43. Corazón.

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"Sin titubear la joven se acercó a su padre, atrayendo su atención, para entonces comenzar un intercambio de ataques, razón por la que la mujer dorada se apresuró a acercarse al varón para evitar que fuera a lastimar a la chica, pero una vez estando a nada de él, observó lo embelesado que la diosa lo tenía, por lo que sin pensarlo demasiado y sin permitirle hacer algo más en contra de la mecánica, giró su rostro a él para acortar la distancia entre sus labios y unirlos en un beso, ante el que el tipo quedó sorprendido, sin embargo, casi nada pasó cuando también cerró sus ojos en el momento en el cual estos perdieron aquel toque rosado y ella dejó su forma metálica, correspondiendo aquel gesto que hizo sus corazones latir rápidamente, quedándose unos segundos así hasta que se separaron...

-Mari... —la observó con una expresion que decía más que mil palabras— Tú...

-Me encantas, Midas...

-¿Cómo?

-Te amo y siempre lo he hecho... —acarició su mejilla— Adoro que seas tú, una vez más

Él sonrió de forma leve y acortó la distancia nuevamente, donde la besó de una manera especial en la que parecía que no les importaba lo que sucedía a su alrededor...

Un movimiento brusco y todo se volvió negro para ella."

Despertó, sintiendo a su corazón latir como loco y suspiró con pesar, antes de ver como aquel hombre que internamente le generaba mil sensaciones, estaba dormido, aparentando haber cerrado sus ojos abrazándola.

Lo observaba antes de sentir como un par de lágrimas salían de sus ojos y se limitó a acercarse a él más, abrazándolo con fuerza, causando que el mismo se "medio despertara"...

-Mari... ¿Todo bien?

-Si

-¿Segura?

-Quiero seguir durmiendo... ¿Me abrazas también a mi?

Aquella petición hizo sonreír al de tatuajes, quién se giró un poco más para abrazarla y besar su frente, volviendo a cerrar sus ojos mientras ella todavía permanecía despierta.

Varias horas pasaron y él apenas se encontraba removiendose en la cama algo incómodo antes de entre abrir sus ojos, notando como las cortinas de aquella habitación se encontraban cerradas, a lo que pensando que aún era temprano, se sentó en la orilla al notar la ausencia de su semejante y volteó a mirar hacia aquel reloj de pared que ella tenía, abriendo los ojos con sorpresa...

"13:18 p.m."

¿Tanto tiempo había quedado dormido?... Vaya... Si que aquella semana que se la había pasado en vela, ahora estaba cobrándole factura; esperó unos segundos y se puso de pie para salir de la habitación en dirección a la sala, sin hallar presencia de la mujer...

"¿Mari?... ¿Marigold, estás ahí?"

Caminó por toda la casa sin encontrarla, por lo que salió y dio vuelta por toda la estancia alrededor sin mucho éxito, a lo que preocupado tomó las alas de Ícaro para comenzar a volar de ahí, iniciando en su búsqueda, donde solo podía pensar en donde es que ella estaba.

Un par de horas pasaron y el varón de toque dorado se encontraba adentro de aquella casa, al menos hasta escuchar como la reja se abría, por lo que rápidamente se puso de pie y salió, encontrándose con su semejante quien iba entrando, a quien miró con una cara de preocupación al notar como la misma tenía una expresión triste y claramente se notaba que había llorado...

"Mari... ¿Qué pasó?... ¿Por qué lloras?..."

Preguntó antes de verla correr a él para abrazarlo, cosa que lo sorprendió pero rápidamente respondió a ese gesto, abrazándola con fuerza como temiendo a que se fuera a ir.

Te encontré || FORTNITE FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora