Mundos diferentes

Capítulo 24: Una ultima noche

Tan solo verte sobre el mar.
Me duelen las horas, me duele peinarlas.
Me duele el mar cuando de pronto se calla.
Me duele la piel entre las sábanas blancas.
Me duele el aire del suspiro que acaba.
Y no me puedo perdonar.
Mi pálida luna...

Pálida luna / La Oreja de Van Gogh

Addison:

Llevaba más de dos horas sentada al borde de la cama, con la mirada fija en la pintura enfrente de mí, las manos en mi regazo, y las piernas recogidas, en forma de flor de loto, sentada en la misma cama, donde hace 3 noches, le había hecho el amor a Mer. Trataba de encontrar tregua en mi cabeza, y volver a sentir esa paz, que sentí desde que llegué aquí, mientras Mark, a mi alrededor, pasaba y pasaba, del armario a mi maleta, sin saber, realmente, que es lo que estaba haciendo.

-Entonces te decía que... Addison, ¿me estas escuchando?

Yo lo miro aturdida, saliendo de mis pensamientos.

-Perdón, es que me distraje un poco.

-ha sido una misión imposible hablar contigo hoy, llevas dos horas sin escucharme.

-Perdón Mark, estoy un poco aturdida.

-Debe ser este lugar –dice sentándose a mi lado, y colocando una mano sobre mi pierna –tener pocas comodidades, te está afectando, pero mira, ya casi termino de guardar tus cosas en la maleta, para que por fin dejemos este lugar, solo esperamos que ese chico, Derek, termine de arreglar lo de la donación, y regresaremos a nuestro mundo, donde tu única preocupación será planear nuestra boda, y veras que cuando estés en tu casa, olvidaras el mal rato que pasaste por culpa de tu padre.

- ¿Qué tiene de malo este lugar?, ni siquiera lo conoces –pregunto, exasperada.

-Que está lleno de incomodidades, Addie, se nota desde lejos que este no es tu mundo, mi amor.

- ¿Y tú como sabes que este no es mi mundo?

-Por qué te conozco.

-Pues tal vez, no me conoces también –digo, ya molesta y me paro, con la intención de irme de su lado.

- ¿A dónde vas?

-Necesito respirar –le digo, casi en un grito, y salgo de ahí, respirando de golpe, el aire fresco.

Mis pies comienzan a moverse en automático, tratando de alejarme de esa cabaña, y del vanidoso de Mark. Se que él no sabe todo lo que he pasado los últimos días, pero su incomprensión, y la forma en la que minimiza este lugar, me agobia.

Comienzo a caminar, por los alrededores de la aldea, pero en cuanto mis ojos se posan, en la rubia, que camina de forma alegre, seguida por su pequeño grupo de niños, de no más de 6 años, me paro, observándola, se ve tan tierna, dando clases, con una pasión inexplicable, como si todos los problemas de su alrededor, no existieran, se ve hermosa, y mis ojos se comienzan a llenar de lágrimas, sabiendo que pronto la dejare, y eso duele demasiado.

- ¿Estas bien? –dice Derek, llegando a mi lado.

-Hey, si...creo –murmuro, todavía observándola, tratando de memorizar su sonrisa en mi mente –bueno...no demasiado –admito.

-No estaba enterado de su llegada, si no, les hubiera avisado, lamento no haberlo hecho.

-No es tu culpa, tarde o temprano, tenía que pasar, ¿no crees?

- ¿Y qué piensas hacer?

-Sinceramente, no lo sé... lo único que sé, es que quiero hablar con Meredith, decirle lo que siento, preguntarle qué es lo que ella siente.