Capítulo 28: Pasado

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Addison:

Estaba observando el bullicio de la ciudad, a través del gran ventanal de mi oficina, que antes era de mi padre... el mismo ventanal, en el que ese dia, el me pidió ir a entregar esa donación, y que sin saber que ese lugar, cambiaria mi vida.

Desde mi regreso, me siento una mujer distinta, no solo mi cuerpo ha cambiado, debido al embarazo, si no, que algo es diferente en mí. Aún recuerdo a esa niña caprichosa, que no quería ir a ese lugar, porque para ella los lujos y la comodidad eran lo más importante, lo que antes para mí era lo más importante, ahora resultaba irrelevante, me sentía perdida, en un lugar donde antes me sentía segura.

Mientras veía a la gente caminar de prisa, me daba cuenta de lo poco que nos detenemos a observar lo que hay en nuestro alrededor, nos preocupamos por los lujos, la comodidad... de hecho, a mi alrededor, en especial en este hospital, hay personas que no ven más allá de su ombligo, que hablan de sus viajes, lujos, etc.; que no dimensionan que haya afuera, hay un grupo de niños, que tienen demasiadas carencias, y sin embargo son felices, como si lo tuvieran todo en la vida... me sentía perdida aquí, y sin embargo, mi decisión fue quedarme, en este mundo perfecto.

- ¿En qué piensas hermanita? –dice Archer, entrando a mi oficina, y viendo, como me pierdo, observando la inmensidad de esta ciudad.

-Te estaba esperando –respondo, volteando con una sonrisa, hacia donde él estaba.

- ¿Te he dicho, que desde que regresaste, te ves aún más bonita?

-Debe ser el embarazo –le respondo, restándole un poco de importancia.

-Puede ser –responde, con una sonrisa –pero también hay un brillo especial en tus ojos, y que nada tiene que ver con el embarazo.

Él era muy distinto a mí, era neurocirujano, tenía una forma de conocer a las personas increíble, y también era la persona menos superficial, y comprensiva que hay en este hospital, y mi confidente, desde que empecé a hablar, y hacer travesuras.

-Puede ser –murmuro –pero siempre he sido bonita, que lo sepas, he.

El suelta una carcajada –claro que siempre has sido bonita, pero ahora estas más...cambiada, te sigues vistiendo elegante, pero sin ser demasiado superficial, tu maquillaje es sencillo, te veo y veo a mi pequeña hermana, que estaba escondida en la fachada de la importante doctora Addison Adrianne Forbes Montgomery.

-Sí, sorprendentemente he dejado de darle importancia a esas cosas, que antes me parecían primordiales.

-A eso se le llama madurar –menciona, y sé que tiene razón.

Ella me hizo madurar, ser diferente, o tal vez, solo hizo que la vieja Addison, volviera.

El me nota pensativa, así que me ve, como si buscara una respuesta a mis distracciones.

- ¿Estas bien, hermanita?

-Emmm si, solo un poco ajetreada, con el trabajo, la boda... solo tengo la cabeza en otro lado, deja busco los informes de...

-Venia por los informes, si -me interrumpe -pero al verte toda estresada, prefiero que me platiques como vas con los preparativos de la boda.

Yo suspiro con pesadez, recargándome en mi silla, y girándola un poco –en realidad no sé, Mark se ofreció a encargarse de todo, solo me pregunta algunos detalles, y mi única preocupación, según él, debe ser entrar en el vestido de novia perfecto, y lucir como una princesa

Rueda los ojos –siempre has sido una princesa, no necesitas un vestido de novia para creértelo –él se mira pensativo –todavía no me he hecho a la idea, que mi pequeña hermana, se va a casar en menos de un día.

-Si te soy sincera, ni yo me lo creo.

-Solo espero que esto sea lo que realmente quieres, no quisiera que tomaras una decisión apresurada.

-Sabes que es lo que siempre quise, desde que era niña –le digo, con una sonrisa.

-Lo sé, pero a veces, lo que queremos, puede llegar a cambiar -y tenía razón, la idea de casarme y tener una familia con Mark, ya no era algo que realmente deseara.

El me saco lentamente de mi silla, y me abrazo, justo cuando un objeto, que no sabía que ahí estaba, se interpuso en nuestro camino, y gracias a mis reflejos, no logro tocar el piso.

-Por poco –murmuro con una sonrisa, pero cuando miro la foto que sostengo en mis manos, y que no había visto antes, mi sonrisa se borra y mi corazón se acelera.

- ¿Ella es?

-La chica que conociste en la aldea –yo asiento, en esa foto, estaban mi padre, y Mer, justo en la aldea –lleva años en esa estantería –menciona –creo que fue de las primeras veces que él fue a la aldea.

- ¿Y tú como sabes?

-Porque mi curiosidad pudo más, y le pregunte quien era, y él me respondió que una chica, que se encargaba de mantener a flote una comunidad de bajos recursos, y que esa foto estaba ahí, porque esa chica le recordaba a ti.

- ¿A mí? –pregunto confusa.

-Sí, le recordaba a esa chica que eras antes, la chica rebelde, que luchaba por sus sueños, y no se conformaba con tan poco, también supongo, que, porque eres testaruda, y cabezota igual que ella.

-Oye –me quejo, ya con lágrimas en mis ojos, y él sonríe.

-También me dijo, que le gustaría que la conocieras, aunque estaba seguro, que, al principio, se iban a caer mal.

-Y tenía razón –digo, acariciando esa foto con ternura.

-Pero sé que después de que la conociste, que te diste la oportunidad de indagar más en esa chica, eso cambio –yo asiento con nostalgia –hermanita, si me permites darte un consejo, lucha por ella, si es a la persona que realmente quieres, no la dejes escapar, solo porque toda la vida soñaste con casarte con Mark, y tener una vida perfecta, que ambos sabemos, no te dará la felicidad.

-No es así de sencillo –digo, tocando mi vientre de forma delicada.

-Este bebé no crecerá sin su padre, de eso estoy seguro, pero si te quedas con él, este bebé no será feliz, porque tu no lo eres.

Tal vez tenga razón, o tal vez, y este equivocado, y mi felicidad si es al lado de Mark, y la rubia solo fue un capricho más en mi vida.

Pero a quien engaño, eso no es cierto, yo ya no soy feliz con Mark, no desde que esa rubia cambio mi mundo, y me enseño que la felicidad, está en las cosas más sencillas, como en mirar sus ojos, por las mañanas, y saber que ella está ahí, y ahora esa felicidad se esfumo, porque ella no está.

Mis hormonas, y toda la presión de los últimos días, y el volverla a ver, y saber que ahora me odia, por no haberla elegido, pudieron más que yo, y me hicieron derramar al fin mis lágrimas, mientras el me atraía hacia sus brazos.

-No tengas miedo hermanita.

-Tengo que volver al trabajo –menciono justo cuando mi localizador suena, y yo limpio mis ojos, evitando que más lagrimas se derramen.

-Está bien –me dice, resignado –pero si quieres hablar de eso, sabes que me puedes buscar –yo asiento, con una sonrisa, y el sale de ahí.

Yo suspiro, dispuesta a regresar a mis labores, mañana me caso, y la decisión está tomada.

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Hola, espero les guste este nuevo capitulo y si es asi denle estrellita y comenten. (⁠.⁠ ⁠❛⁠ ⁠ᴗ⁠ ⁠❛⁠.⁠).

Es que son tan testarudas, nivel dios...

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