¿Por que siento esto?

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Hunter

Mientras nos alejábamos de la mansión, el sonido del bullicio de Selverkeep comenzó a envolvernos nuevamente. Aria, con sus ojos dorados brillando de emoción, llevaba una de las maletas sobre el hombro, como si fuera un trofeo de guerra. Yo cargaba la otra, sintiéndome más aliviado que satisfecho. Habíamos salido con nuestras pertenencias, pero el riesgo que corrimos era innecesario... o al menos eso me repetía a mí mismo para no admitir que había disfrutado cada segundo.

— Admitelo, Hunter, te encantó la emoción, — dijo Aria mientras caminábamos por una calle empedrada que nos alejaba del centro.

— ¿Emoción? — respondí, tratando de mantenerme serio. — Más bien diría que fue estrés. Gracias por eso, por cierto.

Ella soltó una carcajada. — Lo dices como si no hubieras sido tú el que dejó al guardia fuera de combate con un movimiento digno de un espía profesional. Creo que te estás divirtiendo más de lo que admites.

— Claro, porque no hay nada más emocionante que robar nuestras propias cosas, — repliqué con sarcasmo. Sin embargo, una sonrisa escapó de mis labios antes de poder detenerla.

Aria lo notó de inmediato. — ¡Ahí está! Sabía que te estabas divirtiendo. Te cuesta admitirlo, pero sé que tienes un lado aventurero escondido bajo toda esa fachada de tipo serio.

No respondí de inmediato. En lugar de eso, me quedé observándola mientras hablaba. Había algo en Aria que hacía que incluso los momentos más tensos parecieran menos pesados, como si su presencia transformara la realidad en algo más llevadero, más... vivo.

Finalmente, suspiré. — Está bien, lo admito. Fue algo divertido. Pero no creas que esto significa que lo vamos a repetir.

Ella me miró, fingiendo estar herida. — ¿Por qué no? Podríamos convertirnos en los mejores infiltradores de Selverkeep. "Hunter y Aria: Los maestros del sigilo". Suena genial, ¿no crees?

— Suena como una forma segura de terminar en problemas, — le respondí, sacudiendo la cabeza. — Prefiero seguir siendo un tipo aburrido, gracias.

— Eso dices ahora, — replicó con un brillo travieso en los ojos. — Pero ya veremos cuánto dura tu "aburrimiento" cuando te enfrentes a la próxima aventura.

Seguimos caminando en silencio por un rato, cada uno perdido en sus pensamientos. La ciudad comenzaba a calmarse a medida que la noche caía, las luces de las farolas proyectando sombras alargadas en los edificios de piedra. Había algo casi reconfortante en la quietud que se estaba instalando, como si Selverkeep también estuviera recuperándose de su propio caos.

Finalmente, llegamos a una pequeña taberna en un callejón apartado. El letrero oxidado que colgaba sobre la puerta rezaba "El Refugio del Viajero", un lugar que solía visitar cuando necesitaba escapar del ruido de la ciudad.

— Aquí estaremos seguros por un rato, — dije, empujando la puerta y dejándola entrar primero.

El interior de la taberna era cálido y acogedor, con mesas de madera desgastada y una chimenea que crepitaba suavemente en una esquina. Había pocos clientes, la mayoría de ellos absortos en sus propias conversaciones.

Nos dirigimos a una mesa cerca de la chimenea y dejamos las maletas a un lado. Aria se desplomó en la silla frente a mí, dejando escapar un suspiro exagerado.

— Bueno, esto definitivamente no estaba en mi lista de cosas por hacer hoy, — dijo, apoyando los codos en la mesa y sosteniendo su rostro con las manos.

Me dan ver sus ojos brillantes con pestañas curveadas, su sonrrisa hermosa y manos delicadas. Se ve tan... hermosa.. 

Tengo que apartar la mirada y respirar profundo para verla de nuevo y que no se note como la mire, no puedo hacerlo no ahora.

Detras de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora