Venganza dulce como la miel

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Al día siguiente, aún con un poco de mareo fui a la escuela, le dije a papá que me sentía bien y que no había nada de que preocuparse, pero en realidad me sentía muerta, aunque estar muerta sería peor. En la escuela todos me miraron raro, creí que nadie sabía lo de anoche, pero en realidad, todo el colegio lo sabía, argh, estúpida Katherine, todos decían el encierro amoroso, lo que no sabían era que él y yo, nos abrazamos, y que él estaba sin camiseta, que vergüenza recordarlo.
Ema vino corriendo hacia mí, y con cara de preocupación me dijo:
- malvavisco, lo siento por demorar tanto, es que no había nadie que tuviera las llaves, en realidad la puerta no se atoró, se cerró, y el portero había perdido las llaves ese día, y no encontraban tampoco la copia, y bueno, ¿estás bien?
- Sí, y bueno, gracias por haber querido ayudarme- le dije con una sonrisa
- Y, ¿Qué hacías ahí?¿Perdiste algo?
- Pues sí y no, Katherine me escondió mis cosas allí, y yo no sabía que Leo estaba ahí, y bueno, quedamos encerrados.
- Malva, creo que deberás usar la miel- dijo Ema con una sonrisa malevola
- ¿Miel?¿Qué es eso?- dije
- Una venganza, fuerte, leve, como quieras, para que se arrepienta de lo que te hizo, pero... ¿te gustó estar con Leonardo?- dijo con cara de pilla
- Pues... sí, porque si no hubiera estado él, la hubiera pasado peor, él me ayudó.
- Creo que deberías agradecerle, ayer él cuando vio que estabas bien y ya te iban a llevar a casa, se fue sin decir nada.
- sí, le iré a agradecer ahora mismo.
Me despedí de Ema y fui a buscar a Leo, pero, no quería hacer venganza, digo, es lindo hacerlo pero es malo, no debería hacerlo, pero lo que pensaba en ese momento cambió porque Kath me empujó tirandome al suelo, estaba harta de ella, siempre me había molestado, era hora de hacer que se arrepienta de haber molestado a Malva, le haré pasar a ella y a sus amiguitas un mal momento. Iba a hacer los planos de mi plan cuando me choqué con Leo.
- Fíjate en donde caminas planita- dijo Leo mientras me sujetaba la barbilla.
- Suéltame- al decir esto en seguida me soltó- y por cierto, gracias... por haberme ayudado ayer.
- Ah, de nada, y por cierto, ¿se te quitaron las ganas de besarme?
- ¿QUÉ?- pregunté sorprendida
- Que ayer quisiste besarme, lo intentaste, pero no me dejé, sabía que cuando recobraras la cabeza ta ibas a arrepentir y te ibas a maldecir por toda la vida, pero...
- No te pagaré, ni debo hacerlo- dije algo molesta
- Pero te va a gustar.
- NO, es más, me tengo que ir.
Me fui del lugar, antes de que él decidiera detenerme, fui a mi puesto y empecé a dibujar trazos que después se convirtieron en grandes ideas de venganza, pude haberle ensuciado la ropa, pintado su casillero o tirarle pintura encima, pero decidí hacer algo peor.
- ¿Qué dibujas?- preguntó Ema con un pan en la boca
- La venganza - le dije intentando imitar la voz de Rambo, aunque su frase es otra.
- ¿Harás una bien planeada o una simple?
- Trataré de hacerla bien planeada Ema.
Ema rió y se fue del salón, el plan ya estaba listo, pero, necesitaba ayuda, iba a pedirle ayuda a Leo, pero, es difícil convencerlo, pero se me ocurrió una gran idea, y fui a buscarlo.
Busqué por todos los lugares en donde antes lo había visto y no lo encontraba, hasta que lo encontré bajo la sombra de un árbol, con una pose para calendario. Me acerqué a él y le dije:
- Oye, ¿podrías hacerme un favor?
- ¿Qué tipo de favor?
- Una venganza para la teñida, eso.
- Tengo cosas más importantes que hacer- dijo poniendo su mano en su cabeza.
- Ah ya veo, bueno eras mi primera opción pero ya que tienes cosas más importantes que hacer no te impediré, mi segunda opción es...
- ¿Quién?- preguntó frunciendo el ceño
- Bruno, sí, él si lo hará, bueno anda a hacer tus cosas, se lo pediré a él.
Cuando me di la vuelta para irme me sujetó el brazo, y me dijo entre dientes.
- No te atrevas a pedírselo a él, está bien te ayudaré.
- Gracias, después veré como te pago.
Le expliqué mi plan y empezamos a hacerlo, me sentí malvada, bueno, una vez que terminamos de construir la máquina, (okey no era una máquina) grillosXD567, creí que todo saldría bien, porque Kath, le teme a los grillos, si con uno grita, imagínese con más cincuenta, no pregunten de dónde saqué los grillos.
Leonardo se fue, diciendo que si alguien se mete en problemas, que ese alguien sea yo, y que no mencione que él me ayudó.
TIC TAC TIC TAC TIC TAC TIC TAC TIC TAC, pasaba el tiempo y Katherine no iba a el lugar donde estaba la trampa, hasta que, un compañero mío, le pidió de favor que vaya a ese salón, ¡perfecto!, la seguí hasta el lugar, y si funcionaba como lo planeado, cuando ella entrara en la habitación, inmediatamente se cerraría la puerta, y ella divisaría a más de cincuenta grillos caminando en el suelo, otros en el techo, y otros en la pared. Katherine entró con sus amigas, pero la falla fue que a una se le cayó su celular, y no alcanzó a entrar. Inmediatamente se escucharon los gritos de película de terror, el grito que más risa me daba era el de Katherine, la otra chica, intentó abrir la puerta, pero no lo logró, así que llamó a la directora, y cuando esta abrió la puerta... , nunca la había visto gritar, gritó horrible, y los grillos salieron volando, el conserje que es amigo de todos los alumnos, Paco, se reía de ver a la directora reír, y también ayudó a sacar los grillos, (ningún grillo salió lastimado, a excepsión de Katherine), pero faltaba la bolsa con harina que caía del techo, Katherine no estaba sucia, ¿no había caído?, después veo a la directora, que tratando de quitarse un grillo de su cabello, activó la trampa. Ups.
- ¡¿QUIÉN ES EL RESPONSABLE DE ESTO?!
*Ya me cargó el payaso* pensé, iba a asumir la culpa que tenía cuando Leo me tapó la boca, y asumió la responsabilidad, la directora enfurecida no lo castigó, se fue a su casa a cambiarse y a asearse. Entonces vino Katherine y se puso al frente mío.
- ¿ACASO QUERÍAS MATARME CON ESAS ASQUEROSIDADES?
- ¿por qué te asustan tus hermanitos? Ellos son incapaces de matarte.
- ¿ME ESTÁS DICIENDO...
- La verdad - dije con voz de victoriosa - quería que pagaras lo que hiciste ayer.
- Escuchame tabla de surf, te arrepentirás de lo que acabas de hacer, maldita bruja.
Al instante intentó darme una bofetada, pero Leonardo, que seguía aquí, la detuvo.
- Katherine, llevo poco tiempo aquí, pero el suficiente para saber que eras una persona horrible, odio escuchar tu chillona voz, y más cuando la usas para molestar a Malva.
- ¿Por qué la defiendes?- dijo una de las amigas de Katherine, la que estuvo adentro con los grillos.
- Porque yo...- Leonardo hizo una pausa, pero luego siguió- PORQUE YO LA AMO.
¿Qué rayos dijo?¿escuché bien?, me quedé paralizada, no sabía que hacer. Katherine sin nada que hacer, abandonó el lugar dando pasos largos. Cuando se fue, Leo me miró, y riendo dijo:
- No te lo vayas a creer, no creas que tengo malos gustos.
- Que alivio - dije - gracias por ayudarme... otra vez.
- Hubiera sido mejor haber ajustado cuentas frente a ella.
- No habrá eso nunca, NUNCA
- Entonces dime por qué ese extraño comportamiento en el cuarto de cosas perdidas.
- Pues...- dije con voz temblorosa- es un secreto que únicamente sabía papá y Germán, que, cuando estoy por demasiado tiempo en un lugar frío me desmayo, después de un rato me levanto, y hago cualquier estupidez que se me venga a la cabeza, la primera vez que me sucedió eso, se me pasó rápido, papá trata de que eso no me pase, porque la única persona que podía volverme a la realidad era...
- ¿Tu mamá?
- ¿Cómo lo sabes? - le pregunté inquieta
- Supuse - dijo cerrando los ojos
Recordar a mamá me dió nostalgia, ella siempre me ayudaba en todo, me consolaba cuando tenía miedo o cuando lloraba, ya que en ese entonces, papá trabajaba en otro país, y nos visitaba los fines de semana de la última semana del mes, cuando murió papá tuvo que cambiar de trabajo y estar criando a mi hermanito, Alejandrito. Ema no sabe mi secreto de ese problema con mi cabeza, pero no quiero que lo sepa.

- ¿Malva?- preguntó Leo
- ¿Qué pasa?
- ¿Te acuerdas de esto?- al decir esto me mostró ese horrible payaso asesino que ví en el cuarto de cosas perdidas.
- ALEJA ESA COSA DE MÍÍÍÍÍ
- Tranquila, te quería decir que ya creo saber a quién le pertenece.
- ¿Ah sí, a quién?
- Ya te la mostraré, ven.
Me sujetó del brazo y me llevó a donde estaba la persona que trae un muñeco así de feo a la escuela, le pedía que me soltara, no quería conocer a esa persona, me iba a asustar cuando la vea, pero Leo no me escuchó. En el camino para llegar a el lugar donde esa persona, me pregunté, ¿de verdad le gusto? Yo creo que sí, pero no soy capaz de preguntárselo seriamente.

Malvavisco... derretido (porque va a ver a el dueño de ese cochino payaso)

Soy como un... malvaviscoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora