Capítulo 5

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Es muy, muy, pero muy temprano para dormir. Apenas y ha pasado las diez de la mañana. Pero necesito relajar la mente.

Tengo que hacer algo para alejar a Dylan y Adrián de mí lo más pronto posible. Necesito ayuda. El trío me ayudara y sino, pues tengo a Aurora. Ella también me ayudaría ¿no? Quizás no me ayuden, con el inicio de clases todos estarán ocupados. Bueno, igual eso será una ventaja. Sí todos están ocupados, eso quiere decir que los chicos acosadores igual. No me podrán molestar.

Es hora de salir de casa. Eso me ayudara a pensar bien, quizás me venga una idea a la cabeza.

Me quite la ropa, sólo quede en ropa interior y me puse a buscar en los cajones, tenía demasiada ropa. Saque unos Jeans que estaban algo rasgado y una camiseta blanca.

Me puse la ropa, agarre una chaqueta que estaba colgada en una silla, me puse mis converse. Tome mis llaves, mi cartera y mi móvil. Aunque no sé porque lo llevo, mi tía estaba fuera del país.

La señora de la limpieza ya había terminado y se había ido, no me importo.

Salí de casa y cerré la puerta con llave. Comencé a caminar sin un rumbo fijo, luego podría llamar un taxi y pagarle para que me trajera a casa.

Qué bueno que traje mi móvil pensé

Pase unas tres calles más y me encontré con un parque, que más bien parecía bosque, porque estaba repleto de árboles y era inmenso. Era muy bonito. Muy verde; niños corriendo por todas partes; señoras mayores alimentando palomas.

Me compre un helado y me senté en una de las bancas del parque. Esto realmente me relajaba. Venir a parques, salir a caminar, sin importar que alguien me diga algo.

Veía como los niños corrían, saltaban y gritaban sin preocupación de nada. Sus padres los miraban atentamente con la fobia de que desaparecieran sin dejar rastro.

Una chica se sentó a mi lado, esta no noto mi presencia. Tomo su mochila, saco un libro y comenzó a leer. Yo me estaba acabando mi helado, mientras que la chica dejaba que su mente fluyera en el libro -cómo Jonás- más allá de lo real.

Me asome para mirar de qué libro se trataba. Era ni más ni menos que Las crónicas de Narnia. La chica se dio cuenta de que la husmeaba. Me sonroje al instante.

-Oh, hola -cerró el libro-. No te había visto.

Esta chica era algo despistada, estuve a su lado todo el rato desde que empezó a leer. Pero bueno, uno viene a lo que viene y esta chica sólo vino a leer. Y yo husmeando.

-H-hola -saludé-. Soy J-Juan Pablo. ¿Y tú?

Le tendí la mano, está dudo un segundo y luego correspondió el gesto con una sonrisa aparte.

-Soy Lana -se presentó-. Soy nueva en esta ciudad.

¿Lana? Muy bonito nombre y ella era bonita. Tenía cabello castaño oscuro y largo, unos labios algo carnosos y unos ojos verde oscuros.

Me animé a entablar una conversación con ella, ya que era nueva en la ciudad. Seguro no tendría amigos.

-Lana, ¿te gustaría venir conmigo a una cafetería que conozco aquí cerca? -pregunté

Esta acepto sin ningún problema. Guardo su libro en su mochila. Yo sólo tire lo que me quedaba de helado en el bote de basura.

Comenzamos a caminar rumbo hacia la cafetería, charlamos un rato en el camino. Su padre se había mudado a esta ciudad por cuestión de trabajo. Su madre los abandono cuando ella apenas tenía tres años

Breathe me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora