¿Y si fallo?

3 1 0
                                    

La sala estaba cargada de tensión. Hunter se giró hacia mí, su expresión endurecida por la preocupación. Podía ver el conflicto en sus ojos dorados, esa mezcla de miedo y determinación que lo hacía siempre tan impredecible. Algo en la forma en que me miraba me decía que ya había tomado una decisión, aunque sabía que no me iba a gustar.

—Aria, no puedes seguir avanzando sin estar preparada —declaró, su voz firme como una roca.

Me tensé, sintiendo la frustración burbujear dentro de mí.

—¿Qué estás diciendo? —pregunté, mi tono casi desafiante.

—Que necesitas entender lo que eres antes de enfrentarte al Nexo —continuó, dando un paso hacia mí—. Esa cosa... lo que dijo. Está en lo cierto. No puedes cruzar esto sola. No así.

Antes de que pudiera responder, Steve soltó un bufido desde donde estaba apoyado contra una pared, como si la conversación le resultara un espectáculo insoportable.

—Claro, porque Hunter es ahora el experto en poderes y nexos mágicos. ¿Desde cuándo te convertiste en un guía espiritual, chico motel?

Hunter lo fulminó con la mirada, y por un segundo pensé que iba a saltar sobre él.

—Cállate, Steve. Esto no tiene nada que ver contigo.

—¿Ah, no? —replicó Steve, cruzando los brazos con una sonrisa burlona—. Mira, sé que disfrutas jugando al héroe, pero Aria necesita algo más que tus sermones de protección. Necesita avanzar, no retroceder para perder el tiempo descubriendo poderes que ni siquiera sabe si tiene.

—¿"Perder el tiempo"? —Hunter avanzó un paso, la furia acumulándose en cada palabra—. ¡No tienes idea de lo que estás diciendo! Si Aria cruza el Nexo sin controlar lo que lleva dentro, será consumida. Tú lo sabes, Steve. Y aún así, prefieres arriesgarla. ¿Por qué? ¿Qué estás escondiendo?

La sonrisa de Steve desapareció en un instante, reemplazada por algo más frío, más peligroso.

—No hables de cosas que no entiendes, Hunter.

—¡Entonces explícalo! —Hunter alzó la voz, sus ojos ardiendo de ira—. ¡Dime por qué estás tan desesperado por empujarla hacia algo que podría matarla!

—¡Basta! —grité, interponiéndome entre ambos antes de que la discusión escalara. Ambos me miraron, y el silencio volvió a caer en la sala, aunque todavía cargado de electricidad.

Respiré hondo, intentando calmarme. Hunter y Steve se odiaban, eso era obvio, pero había algo más, algo que ambos estaban evitando decir. Sabía que no era el momento para exigir respuestas, pero tampoco podía dejar que sus rencillas pusieran en peligro todo lo que estaba en juego.

—Hunter tiene razón —dije finalmente, dirigiéndome a Steve. Este último alzó una ceja, sorprendido—. No estoy lista. No puedo cruzar el Nexo si no sé cómo controlar lo que soy.

—¿Estás sugiriendo que retrocedamos ahora? —Steve sonaba incrédulo, como si la idea fuera absurda para él.

—No es retroceder —respondió Hunter antes de que yo pudiera hacerlo—. Es prepararse. Si Aria se entrena, tendrá una oportunidad real. Si no, esto no será más que un suicidio.

Steve se quedó en silencio, su mandíbula apretada mientras consideraba las palabras de Hunter. Era evidente que no quería aceptar el plan, pero tampoco podía refutarlo del todo. Finalmente, su mirada azul se posó en mí, calculadora como siempre.

—Muy bien —cedió, aunque su tono dejaba claro que no estaba contento—. Pero si vamos a perder tiempo con esto, asegúrate de que valga la pena, Aria.

Detras de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora