Capítulo 40

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No puedo ni moverme por lo que acaba de decir Amanda. ¿Cómo es que está segura de eso? La chica espera a que reaccione de mi actual estado de shock, pero simplemente no puedo tan fácil.

No puedo hablar ya que tengo un enorme nudo en la garganta. Así que sólo reacciono con cara de confusión, como si le estuviera preguntando a Amanda. Ella parece entenderlos, así que habla todo lo que sabe.

—Sólo sé, porque Adrián me lo dijo por un mensaje —me explica—. Al parecer Andrew no los quiere cerca a los dos...

Poco a poco Amanda me explica lo que Adrián le dijo. Andrew no quiere a sus hijos cerca porque sí alguien de sus socios de negocios se entera de que les gustan los chicos, su reputación caería por los suelos, acabando con su actual fama entre los empresarios de aquí. Suena a algo ridículo de parte de Andrew. La chica me dice que todo eso lo sabe Adrián desde que él se fue, que fue el día en que Dylan hablo con su padre al igual que el otro chico castaño. Lo que se sabe es que Dylan fue amenazado y la primera víctima fue Lana, aunque igual cuando me intentaron raptar fue planeado.

Finalmente que sé todo, gracias a Amanda, vuelvo a la normalidad y las razones por amenazar a Dylan siguen siendo algo ridículas, pero hasta ahora se está cumpliendo. Entonces entiendo el comentario que me hizo el chico castaño cuando estábamos sentados en la entrada del hospital.

Aunque yo sigo diciendo en mi mente que todo lo que ha hecho Andrew es absurdo y algo Homofóbico de su parte. Dylan no se lo pensara dos veces y se irá, porque está seguro que sí se queda, alguien más será lastimado o quizás muerto. Todo esto sólo por una reputación de trabajo que no quiere perder Andrew.

Amanda y yo salimos corriendo a la recepción, en donde se supone que está el chico castaño con los demás. La chica me sigue diciendo que a Adrián igual le hicieron una amenaza similar y por eso se fue desde el primer día en que confeso su sexualidad. Su padre es un hombre con muchas influencias y mucho poder. Con sólo decir que atropellen a alguien lo hacen sin pedir ninguna explicación o motivo.

Nos hemos dado cuenta de que nos alejamos mucho, a decir verdad subimos. Estamos en la tercera planta. «¿Cómo carajos llegamos hasta aquí?» me preguntó.

Llegamos al ascensor deprisa y lo llamamos. Las puertas se abren, es una suerte de que no esperáramos más tiempo como normalmente te hacen esperar los ascensores. Entramos y Amanda presiona el botón para bajar.

No tardamos ni dos minutos cuando llegamos los pasillos que dan a la recepción. Corremos y casi al llegar trotamos, hasta ver a los demás, menos a Dylan. Esto no puede estar pasando.

Me acerco a donde está Majo, platicando con Juanita. Las dos parecen tener una charla muy alegre después de que saben que Lana está bien y que todo está en orden, al menos hasta que me ven con esta cara de preocupación.

—¿Dónde está Dylan? —pregunto elevando la voz.

—No lo sabemos, sólo se fue así —responde Juanita encogiéndose de hombro.

—¡Maldición!

Salgo de las instalaciones del hospital y descubro que su auto ya no está. Miro a Amanda, ella igual me mira y sabe que ha ido a mi casa a empacar sus cosas. No recuerdo que haya subido maletas antes al coche, así que pienso que ha regresado a por sus cosas.

—¡Vamos! —grita Amanda mientras baja lo más deprisa—. Te llevare con él.

Sonrió y rápidamente voy corriendo atrás de ella. Quizás tengamos una posibilidad de detenerle y hacer que no se vaya. No sé que será de mi si él se va. Tengo miedo de perderlo.

Amanda y yo llegamos a una camioneta blanca, debe ser de ella, porque sube a la parte del conductor sin vacilar. Yo igual subo al vehículo. La chica tarda unos cuantos minutos en encender la camioneta, luego nos saca del estacionamiento del hospital y nos dirigimos a mi casa.

Breathe me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora