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Parte 1

Kuea apenas le había dirigido la mirada en todo el camino de regreso.

Lian tamborileó sus dedos alrededor del manubrio, incómodo porque no sabía qué decirle al muchacho para preguntarle el motivo de su comportamiento. Kuea estuvo más... apagado esa noche, su cambio de actitud fue repentino, y varias veces le preguntó si se sentía bien, si quería regresar a casa.

Pero Kuea se limitó a negar con la cabeza, tirando de él para darle besos en la boca, cortos y seguidos, llenos de necesidad, y Lian decidió hacerlo feliz. Luego, Nunew y Zee apareciendo y se pusieron a hablar entre los cuatro, y las cosas parecieron mejorar un poco.

Sin embargo, acababa de dejar a Nunew y Zee en la casa del menor, y una vez solos, la incomodidad volvió a aparecer.

Lian se detuvo fuera de la casa de Kuea, pidiéndole el cuaderno. El menor se lo tendió.

Si hice algo que te haya desagradado, lo siento, Kuea.

Kuea leyó las palabras, sintiendo ahora ganas de llorar, y sacudió la cabeza en una torpe negativa.

No ha pasado nada, phi. Es sólo que... 

El papel en su bolsillo pesó como un ladrillo, pero no sabía cómo expresarse bien, porque tampoco entendía esos sentimientos en su interior. ¿Celos? ¿Rencor?

¿Odio?

Es sólo que me puse triste porque he recordado a JJ. Triste y culpable.

Lian suspiró al leer el mensaje, entendiendo la postura en la que estaba el chico porque a nadie le gustaba mentirles a sus mejores amigos. Sobre todo Kuea, que parecía tan apegado a JJ. 

Si no estás seguro de esto, Kuea, podemos dejarlo hasta aquí.

No quiso sonar tan categórico e incluso frío, pero sentía que necesitaba decírselo para saber qué tan seguro estaba Kuea de lo que ellos podían tener. En especial, porque Lian necesitaba un pequeño (gran) impulso para poder terminar con Magic pronto.

Kuea leyó las palabras, sus labios frunciéndose en disgusto.

Estoy seguro. El chico lo miró un instante. Te quiero. Te quiero para mí, como mi novio. La mano de Kuea tembló. Te quiero, te quiero, te quiero, te qui–

Lian detuvo el movimiento errático de la mano de Kuea, repentinamente asustado por su forma de actuar, y al voltear a verlo notó su llanto silencio y sus ojos lagrimosos, mordiendo su labio inferior con fuerza.

—Oh, Kuea... —susurró Lian, abrazándolo de golpe porque no sabía qué otra cosa hacer en ese instante, porque su corazón se rompió al ver a Kuea llorar así.

Lian no quería verlo llorar nunca en la vida.

Lo meció, sintiendo como los hombros del chico se sacudían por los sollozos, y le revolvió el cabello. Le murmuró palabras tranquilizadoras para que así se calmara, para que volviera a sonreírle con esa bonita sonrisa que poseía. 

Al sentirlo más calmado se alejó, limpiando sus mejillas con los dedos, y dándole pequeños besos seguidos.

Te quiero —dijo Lian en lenguaje de señas.

Te quiero —respondió Kuea.

El mayor volvió a agarrar el cuaderno.

Kuea, yo también te quiero mucho y quiero estar contigo, ¿bien?

Te quiero tanto que a veces temo que te des cuenta de que no valgo la pena para ti, 

y eso me asusta mucho porque me gustas demasiado.

MUÑEQUITO DE PORCELANA [LIANKUEA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora