38. Dudas.

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Varios minutos pasaron  y el varón que por ahora se encontraba de color verde estaba llegando a una fuente de la adivinación o mayormente conocida como el "Oráculo".

Se asentó en ese lugar y colocó suavemente en el piso a su semejante, viendo como la mujer que amaba simplemente respiraba pero su cuerpo estaba inmóvil y su rostro no tenía vida, no pudiendo evitar sentir un dolor en lo profundo de su ser, pues aunque trataba de tranquilizarse pensando en qué ella estaría perfecta al despertar, la ansiedad que sentía no lo ayudaba para nada.

Él no era alguien de creer en una fuente de agua que le dijera el futuro, porque a su parecer, nadie terrenalmente lo conoce, sin embargo algo que no dudaba era en qué aquella agua pudiera resolverle algunas dudas donde se requería de sabiduría.

Acarició la mejilla de la fémina con suavidad antes de suspirar hondo y dejar caer una lágrima, la cual fuera de parecer agua, tenía el color de una esfera verdosa que al chocar con la piel de ella, se esparció como "humo".

No tenía ni una pequeña idea de que era lo que él ahora "era", así que en espera de una respuesta, se dedicó a hablar...

-Oráculo... Necesito platicar contigo... ¿Estás ahí?

-No soy omnipresente y sabía que vendrías a buscarme... ¿Qué necesitas?

-Creo que conoces mis dudas

-No las conozco, tampoco soy omnisciente

-¿Entonces que es lo que haces?

-Conozco el futuro, en la mayoría de veces nunca fallo, pero solo puedo responder a lo que preguntes, que es lo único que sé

-¿Conoces nuestros nombres?

-Claro que los conozco... Midas, el gran guerrero y la querida Marigold, la de la búsqueda incansable

-¿Cómo es que la conoces?

-Preguntó por ti cuando se hubo abierto la caja de Pandora

-Entiendo...

-¿Por qué te afliges?... Ella solo duerme

-Me es inevitable no sentirme miserable... No sé si ella me recordará al despertar

-No deberías preocuparte, podrás tener nuevos recuerdos con ella

-¿Quién soy yo?

Preguntó de forma abrupta, a lo que las aguas de aquella fuente se encendieron de un verde similar al de él, las cuales se alzaron...

-¿Quieres saber quién eres?

-Creo que es lo que pregunté

-Yo lo pregunto una vez más... ¿De verdad no sabes quién eres o no conoces porque eres ahora así?

-No conozco porque soy así

-Khrysos era un dios e hijo de Zeus, tenía el poder de tener riquezas como quisiera y era conocido como "Oro" sin embargo eso nunca fue suficiente... Ambicionó más de lo que debía y su padre lo castigó, convirtiéndolo en un espíritu en busca de alguien a quien usar como "estuche", así fue como después de muchos siglos encontró a tu padre, que anhelaba tener cosas sin final Khrysos le ofreció riquezas infinitas, sin embargo había un precio que pagar...

-Fue la muerte de mis padres, ¿Cierto?...

-Aparte de eso, había un precio mayor, Khrysos quería un descendiente que pudiera tener su maldición de las riquezas sin fin, alguien que pudiera portar "un toque dorado", por lo que tu padre te ofreció para que cuando cumplieras 18 años, fueras el descendiente de Khrysos o ahora llámanos como el "Rey Oro", olvidarías todos tus recuerdos como tu familia, amigos, infancia y memorias, únicamente manteniendo tus aprendizajes como el caminar, el hablar, tu inteligencia o en otras palabras, aquellas que te ayudarían a vivir y ahora recibirías el nombre de "Midas"

Te encontré || FORTNITE FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora