Capítulo 26

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Dylan se encuentra respirando entrecortado, sigue abrazandome. Todavía se siente devastado, hemos pasado la noche así. No puedo soportar verlo así.

Acaricio levemente su espalda, a ver si con eso puede volver a respirar normal. Dylan se mantiene quieto, sólo respirando y tal vez llorando en silencio, no lo culpo, pero tenemos que levantarnos ya.

—Dylan... —le susurro—. ¿Sabes que tenemos que levantarnos?

Él asiente aún con su cara hundida en mi pecho.

Me incorporo, haciendo que el chico castaño igual lo haga, dejando ver sus ojos irritados y mi camiseta completamente húmeda, ha estado llorando. Entiendo lo que ha sufrido.

—Vale, levántate y ve a darte una ducha. ¿Sí?

—Báñate conmigo —suplica haciendo un puchero.

—N-no, yo te espero...

—Anda, báñate conmigo —su tono de voz cambia a uno muy infantil.

No puedo evitar sonrojarme. Lo miro a sus ojos azules, que tienen un brillo de esperanza en ellos. Le sonrió tímidamente y le asiento. Con eso podemos ahorrar agua, a lo mejor. El chico vuelve a sonreír en mucho tiempo, ha pasado la depresión. Tengo que estar cerca de él, aún así.

Le tomo de la mano y lo guió hacia el baño de mi recámara, que tiene la ducha un poco más grande que los otros dos.

Al entrar, cierro la puerta, prendiendo la luz al mismo tiempo, dejándome ver el rostro de Dylan con la sonrisa que no ha quitado desde que accedí a bañarme con él. Me acerco al chico y le doy un beso en los labios. Me corresponde de inmediato, tomando el control del beso.

Nos separamos. Yo sin más rodeos, meto mis dedos en su camiseta y tiro hacia arriba para quitársela, él alza los brazos y la camiseta sale volando hacia alguna parte del baño. Dylan hace lo mismo conmigo, pero a mí me desnuda por completo, dejando mi cuerpo expuesto a su mirada. Entro en donde la regadera está rodeada por cristal. Miro al chico castaño que sigue medio vestido, observándome atentamente.

—¿Qué? ¿No piensas venir? —preguntó con suavidad.

El chico baja sus pantalones con la ropa interior, quedando igual de desnudo que yo. Vuelvo a ruborizarme y evito mirarle la entrepierna, así que mis ojos se clavan en los suyos. Él se acerca lentamente hasta donde estoy yo, abriendo la regadera para que el agua nos empape nuestros cuerpos.

Sus manos se posan en mis hombros, bajando lentamente por mis brazos. Se acerca a mi nariz y le planta un beso mientras sus manos recorren mi cuerpo desnudo. Mis manos tampoco se controlan y comienzan a acariciar su torso, hasta subir a su rostro. Acerca sus labios a mi cuello, dejando besos en él, luego deteniéndose en mi oído. Siento sus manos acariciándome la espalda por completo, para después posarse en mi cintura, agarrándome con fuerza y atrayéndome a su cuerpo, mientras que mis brazos se enganchan en atrás de su cuello.

—Tu piel —susurra—, es tan... perfecta al igual que tú.

Me da un impulso que me hace besarlo apasionadamente, mientras la lluvia artificial cae sobre nosotros. Dylan baja una de sus manos en mi muslo, levantando mi pierna. Entiendo inmediato lo que quiere, así que doy un brinco y enrosco mis piernas en su cintura, mientras él apoya su otra mano libre en la pared de cristal, al igual que mi cuerpo. Seguimos besándonos en la ducha, a la vez que siento su erección crecer. Corte el beso y Dylan me sonrió con picardía, lo cual yo le regrese el gesto. Entonces es como sí le estuviera dando permiso, ya que su sonrisa se amplió y se volvió una sonrisa tierna.

Coloca su mano debajo de mí, sujetando su miembro, mientras entra lentamente en mí. Arqueó un poco la espalda, apoyando mi cabeza en la pared de cristal y suelto un suspiro. Dylan se acerca a mi cuello y comienza a besarme lentamente.

Breathe me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora