Después de que Sofía se quedó dormida, Bruno decidió aprovechar el tiempo para prepararle algo especial. Caminó hacia la cocina en silencio, con cuidado de no despertarla, y se puso manos a la obra. Sacó el hojaldre del refrigerador y comenzó a darle forma a unas palmeritas, mientras en la licuadora exprimía naranjas frescas para preparar un jugo natural.
El suave sonido de la cocina se mezclaba con sus pensamientos. Mientras enrollaba el hojaldre y lo cortaba en pequeñas porciones, una sonrisa nostálgica cruzó su rostro. Recordaba los momentos que habían compartido, desde aquellos días complicados en el laboratorio, llenos de incertidumbre y adrenalina, hasta los pequeños triunfos que los unieron aún más.
Pensó en lo mucho que habían crecido juntos, no solo como pareja, sino también como personas. Sofía, con su fuerza y determinación, lo había inspirado a ser mejor. Recordaba las largas charlas en el parque, las discusiones sobre el futuro y las risas que habían compartido en el camino.
El aroma dulce de las palmeritas en el horno lo devolvió al presente. Sacó las piezas doradas y crujientes con cuidado, colocándolas en un plato junto al jugo de naranja recién preparado. Se aseguró de que todo estuviera perfecto, queriendo que Sofía se sintiera cuidada al despertar.
Con la mesa lista, se sentó por un momento, mirando hacia la habitación donde ella descansaba. Hemos pasado por tanto..., pensó, y en su interior sintió un renovado compromiso de seguir construyendo un futuro juntos, sin importar los desafíos que pudieran venir.
Bruno corrió un mechón de cabello del rostro de Sofía, con cuidado de no despertarla, y no pudo evitar sonreír al recordar aquel día en el colegio, durante el acto escolar por el Día de la Fundación de la Ciudad de Córdoba y el Día de la Independencia Argentina.
Habían sido seleccionados para representar una danza tradicional. A él no le entusiasmaba mucho la idea al principio, pero verla tan entusiasmada con el ensayo lo había motivado. Sofía estaba radiante ese día, vestida con su atuendo folclórico, el cabello recogido en una trenza que dejaba al descubierto su rostro iluminado por una sonrisa. La luz del sol que se filtraba por las ventanas del salón parecía estar hecha para ella.
Bruno recordó con claridad cómo su corazón había latido con fuerza cuando le tocó tomarla de la mano en medio de la danza. Había algo especial en la forma en que ella lo miró en ese instante, una mezcla de alegría y confianza que lo había dejado sin palabras. Aunque los pasos de baile le resultaron torpes al principio, Sofía lo guiaba con paciencia, sin soltar su mano.
—Te salió muy bien, no te preocupes —le había dicho Sofía después, mientras ambos compartían una botella de agua en el recreo. Su sonrisa había sido su mayor recompensa.
Bruno volvió al presente, mirando a Sofía dormida en la cama. Esa imagen de ella, tan tranquila, contrastaba con la energía y vitalidad que siempre mostraba. Pero incluso en sus momentos más vulnerables, seguía siendo para él la persona más hermosa.
Suspiró, acariciándole suavemente el cabello antes de levantarse. Quizás ella no lo sabía, pero esos pequeños recuerdos eran los que llenaban su vida de significado.
Bruno recordó con más detalle aquel día en el acto escolar. Había notado a Sofía algo nerviosa mientras esperaban su turno para subir al escenario. Ella no paraba de ajustar su vestido folclórico y repasaba mentalmente los pasos de la danza.
—Tranquila, Sofi. Lo vamos a hacer bien —le había dicho en un intento por calmarla, tomando su mano suavemente.
Ella le había sonreído, pero era evidente que la presencia del público le generaba cierta ansiedad. Bruno también se sentía algo inquieto, pero en ese momento decidió centrarse en apoyarla. Lo que importaba era que Sofía se sintiera acompañada.
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Caminos cruzados 1
Mystery / ThrillerEntre el tiempo, los desafíos y los sueños de una vida nueva, Sofía y Bruno se enfrentan a un destino que les ha dado más de lo que esperaban, pero también les ha quitado mucho más. En un mundo donde la realidad y el futuro se mezclan, estos jóvenes...