꒰🍼꒱Capítulo 26・₊˚

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Edgar tenía fiebre, estaba muy cansado, que terminó dormido, y en los sueños que tuvo, recordó su infancia, que no fue de la más buena.

—¡P-perdón! N-no quería romper el plato.- Recibió una cachetada que terminó por tirarlo de la fuerza.

—¡Cállate! Yo llego del maldito trabajo, cansada, totalmente agotada, y lo único que te pido es que me hagas de comer. ¡Maldito inútil!.- Lo tomó del brazo con mucha fuerza que le dejó marcas.

—¡Auuu! Mami, perdón, te juro que ya voy a aplicarme, e-es que estaba haciendo tarea.

—¡No me importa! Tienes todo el maldito tiempo para hacer otras cosas y no te preocupas por tu madre, ¡Desde que tu padre nos dejó hemos tenido muchas dificultades! Y tú, todo el pinche día de flojo, ¿¡No!?

—E-es que.- Lo aventó y comenzó a patearlo con fuerza en el estómago.

—¡Te odio! Maldito niño estúpido.- Edgar solamente gritaba del dolor y lloraba mucho.

El pequeño, solo tenía 10 años...

—M-mamá, y-yo, aquí está tu comida

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—M-mamá, y-yo, aquí está tu comida... T-te quise hacer una sorpresa...

—Mmm...- Su madre vio el plato, la comida tenía formas divertidas, pero al darle un bocado, el sabor era horrible.

—¡Qué es esta porquería!.- Gritó furiosa y aventó el plato, haciendo que cayera al suelo.

—Y-yo, P-perdón mamá...

—¡Recoge tu porquería! Última vez que me haces una cosa así.- Lo pateo y Edgar cayó sobre la comida.

Cuando Edgar terminó de limpiar mientras lloraba, su madre, lo corrió de la cocina y le prohibió subir a su cuarto, en su lugar lo encerró en ese dichoso sótano, en el cual tenía todos sus juguetes.

Abrazó un peluche de gatito que tenía ahí, era el más especial.

—¿Crees qué algún día podré salir de aquí pelusa?.- Sollozaba el pequeño.

Su estado de ánimo mejoró gracias a que unas semanas después llegó su primo Chester, según su madre, sus tíos no se quisieron hacer cargo de el y ahora tenía que alimentar a dos bocas.

Por lo mismo, pasaba menos tiempo en casa, lo que significaba menos gritos he insultos, ya que solamente llegaba, comía un poco y dormía.

En ese estado entre el sueño, y la realidad, escuchó una dulce voz, que lo llamaba, entre todo.
"Eddie" "Eddie, mi vida, despierta" "¿Cómo te sientes?" Una luz comenzó a llenar todos sus recuerdos hasta hacer que se dejaran de ver.

Fue como terminó viendo el rostro de Piper, la cual parecía preocupado y sentía sus caricias en la cabeza. Intentó responder, pero apenas y le salían las palabras pues estaba débil.

Así fue como después de unos momentos, despertó bien, y pudo ver que estaba en una habitación que no reconocía en absoluto, pero luego sintió una mano sobre la suya, fue como volteó y vió a su pareja tomando su mano y con la cabeza recargada en la orilla de la cama, parecía dormido.

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