Lo ví llorar

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Hasta en mis sueños aparecía él, no me lo podía quitar de mi cabeza, si él no estaba en mis pensamientos no era yo. Pero, como él no se había dado cuenta, y como nadie se había dado cuenta, solamente tenía que fingir, sí eso, fingir que no me gustaba, y me seguía dando igual lo que él pensará de mí. Nadie debía saberlo.

Pasaron tres días, y la semana acabó, Leo y yo tratamos de parecer que nosotros éramos novios. Tendremos una buena nota, lo sé

Al día siguiente era el cumpleaños de Ema, y le hice, bueno le compré, un regalo. Ella ya me había invitado a su fiesta, era en la tarde, en un centro de eventos que tiene un lindo parque, con hermosas flores y hermoso paisaje.

En la tarde, me arreglé para ir a la fiesta, Alejandrito y Germán me acompañaron, mi papá no podía venir conmigo, por eso mandó a mis hermanos. Alejandrito estaba feliz, como le gustaba Ema, quería ir de cualquier forma, y Germán... A él le daba igual. Iba a ser una gran fiesta, la iba a pasar genial, pero, Leonardo no iba, Ema lo invitó, pero él dijo que no podía ir, quería que vaya, Dios, que feo es estar enamorada.

Sin Leo, debería ser todo tranquilo, y tal vez, sin él, se me iría lo enamorada, y tal vez volvería a ser yo, la Malva que nunca se enamoraba, enamora, o se enamorará. Ya estaba lista, pero todavía no me quería ir, no estaba lista para ir a la fiesta. El recuerdo de la cita me ponía nerviosa, no hubiera esperado ese final, y nunca hubiera esperado que me gustase él, es decir, lo odiaba, pero del odio viene el amor. Típico.

Me había puesto un vestido de volantes que me llegaba hasta la rodilla, con un cinturón dorado, unos zapatos con un poco de tacón, una diadema dorada, una cadena y unas pulseras doradas y negras. No me veía tan mal, me quedaba bien lo negro y dorado. Cogí mi teléfono, tenía planeado borrar la foto después de burlarme de ella, pero no me podía burlar de esa foto, y no podía borrarla, era el recuerdo de un momento especial para mí. Contemplé la foto hasta que mi hermano mayor me empezó a llamar para que bajara, guardé mi teléfono en mi bolso y bajé, algo incómoda por los tacos.

Llegué al lugar de eventos, y Ema me recibió con un abrazo, también abrazó a Germán y a Alejito. Ema estaba linda, usaba un vestido blanco hermoso, un poco más arriba de la rodilla, tenía muy bien arreglado el cabello, con una cinta roja. Estaba linda. 

Le entregué mi regalo, ella me sonrió, y nos guió hasta una mesa. La mayoría de la gente estaba bailando, y nosotros tres, estábamos comiendo, sí, éramos los amargados de la fiesta.

Tres primas mayores de Ema jalaron a Germán a bailar, y Alejandrito se fué a jugar con unos niños al parque. Ema se sentó a lado mío.

-¿No vas a bailar?- me preguntó

-No gracias, no me gusta bailar.

-Vamos, imagina que soy Leonardo y baila.

¿Por qué tuvo que nombrar a Leonardo? Estaba tratando de olvidarlo, a él, a todo lo que pasó en la feria, el beso, todo, y Ema tiene que recordármelo.

-Vamos, sólo dos canciones

Me jaló hacia el lugar donde estaban todos bailando, Ema empezó a bailar, yo traté de hacer lo mismo, pero, yo no sé bailar, hice mi mayor esfuerzo, aunque creo que parecía pingüino bailando.

Ema bailaba bien, la mayoría de cosas que hacía Ema lo hacía bien, tenía un don. Bailé unas canciones, y luego me fuí a sentar, a seguir comiendo. "Tienes cara de glotona" recordé lo que dijo Leo, ahora todo lo que hacía me recordaba a él. ¿Cómo hago para sacarlo de mi cabeza? Saqué mi teléfono, y me di cuenta de que no lo tenía de contacto, y tampoco lo iba a tener, a menos que él me dé su número, porque yo no me atrevía a pedírselo.

Soy como un... malvaviscoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora