchoooo!.- El bebé dejó de llorar y en su lugar comenzó a reírse por las cosquillas que le hacía su papá.
—A ver a ver, dilo de nuevo.
—Paaa.- Fang estaba más que feliz.
—¡Edgar mira, nuestro pequeñin ya dijo su primera palabra!.- Volteó a ver a su novio, pero... Nadie estaba allí.
Otra vez se quedó en silencio, excepto por los ruidos del bebé. Las lágrimas se derramaron otra vez, el recuerdo de que estaba sólito y no lo acompañaba su pareja, le dolía mucho.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Chester, no me siento nada bien...- Decía Edgar, quien apenas y se podía mover.
—¿Qué tienes?.- Chester se acercó y pudo notar como Edgar ardía en fiebre.
—Me duele mucho la cabeza...
—Estás... Enfermo, tienes fiebre.- Decía Chester preocupado, y Edgar terminó por caer agotado en su regazo.
—Ay, Edgar...- Su madre bajó al sótano, y los miró extrañada por como estaban.
—¿Qué tiene el inútil?.- Pregunto la pelinegra acercándose.
—Fiebre... Ayúdalo por favor...
—Mmh... No lo sé, creo que no, dejaré que sufra unas horas más.- Soltó una carcajada y lo pateo para después salir.
—Edgar no te mueras, prometo que voy a encontrar una manera de salir.- El emo se encontraba débil, le dolía todo el cuerpo y le dolía mucho la cabeza.
Pero de pronto, escucharon un golpe muy fuerte, como si alguien hubiera pateado la puerta de entrada a la casa.
—¿Q-qué sucede?.- Dijo Edgar intentando levantarse pero Chester lo retuvo.
—N-no se, solo no te muevas...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.