꒰🍼꒱Capítulo 4・₊˚

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Con el pasar de los días Edgar ya se había acostumbrado a estar con él bebé, a pesar de estar todo, el pequeño era alguien tranquilo y no hacia tanto desastre.

Aun que no había convivido mucho con Fang debido a que su turno terminaba justo cuando llegaba por lo que era medio difícil que convivieran seguido.

Eran apenas las 11am y Edgar se encontraba en la sala con el pequeño bebé, que no se quería despegar ni un momento de él pelinegro.

Desde que comenzó a acostumbrarse a él fue como si este fuera su mami pues cuando intentaba dejarlo en la cuna para poder descansar un poco inmediatamente comenzaba a llorar por lo que Edgar tenía que cargarlo otra vez.

Era bueno y malo a la vez, pues sus brazos se cansaban de tener a un bebé consigo todo el tiempo, además de que era un poco más difícil hacer las cosas.

Últimamente Fang no se había sentido muy bien, le había comenzado a doler la cabeza y se sentía más caliente de lo normal, todo esto comenzaba a preocuparlo puesto que tenia un compañero de trabajo que estaba enfermo

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Últimamente Fang no se había sentido muy bien, le había comenzado a doler la cabeza y se sentía más caliente de lo normal, todo esto comenzaba a preocuparlo puesto que tenia un compañero de trabajo que estaba enfermo.

Para su mala suerte ese compañero siempre se sentaba junto a él, por lo que sospechó que se había contagiado, aun así debía de ir a trabajar.

Se levantó en la mañana con dificultad y pesadez, se veía muy pálido, además, su nariz estaba roja porque toda la noche se la pasó escurriendo.

Obviamente Edgar notó esto, y preocupado de que le fuera a pasar algo le aconsejo no ir a trabajar, pero este se negó alegando que necesitaba ir a trabajar para poder comprarle cosas a su bebé y mantenerlo.

Enternecido por aquello, dejo de refutar, igualmente no podía hacer nada para detenerlo pues la decisión estaba tomada.

— Que lindo es tu papá, de seguro desde la partida de tu madre se a dedicado a trabajar arduamente para mantenerte a ti.- Dijo mientras mecía al pequeño luego de que el asiático se retirara.

Edgar ya se estaba haciendo una historia entera en su cabeza, todo por un cuarto vacío, cuando la realidad era una completamente diferente.

Ese día el pequeño Gus no había dejado de intentar imitar sonidos que veía en la televisión, también no dejaba de gritar entre rato, aun que para Edgar era más un gesto tierno en vez de uno molesto.

Aun que Edgar era demasiado cuidadoso con el pequeño, puesto que al tener un mes de nacido, como había indicado la receta del doctor, era un poco más frágil y pequeño, por lo que la mayor parte del tiempo se la pasaba cargandolo de un lado a otro o en su pequeña cunita.

Aun que Edgar era demasiado cuidadoso con el pequeño, puesto que al tener un mes de nacido, como había indicado la receta del doctor, era un poco más frágil y pequeño, por lo que la mayor parte del tiempo se la pasaba cargandolo de un lado a otro ...

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Más tarde llego Fang a casa, el cual se veía peor de como se fue, obviamente esto lo notó Edgar que con el bebé en brazos fue a ayudarlo.

— No me siento nada bien.- Dijo Fang con la voz medio extraña debido al escurrimiento nazal, además, sus ojos se veían perdidos.

— No me diga.- Dijo sarcásticamente para después tocar la frente de Fang la cual estaba ardiendo, era más que obvio que tenía fiebre.

— Dios mio, usted está ardiendo en fiebre.- El pequeño bebé que dormía en brazos de su niñero se retorcio un poco por el ruido de voces.

Edgar no tuvo otra opción que ir a la habitación y dejar al pequeño en la cunita, mientras un Fang desorientado y tembloroso intentaba seguirlo con dificultad.

Edgar se acercó a Fang para poderlo ayudar a caminar, llegaron hasta el baño, donde Edgar lo ayudó a quitarse la ropa pues tenía planeado darle un baño con agua fría pues tenía la fiebre alta.

Sin embargo, no le fue nada fácil, pues Fang había comenzado a decir cosas incoherentes, como "Que bonito caballo montas Edgar" y demás, obviamente el pelinegro no pudo evitar reírse de todos esos comentarios.

Fang solo se quejaba un poco por el ardor en su piel, ya que el agua al estar fría se sentía algo molesta, pero notaba un poco de mejoría en el calor que sentía.

Edgar por su parte solo se dedicaba a lavar un poco el pelo de Fang, pues de algo serviría el baño, ¿No?

— Que lindo es tener a un chico tan guapo como tu, lavandome el pelo.- Soltó de la nada Fang, por lo que Edgar detuvo lo que estaba haciendo.

¿Acaso le había dicho guapo? La fiebre si que daba fuerte, nunca se habían atrevido a decirle algo por el estilo.

— ¿Disculpe?.- Contestó sonrojado.

— Es la verdad.- Dijo más calmado y sin una pisca de vergüenza.

Más tarde salieron del baño, Fang ya estaba más relajado y se sentía mucho mejor a como había estado hace unas horas, por lo que se acostó en la cama.

Edgar por mientras, revisaba al pequeño bebé que seguía durmiendo, ignorando su entorno.

— ¿El está bien?.- Preguntó Fang desde la cama, viendo a Edgar como simplemente arropaba al bebé.

— Si, ¿Usted necesita algo? ¿Un té?

— Un té me gustaría a decir verdad, y muchas gracias por atenderme...

— Claro, en un momento se lo traigo, y por favor no me agradezca, sería un problema que usted atendiera a Gus en ese estado.- Dicho esto, Edgar salió del cuarto para después ir a la cocina y comenzar a calentar el agua.

Después de unos momento subió ya con el té y se lo dio a Fang, quien lo bebió calmandamente.

— Quería pedirte un favor.

— Claro, dígame.

— ¿Puedes quedarte? La verdades no se como amenaza mañana y no quiero tener problemas cuidando a Gus pues recuerda que es fin de semana. Te pagaré extra.

— Esta bien, y no es necesaria la paga extra, yo tengo suficiente con cuidar a Gus.- Sonrió tiernamente sacandole un leve sonrojo a Fang.

Edgar termino llamando a su amiga Colette, contándole todo lo que había pasado y que necesitaba unas cuantas mudas de ropa pues no podía dormirse con la misma ya que estaba algo mojada luego de bañar a Fang.

Ella sin problemas acudió a la residencia, y aún que fuera de noche nunca dejaría solo a su amigo. Edgar al final salió y tomó la mochila que le había traído su amiga para después regresar.

— Disculpe señor Fang.

— Dime.

— ¿Dónde dormiré?

— Si no te molesta, conmigo... La verdad no me quiero quedar sólito.

"Deben de ser las alucinaciones, ¿Cómo me va a pedir que duerma con el? ¿No es más fácil que vaya al cuarto de al lado? Oh... tal vez sea porque su esposa murió hace mucho y darme ese cuarto le va a traer malos recuerdos... ¡Si! Eso debe de ser, ayyy, que tonto eres Edgar"

Pensaba el pelinegro, así que sin más acepto y se acostó a su lado, igual le servía de algo puesto que podría subirle la temperatura a Fang en la noche, o Gus podría comenzar a llorar.

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HELLOOOO, les cuento que quería publicar este capitulo hace semanas pero simplemente no podía porque escribía y hacía una tarea, y pues así no se puede. Disfruten mis pequeños melocotones.
Arist! <3

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