Capitulo 11

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El chico aún me seguía observando con su mirada penetrante. No soltaba ninguna palabra de su boca, estaba empezando a molestarme.

El desconocido se acerco a mí, con una mirada curiosa. Me examino de arriba a abajo.

-Eres un auténtico uke -finalmente dijo haciendo que me sonrojara por su comentario-. Ay, mira que adorable te pusiste, no cabe duda de que eres un uke total.

-E-e-eso no contesta a mi pregunta -exclame aún sonrojado-. Dime quién eres.

El chico azul se quedo pensativo un rato. Después fue de nuevo a donde estaba y comenzó a buscar en una mochila. Saco un par de mangas yaoi y me las entrego.

-Toma, con esto sabrás como actuar cuando encuentres a tu seme asotador -dijo con una sonrisa, al ver los mangas mi sonrojo aumentó más-. Por cierto, me llamo Fernando. Soy el hijo de la dueña de esta casa. A partir de ahora viviré en esta casa, con ella y contigo, pequeño uke.

¿El hijo de la tía Estela viviría con nosotros? Ya sabía que tenía un hijo, ella me lo contó. Me dijo que al separarse de su marido, este se quedo con la custodia de su hijo.

Este al ver que mi cara ya no era de confusión. Se alejó, tomo su maleta y subió a una de las habitaciones.

Me senté en un sofá individual a pensar otra vez esto. El hijo de la tía Estela viviría con nosotros y ella no me dijo nada. Tendría que soportar sus palabras de fanático al yaoi.

«Está no ha sido mi mejor semana» pensé.

Mi bolsillo vibro, era mi móvil. Lo saque y era un mensaje de un desconocido y habían 12 llamadas perdidas de mi tía. Casi me da el infarto.

Cheque el mensaje del desconocido, ya habría tiempo para hablar con mi tía mañana.

**
Te tendremos una sorpresilla para mañana por tu cumpleaños

Jonás
**
¿Cómo es que lograba todo el mundo conseguir mi número? ¿Y cómo Jonás sabía lo de mi cumpleaños?

-Hey -la voz del chico peliazul me saco de mis preguntas "universales". Volteé a para ver que estaba sin camiseta. Sentía el rojo de mis mejillas de nuevo-. Yo puedo cocinar la cena, claro si quieres.

Asentí algo avergonzado. Era raro ver a alguien sin camiseta en esta casa, aparte de mí. El chico peliazul se fue directo a la cocina.

Volviendo a mis preguntas "universales", ¿cuál será la sorpresa de Jonás o de mis amigos? ¿Sería un mega regalo? No lo sé, y eso me disgusta mucho. Estoy impaciente. Quiero saber que es lo que me tienen preparado para mañana.

Me levanté del sofá y fui a la cocina. El chico peliazul estaba concentrado cocinando huevos estrellados. Me acerque para observar mejor como cocinaba y a ver si sacaba algo de información sobre él.

-Y dime, chico azul -hablé yo, haciendo que Fernando perdiera la concentración con lo que cocinaba-. ¿Por qué de repente vienes a vivir a casa de la tía Estela?

Fernando apagó la estufa, poniendo los huevos estrellados en un plato. Estiro otro brazo para agarrar otro plato y entregármelo. El chico me empezó a empujar fuera de la cocina, para llevarme a quién sabe donde.

Llegamos a la sala. Él se sentó en el sofá y encendió el televisor. Se puso a comer sin preocupación. Yo me senté a su lado para ver si contestaba mi pregunta.

-¿Qué quieres saber? -por fin hablo. Eso quiero decir que me lo podría contar todo.

-Quiero que me lo cuentes todo

-Pues te lo resumiré: Problemas con mi padre, Mayoría de edad, El amor de una madre, necesito. -resumió todo, o eso yo creía-. Eso resuelve tus dudas.

Breathe me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora