Capítulo 40: Eres mía

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•Escuchar Tú me cambiaste la vida de río Roma mientras leen.
Narra Michael.
Estaba forcejeando con mi padre el arma con el que había apuntado a mi hijo no nacido. ¿Qué carajo con este cabrón?
Mientras forcejeábamos se apretó el gatillo, cuando oí el disparo mi rostro no mostraba ninguna expresión.
Caí al suelo junto a Joe.
Miré totalmente mi cuerpo buscando algún rastro de bala y sangre pero no encontré ninguno. Miré a mi lado y Joe estaba tirado con rastro de sangre en su pecho. Estaba muerto.
Oí a Annie gritar mi nombre y después un grito de dolor.
Me levanté de inmediato del suelo y corrí hacia ella, cuando la tomé en brazos se desplomó.
Carlos condujo hasta el hospital más cercano, Annie seguía inconsciente.
Faltaban tres semanas para que Annie diera a luz.
-Joder Carlos apresúrate.-pedí desesperado.
Llegamos de inmediato al hospital, Carlos estacionó el auto y rápidamente tomé a Annie en mis brazos y entré al lugar.
Inmediatamente una enfermera me pidió que recostara a Annie en una camilla.
La llevaron a una habitación y yo me quedé en la sala de espera.
Janet, Carlos y Santiago aparecieron en la sala de espera.
-Entraré para mantenerte al tanto de lo que ocurre.-dijo Carlos.

-Gracias.-dije mirando como entraba por donde se habían llevado a Annie.

Me senté y cubrí mi rostro con ambas mano.

-Tranquilo Michael, ella despertará y tú la apoyarás cuando se venga el parto.-animó.

-Estábamos celebrando su baby shower y pasa esto.-dije sollozando.

Santiago se acercó a nosotros y abrazó a Janet.

-Mami, ¿tía Annie estará bien?-preguntó inocente.

-Sí Santi, ella estará bien. ¿Por qué no le das un súper abrazo al tío Michael para que no se preocupe?

Santiago me abrazó fuertemente, yo correspondí a su abrazo.

¿Cómo una persona tan pequeña podía darte tanta felicidad? Tendría un hijo, un pequeño que me llamaría papá, un pequeño que estrecharía entre mis brazos, un hijo con la mujer de mi vida, la mejor esposa del mundo. Estaba asustado por perderle, no quería que le pasara algo y me dejara solo con Prince, mi vida sin ella ya no tendría sentido, ella me había cambiado la vida, había cambiado por ella, había dejado lo que era antes por convertirme en el hombre que ella merecía. Ella era la primera chica que había valido la pena conocer, mi esposa, a la primera que me he entregado, la primera que amaba de verdad, la primera que me amaba, la primera que no me quería por mi dinero, la primera y única mujer de mi vida, la primera que me convertía en padre, la primera que era mi familia y único hogar. Ella era mi todo.

-Michael, Annie ya despertó.-avisó Carlos entrando a la sala.

Lo miré aliviado y lo seguí donde Annie.

*-

Desperté con horribles piquetes en mi vientre, estas contracciones eran jodidamente terribles, era un dolor inexplicable.

Lo último que recuerdo fue ver a Michael tirado en el suelo. ¿Michael estaba muerto?

La puerta de la habitación se abrió de golpe, Carlos había entrado por ella.

-¿Cómo te sientes?

-Las contracciones son fatales.-me quejé.

-Te aplicaran la epidural en unos momentos.-informó.

-¿Qué sucedió con mi esposo?-pregunté de inmediato.

Carlos me miró sin expresión alguna, ¿de verdad Michael había muerto?

Michael entró de inmediato y corrió a abrazarme.

-No estás muerto.-dije aún abrazándolo y con lágrimas.

-Jamás te dejaría sola con nuestro hijo.-dijo besando mis labios.

Cuando nos separamos entraron dos enfermeras, me pidieron que me sentara a la orilla de la cama, Michael me tomó de la mano mientras las enfermeras me aplicaban la epidural en la espalda baja, el piquete dolió un poco.

Después me pidieron que me recostara.

-Comenzaremos cuando dilates un poco más.-comentó Carlos.

Las enfermeras salieron de la habitación junto con Carlos.

Michael se acomodó junto a mí y me abrazó por la cintura.

-En unas horas seremos una familia.-dijo Michael emocionado.

-Una hermosa familia.-sonreí.

Michael empezó a notar que las contracciones eran frecuentes, me abrazó por la espalda, posó sus manos sobre mi abultado vientre e hizo ejercicios de respiración conmigo.

-8 horas después-

Las contracciones eran más frecuentes, Carlos y las enfermeras entraron a la habitación. Michael estuvo a mi lado y tomó mi mano.

Al final escuché un llanto, las enfermeras limpiaban a Prince, se lo entregaron a Michael, él lo sostuvo en brazos y besó su cabeza, le sonreía y lloró de felicidad. Ya era padre.

Michael se acercó a mí y depositó a Prince en mis brazos, le besé la frente y lloré de felicidad, todos habían salido de la habitación, dejándonos a Michael, Prince y a mí. Un momento único y especial con mi pequeña y hermosa familia.

-Te amo Michael. Prince y tú son lo más importante en mi vida. Son mi familia.-dije sonriendo.

-Tú eres mi esposa, mi mejor amiga, mi alma gemela, el amor de mi vida, mi único hogar, mi familia, eres lo mejor que me ha pasado, me cambiaste la vida, eres mi razón de vivir, mi amante, mi todo. En pocas palabras, eres mía.-dijo tomando mi rostro entre sus manos y besó mis labios tiernamente.

¿Podían creer que este bonito sentimiento había comenzado cuando yo tenía 17 años? Él me había obligado a casarme, comencé a conocerle, comencé a sentir algo por él, nos casamos por lo civil, conocí a su familia, conoció a mi familia, nos casamos por la iglesia, nuestra hermosa luna de miel, nuestro primer te amo, la primera intimidad, el embarazo y muchas cosas más.

Él me hacía muy feliz, lo amaba muchísimo, nos faltaba mucho por vivir, más hijos, más besos, más caricias, más te amo, más momentos íntimos, más aventuras. Como él había dicho, era suya.

                                                                                           FIN.


Eres mía (Michael Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora