꒰🍼꒱Capítulo 27・₊˚

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Ya era de noche, aproximadamente las 12, y ninguno de los dos podía dormir.
Fang se encontraba en el pecho de su pareja, acurrucado como si fuera un gato, y Edgar, acariciaba su cabello lentamente para relajarlo, al igual que darle pequeño besos.

El ambiente era relajante, nadie hablaba, pero no se sentía incómodo, solamente se escuchaban las respiraciones de los dos, y sus latidos del corazón. Mientras compartían ese lindo momento, Edgar decidió preguntarle algo a Fang .

—Oye Fang... ¿Cómo fue tu infancia?

—Mmh... ¿Por qué lo preguntas?

—Pura curiosidad.- Edgar quería saber, si su lindo Fang había tenido una infancia normal, o mala como la suya, aunque podía deducir que fue buena.

—Eh... Pues, creo que, en su mayoría fue buena.

—Te portas bien Fangcito, recuerda que no debes meterte en problemas

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—Te portas bien Fangcito, recuerda que no debes meterte en problemas. Anda, ve.- Su madre besó su cabeza.

—Si mami.- Un pequeño Fang iba a la escuela, animado, pues era el primer día de clases.

Ya llevaba 5 escuelas diferentes, todo porque siempre terminaba con algún compañero que lo molestara y una pelea en la que Fang terminaba ganando, ya que por las tardes iba a clases de artes marciales.

La primer semana le fue bien, consiguió uno que otro amigo, y bueno, les agarro bastante confianza así que decidió invitarlos a su casa, pero, cuando los metió a su cuarto, y vieron su colección de muñecas, se asustaron.

Pero uno de ellos, comenzó a tomarle fotos a todo con tal de burlarse de Fang al día siguiente.
Los niños no se la habían pasado nada bien, pues Fang se la pasó hablando de las novelas que veía y enseñándoles sus muñecas.

Cuando llegó, notó como todos lo miraban raro, y se le hizo extraño. Cuando se acercó al grupito de amigos que había hecho uno de ellos comenzó a burlarse de él y comenzaron a llamarlo "rarito" entre otras cosas.

Ese día Fang se la pasó todo el día triste, y más porque ese niño había publicado las fotos de su cuarto en el grupo que tenían de la escuela, aumentando aún más las burlas hacia él.

Fue cuando, estando solo en una banca, comiendo, y al borde de llorar, dos niños se le acercaron, una chica morena y un chico pelirrojo.

—Ya no se burlen de mi...- Dijo Fang adelantando lo que iba a pasar, pensando que otra vez iban a molestarlo.

—No venimos a molestarte, ¡Venimos a ser tus amigos!.- Dijo Buster sonriendo.

—¿Qué? ¿En serio?.- Pareció emocionado.

—Claro, yo soy Maisie y el Buster.- Se presentó con Fang y el se alegró.

- Se presentó con Fang y el se alegró

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