Desde aquella visita de su madre, Gala no había encontrado paz. Las palabras de su madre retumbaban en su mente, como un eco constante que no podía ignorar. Aunque amaba a Karime, las dudas comenzaron a crecer como una sombra en su interior.
Una tarde, mientras Karime estaba en el trabajo, Gala recibió una nueva llamada de su madre. Al principio, trató de evadirla, de esquivar sus comentarios, pero su madre fue directa y despiadada.
—Gala, no entiendo cómo puedes arriesgar todo por algo tan... pasajero. Karime te está alejando de tu familia, de tus sueños. Estás renunciando a la vida que realmente te mereces —insistió su madre con frialdad—. Tú misma me lo dijiste: todo se está volviendo confuso. No tienes que vivir así, hija.
Gala colgó la llamada sintiéndose dividida, como si su amor por Karime estuviera en guerra con las expectativas de su familia. Cuando Karime llegó a casa esa noche, Gala estaba sentada en el sofá, perdida en sus pensamientos, su rostro reflejando una tristeza que a Karime le resultó imposible ignorar.
—Gala, ¿qué sucede? —preguntó, acercándose para tomar su mano.
Gala evitó su mirada, apartándose ligeramente.
—No lo sé, Kari. Mi mamá... ella sigue insistiendo en que estoy perdiendo todo lo que he construido... que este no es el camino que debería tomar —murmuró, su voz quebrada—. A veces me pregunto si tiene razón.
Karime la miró, incrédula, sintiendo cómo un dolor punzante comenzaba a llenarle el pecho.
—¿Entonces... te estás cuestionando lo nuestro? —preguntó, sin poder evitar el temblor en su voz.
Gala bajó la mirada, incapaz de responder de inmediato. Había una mezcla de dolor, miedo y confusión en sus ojos.
—No lo sé, Karime. A veces siento que he sacrificado demasiado, y me aterra pensar que me he equivocado... que este amor no es suficiente para sostener mi vida —dijo, con una tristeza que parecía hundirla cada vez más.
Karime sintió el peso de esas palabras como un golpe directo al corazón. Sabía que Gala era su hogar, su amor verdadero, pero escuchar esas dudas la desgarraba.
—Gala... —comenzó, con la voz rota—, si no crees que esto es suficiente, si tienes tantas dudas, entonces... tal vez lo mejor sea que nos demos un tiempo.
Gala levantó la mirada, sorprendida, pero en el fondo, sabía que sus propias palabras la habían llevado a ese punto. Karime respiró profundo y, sin decir nada más, se levantó del sofá, tomó su chaqueta y se fue, dejando tras de sí un silencio abrumador.
Esa noche, Karime caminó sin rumbo, sintiéndose completamente perdida. Pensó en cada risa compartida, en cada promesa que habían hecho, y sintió que todo aquello se desvanecía. Los recuerdos de Gala se agolpaban en su mente, y aunque intentaba ignorarlos, era imposible. Su voz, su sonrisa, su forma de hacer que todo pareciera más brillante... todo la perseguía.
Aislada en un pequeño departamento, Karime pasó los siguientes días entre la tristeza y el desconsuelo. No podía dejar de pensar en Gala, en lo que tenían y en lo que, quizás, estaban perdiendo para siempre. Cada vez que intentaba convencer a su corazón de que debía seguir adelante, sentía un vacío que la consumía.
"Sé que esto es lo mejor, pero no puedo olvidarla", se repetía a sí misma, tratando de convencerse de que el dolor algún día pasaría. Sin embargo, cada rincón del departamento que antes compartían le recordaba lo mucho que la necesitaba.
Mientras tanto, Gala se encontraba sumida en una tristeza insondable. Aunque las palabras de su madre aún resonaban en su cabeza, el vacío que sentía por la ausencia de Karime era aún más fuerte. Cada rincón del departamento le recordaba momentos de felicidad que ahora parecían tan lejanos.
Una noche, incapaz de dormir, Gala revisó su teléfono y, sin darse cuenta, abrió las fotos de ambas: imágenes de viajes, de risas, de noches en las que se prometían un amor eterno. En cada una, veía la sonrisa de Karime, su mirada llena de amor, y sintió cómo un nudo en su pecho se hacía cada vez más fuerte.
—¿Qué he hecho? —se susurró, con lágrimas en los ojos.
El dolor y la confusión se mezclaban dentro de ella, pero, en el fondo, sabía que no podía seguir huyendo de sus sentimientos. La ausencia de Karime le había mostrado que su amor no era algo "pasajero", como su madre quería hacerle creer. Era real, profundo, y ahora que Karime se había ido, la tristeza que sentía era tan intensa que apenas podía soportarla.
Pasaron varios días así, con ambas sumidas en la melancolía y el arrepentimiento. Karime, a solas, seguía sin poder entender cómo alguien que había llenado tanto su vida, podía estar tan lejos ahora. Gala, por su parte, sentía que cada segundo sin Karime era una prueba de que su amor no debía dejarse caer por los prejuicios de los demás.
Finalmente, un día, impulsada por la necesidad de recuperar aquello que tanto le importaba, Gala tomó una decisión.
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Un lugar para nosotras🫀
FanfictionKarime y Gala exploran su relación después de "La Casa de los Famosos", enfrentando celos e inseguridades que ponen a prueba su amor. A través de momentos tensos y reconciliaciones, descubren la importancia de la comunicación y la confianza mutua en...