Marco era alguien tranquilo, el tipo de persona que pensaba antes de actuar y anteponía sus deberes antes que sus emociones, alguien capaz de mantener la calma incluso en las peores situaciones. Sin embargo, incluso para alguien como él, era difícil mantenerse tranquilo en una situación como aquella.
Se acercaban muchas desgracias que dañarían a su familia y lo que más le molestaba era no saber cómo había iniciado todo, lo único que tenía eran pequeñas pistas que no servían de mucho, ya que no conocían la raíz de los problemas.
Sabían que Teach había abandonado la tripulación, pero no sabían cómo ni el por qué. También sabían que Ace había sido capturado por 'Barbanegra'. Y si su memoria no fallaba, ese era el futuro apodo de Teach. Teach, quien tenía la Gura Gura y otra fruta desconocida.
¿Qué tan lejos llegaría Teach para conseguir el trono? Era una pregunta tonta, ya habían visto que su ambición no tenía límites. La cuestión era ¿Quiénes morirán por la ambición de Teach?
Solo de pensar en aquello hacía que su corazón se apretara por la tristeza. No podía más con todo aquello.
Y así como él se hundía en la tristeza, había quienes se llenaban de furia.
Dadan, la madre de aquellos tres mocosos, quería matar al bastardo de lava. También quería golpear a Garp, quería golpear a Roger, estaba molesta con esos bastardos, estaba molesta con el mundo entero. Sin poder contener su furia, empezó a golpear todo lo que se le atravesara, especialmente a esos tontos que habían insultado a Ace anteriormente. —¡Malditos bastardos! ¿Cómo se atreven? ¡Ustedes no saben nada! ¡Imbéciles ignorantes!
Ellos no sabían por toda la mierda que había pasado Ace en su infancia, todas aquellas peleas en las que se había metido por culpa del tonto del bigote, hasta que había llegado Luffy y lo había hecho más feliz. Incluso alguien tan tosca como ella se había dado cuenta, Luffy lo había ayudado de muchas formas, y ver morir a Ace por salvar a Luffy sin haberlo dudado ni un segundo demostraba el cariño que se tenían, pero eso no borraba el hecho de que todo había comenzado por Roger.
Más de uno, guiados por un fanático, Bartolomeo, incluso por Revolucionarios encubiertos, empezaron a cuestionar la Marina, incluso a repudiarla.
¡¿Qué demonios le pasa a la Marina?! ¡Crear una guerra de ese tamaño por el capricho de alguien! ¡¿Cuántos soldados murieron por eso?! ¡¿Cuánta gente murió por su 'justicia'? ¡El almirante Akainu abusa de su poder! ¡¿Por qué nadie lo controla?! ¡Son iguales a los Dragones celestiales! La Marina es desagradable.
Luffy, aquel niño que lloraba por todo y nada, caprichoso y tonto, solo era capaz de llorar en ese momento. Ni siquiera se planteó la posibilidad de vengarse, después de todo. Él era débil. No había podido proteger a sus Nakamas de Kuma, si no fuera porque al final había resultado ser un aliado, todos ellos estarían muertos, tampoco había logrado proteger a su hermano.
Una mano se apoyó en su hombro, era Zoro, quien no dijo nada, pero aquello era suficiente para él.
Lo hizo caer en cuenta en muchas cosas, puede que sea débil en ese momento, pero él se haría más y más y más fuerte, sería alguien que podía proteger a quienes quería sin problemas, sería fuerte. Él era Monkey D. Luffy, quien no le tenía miedo a nada, quien cumpliría ese sueño y sería aún más poderoso que Shanks. El hombre que será el Rey de los piratas.
Thatch dio un pasó adelante, mirando al almirante de magma, furioso. —Tú...
El golpe de Murakumogiri, lo hizo detenerse. —Es suficiente Thatch. No podemos cambiar algo que aún no ha pasado. Evitemos más derramamiento de sangre. —Miró a Akainu, furioso. Él mismo quería matarlo, pero incluso alguien como él sabía que no era el momento. —Espero que te prepares bien, perro rojo. Por qué no dejaré que ese futuro pase sin intentar matarte primero.
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Ikigai | One Piece Watching
Fanfiction«la razón de vivir» o «la razón de ser» El mundo ciertamente no era un lugar amigable, siempre había maldad y opresión, aunque, el deseo de libertad nunca parecía apagarse, debilitarse sí, pero siempre estaba presente, por muy pocos de la tuvieran...