El aire a mi alrededor era pesado, cargado con una tensión que parecía aplastarme. Las palabras de Hunter seguían resonando en mi mente, chocando con lo que Steve había dicho momentos antes. "No eres quien piensas que eres." La frase me perseguía, un eco que no podía ignorar.
Di un paso atrás, alejándome de ellos. Quería espacio, aire, algo que me permitiera pensar. Pero sabía que no tenía sentido. No podía huir de esto, de lo que fuera que estaba ocurriendo.
—¿Qué significa eso? —mi voz salió más fuerte de lo que esperaba, aunque mi pecho estaba lleno de miedo—. ¿Qué demonios soy? ¡Dímelo, Hunter!
Hunter me miró con una expresión cargada de culpa. Era mi amigo, o al menos lo había sido hasta ahora. Todo este tiempo, había confiado en él, en los demás. Por eso había venido aquí, a Selverkeep. Buscaba respuestas sobre mis orígenes, sobre esos sueños extraños y los fragmentos de recuerdos que no podía explicar. Pero esto... esto era demasiado.
—Aria... —dijo al fin, con una voz temblorosa—. No quería que lo descubrieras de esta manera. No ahora, no así. Pero Steve tiene razón. Tu sangre... no es normal.
Un escalofrío recorrió mi espalda. Mis manos temblaron, y algo en mi interior pareció moverse, algo desconocido y aterrador. Mi instinto me decía que no era mentira. Había algo más, algo que siempre había estado ahí, esperando salir a la luz.
—¿Normal? ¿Qué significa eso? —grité, mi voz quebrándose por la mezcla de miedo e ira—. ¡Deja de dar rodeos, Hunter! ¡Dímelo de una vez!
Steve, que hasta entonces había permanecido en silencio, levantó la cabeza. Sus ojos no eran completamente suyos. Había algo oscuro en ellos, un brillo extraño que me hizo retroceder. No era él quien estaba hablando.
—Eres una Oscura, Aria. —Las palabras salieron de su boca como un golpe seco. Mi corazón dio un vuelco, y el mundo pareció detenerse.
—¿Qué? —murmuré, mi voz apenas un susurro. Era imposible. Yo no podía ser eso.
—No solo Oscura —continuó Steve, con una risa amarga que me heló la sangre—. Eres mitad Oscura y mitad Solar. La unión imposible. El equilibrio que nunca debió existir.
Di otro paso atrás, sintiendo que las piernas me flaqueaban. Tropecé, apenas logrando mantenerme en pie. Las palabras de Steve eran como un puñal que perforaba mi mente, pero al mismo tiempo, algo dentro de mí respondía, despertaba.
—Eso no tiene sentido. Yo... yo soy solo yo —intenté decir, aunque mi voz sonaba más débil con cada palabra.
Steve inclinó la cabeza, sus ojos brillando con una crueldad que no podía ignorar. Algo más estaba hablando a través de él.
—¿De verdad no lo sabías? —preguntó, con una sonrisa amarga que me revolvió el estómago—. Tus sueños, tus visiones, todo tiene una razón. No eres humana, Aria. Eres ambas cosas. Oscura y Solar. Y todo lo que creías saber sobre tu familia... sobre tu vida... es una mentira.
Mi cuerpo se tensó, como si el aire mismo conspirara contra mí. Mis padres. Mi madre, que siempre había sido mi refugio. Mi padre, con su risa cálida. ¿Era posible que...?
—¿Mis padres...? —pregunté, aunque temía la respuesta. Miré a Hunter, buscando algo, cualquier cosa, en su rostro. Pero su silencio fue peor que cualquier palabra.
—Ellos te amaron, Aria. Eso es lo único que importa —dijo al fin, con una voz cargada de tristeza.
No podía respirar. Mi pecho se comprimía, y sentí como si todo a mi alrededor comenzara a desmoronarse.
—¿Fui adoptada? —pregunté, aunque en el fondo ya sabía la respuesta. Era como si siempre hubiera sabido que algo no encajaba, pero me había negado a verlo. Hunter asintió lentamente, y en ese momento, el suelo pareció desaparecer bajo mis pies.
Mis padres... ¿no eran mis padres? Todos los recuerdos felices, los abrazos, las risas... ¿eran una mentira? ¿Habían fingido amarme? ¿O acaso ni siquiera sabían quién era yo realmente?
—No... —murmuré, mi voz apenas audible. Mi visión comenzó a nublarse mientras la ira se mezclaba con el miedo y el dolor. Algo dentro de mí comenzó a arder, una energía desconocida que no podía controlar.
—Aria, cálmate —dijo Hunter, acercándose, pero lo aparté con un movimiento brusco.
—¡Cálmate tú! —grité, sintiendo cómo esa energía comenzaba a desbordarse. El aire a mi alrededor vibraba, y una luz dorada empezó a emanar de mis manos. Todos se detuvieron. Incluso Steve, con esa oscuridad en sus ojos, parecía sorprendido.
Miré mis manos, horrorizada. No sabía qué estaba pasando. ¿Esto también era parte de mí?
—Aria, por favor, escucha —dijo Hunter, su voz ahora más suave, como si temiera romperme—. No importa lo que seas o de dónde vengas. Lo que importa es quién decides ser ahora.
Sus palabras me golpearon como una corriente de agua fría. Cerré los ojos, tratando de calmar el caos que sentía dentro de mí. La luz comenzó a apagarse lentamente, y el aire dejó de vibrar. Cuando abrí los ojos, Hunter estaba arrodillado frente a mí, su expresión llena de preocupación.
—Ellos no querían lastimarte, Aria. Te protegieron como pudieron. Pero esto... esto siempre estuvo dentro de ti.
Mi mente seguía tratando de asimilar todo. Mi madre sabía algo. Tenía que saberlo. ¿Por qué nunca me dijo la verdad? ¿Qué había tratado de protegerme de descubrir?
—¿Por qué? —pregunté, mi voz quebrada por las lágrimas. Sentía como si me estuviera desmoronando, como si todo lo que era se estuviera derrumbando.
Hunter me miró con seriedad, y algo en su expresión me dijo que la respuesta sería peor de lo que esperaba.
—Porque sabían que algún día tendrías que enfrentarte a esto. Que el mundo no te dejaría escapar de lo que eres.
El peso de sus palabras me aplastó, y sentí que todo mi cuerpo se debilitaba. Algo en mi interior me decía que no había vuelta atrás, que esta verdad cambiaría mi vida para siempre. Pero, ¿qué se supone que debía hacer ahora? ¿Cómo podía enfrentar algo que ni siquiera entendía?
Las lágrimas rodaron por mis mejillas mientras miraba a Hunter y luego a Steve. Mi vida nunca había sido normal, pero jamás imaginé que fuera así de complicada. Y ahora, todo lo que conocía estaba en ruinas. ¿Quién era yo realmente?
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Detras de sus ojos
FantasyLa muerte de su hermana cambió todo para Aria. Un misterio sin resolver, secretos que se ocultan tras cada sombra, y una verdad que parece querer devorarla. ¿Quién está detrás de todo esto? ¿Y por qué la vida de Aria ahora está marcada por la oscuri...