Sorpresa

48 4 1
                                    

Me volteo asustada a ver quién es, y me encuentro con una señora extrañamente familiar, pero a la vez desconocida. Tenía el cabello castaño, ligeramente rojo, que le llegaba a los hombros. Unos ojos oscuros que me miraban sorprendidos, y una tez ligeramente bronceada. Luego de un momento la reconozco, es la señora que salía en la foto con Leo cuando era pequeño. Y, ¿cómo sabía mi nombre? ¿Acaso Leo le ha hablado de mí?

-¿Te gusta Leo?- volvió a preguntar.

-Pues... Yo... Es un malentendido...

-Aww, así que tu eres Malva. Me alegra tanto conocerte.- se abalanzó sobre mí para abrazarme, era más alta que yo, obvio, yo soy enana, creo.- Soy Mariam, pero puedes decirme, mejor dicho, dime Ma. Me alegra escuchar que el amor de mi "Paquito" sea correspondido.

-¿Paquito?- repetí sorprendida.

-Sí, mi paquito, es el apodo del pequeño Leo- me soltó¿en dónde lo pequeño?- le decía al principio paquetito, para molestarlo, pero le cambié el apodo. Suena mejor así.¿Verdad?

-S...sí- ahora ya sé como molestarlo- ¿cómo sabe mi nombre?

-Pues, diciendo la verdad lo adiviné- decía cada palabra con una gran sonrisa- es raro que mi sobrino diga el nombre de un compañero o compañera de la escuela. Y cuando me dijo que iba a ir a la fiesta de una chica llamada "Malva", supe que era especial para él. Creo que está de más decir que él nunca va a las fiestas.

-¿En serio? Guau- ni siquiera lo invité, pensé.

-Bueno, ¿podríamos seguir hablando mañana? Supongo que sí llegas tarde a tu casa te retarán.

-Oh, sí, tiene razón.- dije sorprendida, hablaba como si fuera de mi edad.

-Mañana al salir del colegio- me guiñó un ojo- nos vemos, que la pases bien.

-Igualmente- le dije mientras se alejaba. 

Me sentí tranquila, al menos no había sido nadie del colegio. Antes de que se hiciera más tarde volví a casa.


Al día siguiente, como soy torpe, olvidé el paraguas. Y estaba lloviendo a cántaros, y también olvidé mi abrigo, y hacía mucho frío. No sabía si reunirme con Ma, tal vez, le caía mal,, por estar enamorada de su "Paquito". Pero, tal vez si lo decía en serio, tal vez le caía bien. Eso por alguna extraña razón me hizo feliz.

-¿Ves Diana? Ni siquiera me escucha.

-¿Eh? ¿Me hablabas Ema?

Ema me miró molesta, luego sonrió.

-¿Hiciste lo que te dije?

-Sí, y gracias, me sirvió. Ahora ya no tengo...

-¿Ganas de estrellar a tu hermano contra la pared tantas veces hasta que se rompa la cabeza?- como Ema dijo eso sonriendo, Diana se asustó un poco.

-¿Harías eso Malva?

-No, tranquila Diana, no soy tan mala.

- Claro, te creemos- dijo Ema riendose.- Casi es hora de salida, ¿quieren salir a comer algo antes de ir a casa?

-No puedo- dije - tengo planes.

-Lástima. ¿Y tú Diana?

-Sí, sí puedo, no tengo nada que hacer.

-¡Perfecto! Y por cierto Malva. Traje dos paraguas por error, si sigue lloviendo puedo prestarte uno.

-Gracias- dije, y empecé a calcular cuanto tiempo faltaba para salir.

Soy como un... malvaviscoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora