Obsesionado - IAG

Treinta y siete - Sorpresa 4/5

Narra Nicole

Iván cerró los ojos, aunque su sonrisa ladina dejaba claro que estaba disfrutando de todo esto. Rodeé el auto rápidamente, asegurándome de que no se asomara.

—No los abras, ¿eh? —le advertí mientras tomaba sus manos para guiarlo fuera del auto.

—No te prometo nada, pero confío en ti, mami —respondió con ese tono juguetón que tanto me derretía.

Lo llevé con cuidado hacia la entrada del rancho, donde todo estaba preparado. La decoración era perfecta: luces colgantes, mesas adornadas y un enorme cartel que decía "Feliz cumpleaños, Iván". Todos estaban escondidos, esperando el momento justo.

—¿Ya puedo mirar? —preguntó, riéndose un poco.

—Todavía no, ten paciencia —respondí, posicionándolo justo donde quería.

Coloqué mis manos sobre sus ojos, asegurándome de que no viera absolutamente nada. Me puse detrás de él, mordiéndome el labio mientras veía todo lo que habíamos organizado. La expectativa me estaba matando.

—¿Lista, mami? —preguntó Iván, notoriamente curioso.

—Muy lista.

Quité mis manos de sus ojos, y en cuanto lo hice, un estruendoso "¡FELIZ CUMPLEAÑOS!" resonó en todo el lugar. El rancho se llenó de barullo: aplausos, risas y gritos de felicidad. En ese instante, Edición Especial comenzó a tocar su primera canción, y el ambiente se transformó en una verdadera fiesta.

Iván dio un paso hacia adelante, sorprendido, mirando todo a su alrededor. Su rostro reflejaba una mezcla de asombro y emoción.

—¿Todo esto es para mí? —preguntó con una sonrisa enorme, sus ojos recorriendo cada detalle.

Me acerqué, tomándolo del brazo con cariño. —Todo para ti, mi amor.

Néstor, Alfredo y Ovidio se acercaron rápidamente, palmeándole la espalda y riendo.

—¡A esto se le llama festejar al jefe como se debe! —dijo Alfredo, levantando una copa.

—Ya no puedes quejarte, cabrón, ¡esta fiesta está a otro nivel! —añadió Ovidio, dándole un empujón amistoso.

Iván se quedó quieto por un momento, asimilando todo, y luego me miró directamente. Su expresión era única, como si intentara procesar lo mucho que significaba esto para él.

—Eres increíble, Nicole. —Sus palabras fueron apenas un murmullo, pero se sintieron como un grito en mi corazón.

—Sabía que te gustaría —le respondí, entrelazando mis dedos con los suyos.

Edición Especial seguía tocando, y todos comenzaron a bailar y aplaudir alrededor. La fiesta apenas comenzaba, pero en ese instante, para mí, todo se resumía en la felicidad reflejada en sus ojos.

La sonrisa de Iván seguía ahí, amplia, brillante. Mientras miraba la decoración, la música y a todos celebrando, lo tomé de la mano y lo jalé un poco hacia un lado, buscando un momento de privacidad en medio de tanto barullo.

—¿Qué pasa, mami? —preguntó, inclinándose un poco para mirarme a los ojos.

—Quiero decirte algo —comencé, acariciando suavemente el dorso de su mano con mis dedos.

Él frunció el ceño, intrigado, pero esperó a que hablara.

—¿Te acuerdas cuando te pusiste celoso porque Ovidio y yo estábamos hablando en secreto? —le pregunté, intentando no reírme al recordar su cara en ese momento.