Veintinueve - Desesperada +18

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Narra Nicole

—¿Por qué haces esto? —susurró, sentí cómo se acercaba más, con su voz temblando entre la ira y la pasión contenida.

—Porque me gusta verte así. —Sonreí con un atrevimiento que sabía que lo volvía loco.

No necesitó más provocación. Sus labios se apoderaron de los míos en un beso cargado de urgencia, casi desesperado, como si quisiera reafirmar su dominio sobre mí. Era un beso posesivo, apasionado, que no dejaba lugar a dudas de sus intenciones.

El beso subía de intensidad con cada segundo. Antes de darme cuenta, Iván logró acorralarme contra la pared, su cuerpo pegándose al mío con una fuerza que no dejaba espacio para resistencias. Nuestras respiraciones entrecortadas llenaban el silencio del cuarto, mientras mi mente se nublaba por completo.

Sentía su deseo reflejado en cada movimiento. Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo con firmeza, reclamándome como solo él sabía hacerlo. Una mano se quedó fija en mi cintura, sujetándome con fuerza, mientras la otra se deslizó por debajo de mi vestido, acariciando con autoridad y tomando posesión de mi piel.

—Iván... este no es el lugar adecuado —logré murmurar entre besos, con la voz entrecortada, aunque mi cuerpo me traicionaba al desear tanto esto como él.

—Es mi puta oficina, y me da igual. Yo te hago mía donde quiera. —Sus ojos se fijaron en los míos con intensidad, y en un movimiento rápido, juntó mis muñecas con una sola mano, recargándolas contra la pared, dejándome inmóvil.

Sentí cómo su otra mano bajó para darme una nalgada firme, haciendo que un gemido escapara de mis labios. No pude evitarlo. Iván sabía exactamente cómo hacerme perder el control.

Sus labios comenzaron a descender por mi cuello, dejando besos húmedos y mordidas suaves que encendían mi piel. Mis piernas temblaban con cada movimiento suyo. Lentamente, comenzó a bajar mi vestido, dejando al descubierto mis pechos.

Sabía que le encantaba verme así, vulnerable ante él, completamente a su merced. Sus ojos brillaban con deseo mientras se detenía para admirarme antes de seguir bajando. Sus labios encontraron mis pechos, y comenzó a succionar uno mientras masajeaba el otro con su mano.

Intenté contenerme, mordiendo mi labio con fuerza, pero era imposible. Sus movimientos arrancaban gemidos involuntarios de mi garganta, y mi pecho subía y bajaba con cada respiración agitada.

Mordió ligeramente mi pezón y levantó la mirada hacia mí, como esperando mi reacción. No pude contenerme más y dejé escapar un leve gemido que parecía satisfacerlo aún más.

Con un movimiento rápido, soltó mis muñecas y deslizó su mano hacia mi entrepierna. Al sentir cómo me encontraba, húmeda y completamente entregada, levantó la vista nuevamente, sus ojos llenos de poder y pasión.

Sin decir una palabra, me tomó en brazos y me sentó sobre su escritorio con delicadeza, sin dejar de besarme. El beso se profundizó, y sentí cómo abría ligeramente mis piernas antes de arrodillarse frente a mí.

Vi cómo se acercaba a mi intimidad sin dudarlo, y el mundo a nuestro alrededor desapareció por completo. Movía con rapidez su lengua y mis gemidos no paraban de salir, mi mano se encontraba en su cabeza mientras lo manipulaba a mi gusto. Después de estar usando su lengua un rato, volvió a levantarse y fue directamente a mis labios.

—Espero que así te quede claro a quién vergas le perteneces.

Rápidamente se quitó el cinturón y yo lo observaba con delicadeza. Se desabrochó el pantalón y lo bajó un poco, así pudo sacar su miembro.

Obsesionado - IAGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora