capitulo 24

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Sofía se acurrucó en los brazos de Bruno, sintiendo la calidez de su abrazo. La oscuridad de la noche los envolvía, pero en ese instante, no necesitaban más que estar el uno junto al otro. Bruno la rodeó con sus brazos, acoplándose a ella con suavidad, y le dio un beso en el cuello, sintiendo la familiaridad de su piel.

"Te amo", susurró Bruno, mientras su respiración se calmaba junto a ella. Sofía sonrió, sabiendo que, aunque había muchas incertidumbres en sus vidas, este momento de paz y conexión era todo lo que necesitaban.

"Yo también te amo", respondió Sofía, dejando que su corazón latiera al ritmo del suyo, con la certeza de que, por ahora, lo único que importaba era estar juntos, sin importar las reglas del tiempo o el destino.

El suave sonido de la respiración de Micaela  desde su habitación cercana fue el único sonido que los rodeaba mientras se sumergían en el sueño, seguros de que el amor que compartían era más fuerte que cualquier restricción que pudieran enfrentar.

Mientras Sofía y Bruno dormían profundamente, algo extraordinario comenzó a suceder. Desde las tobilleras que ambos llevaban, una luz tenue y brillante empezó a emanar, expandiéndose lentamente en el aire. Las luces se mezclaron y comenzaron a formar patrones ondulantes, como si una aurora boreal danzara en la habitación.

Las marcas de estrellas en sus cinturas, legado de los experimentos en la central, comenzaron a brillar con un color blanco puro. La luz parecía pulsar al ritmo de sus respiraciones, como si sus cuerpos estuvieran conectados por algo más allá de lo visible.

La habitación se llenó de un resplandor sereno, como si el universo mismo estuviera presente para contemplar ese momento. Pero ellos no se daban cuenta, sumidos en un sueño profundo, ajenos a la magia que los rodeaba.

Micaela , en su cuna cercana, se giró levemente, como si también percibiera esa energía que llenaba el espacio. Sin embargo, no despertó, solo suspiró suavemente, acomodándose entre las mantas.

La luz continuó su danza por algunos minutos más, hasta que, poco a poco, fue disminuyendo. Las marcas en sus cuerpos dejaron de brillar, y la habitación volvió a sumirse en la oscuridad y la tranquilidad de la noche, dejando el misterio de esa conexión brillando en el aire, sin respuestas, pero lleno de significado.

A la mañana, los primeros rayos de sol se filtraban por la ventana del dormitorio. Bruno, todavía medio dormido, se giró hacia Sofía, quien comenzaba a abrir los ojos lentamente. Con una sonrisa cálida, se inclinó hacia ella y le dio un suave beso en los labios.

"Buenos días, hermosa," le susurró mientras la atraía hacia él con su brazo fuerte, envolviéndola en un abrazo. "¿Cómo dormiste?"

Sofía se acurrucó contra su pecho y, con una sonrisa somnolienta, respondió: "Muy bien, contigo aquí siempre es fácil dormir."

Bruno acarició su cabello con ternura y añadió: "Qué bueno, porque no hay nada que disfrute más que despertar así contigo."

Ambos permanecieron unos minutos más en la cama, disfrutando del calor del otro, antes de que el sonido de Micaela  en su cuarto los recordara de las responsabilidades del día que comenzaba.

Luego de compartir esos momentos de ternura, ambos se levantaron de la cama. Bruno se estiró mientras caminaba hacia la cocina, y al voltear hacia Sofía, le dijo con una sonrisa:

"Voy a preparar el desayuno. ¿Café o té para hoy?"

Sofía, que se estaba poniendo una bata, lo miró fijamente, admirando su figura, y le respondió con una sonrisa juguetona: "Café, por supuesto. Voy a despertar a Micaela , pero no tardes mucho... Te estaré esperando."

Caminos cruzados 1Where stories live. Discover now