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Parte 2

Zee observó la ventana con ojos helados, pero la mueca en su labio demostraba que estaba furioso.

Lian le sonrió, tratando de aplacar su ira, aunque el más bajo pareció enfurecerse peor con ese gesto inocente de su mejor amigo.

—Tienes que estar bromeando —gruñó Zee.

—Sólo tienes que ayudarme a subir...

—¡No tengo fuerzas ni para levantarme por las mañanas y quieres que te ayude! —dijo en un susurro enojado Zee.

Lian borró su sonrisa, poniendo una expresión amenazante en su rostro.

—Te di una de mis letras para que conquistaras a Nunew, así que ahora, o me ayudas, o le diré a ese chico que tú no escribiste nada —amenazó.

Zee soltó un chasquido, cruzándose de brazos, pero no dijo nada y Lian lo tomó con que aceptaba lo que harían a continuación.

Así que, agarrando unas piedras pequeñas, las lanzó contra la ventana. No pasó nada inmediatamente, así que lo intentó otra vez, y la luz del cuarto se encendió, seguido de unos ladridos. Pasaron unos segundos hasta que la ventana se abrió y el rostro sorprendido de Kuea apareció.

El chico los miró, atónito, pero Lian le sonrió.

—Voy a entrar —le dijo con lentitud, para que así leyera sus labios.

Kuea pareció preguntarles con la mirada cómo lo haría, sin embargo, Lian hizo un gesto, quitándole importancia, y con ayuda de Zee, que apenas podía con el peso del mayor, lo subió a sus hombros.

—Voy a matarte, voy a matarte, voy a matarte... —murmuraba Zee, a punto de llorar por el dolor. Afortunadamente, estaba pegado a la pared así que aquello era soportable hasta cierto punto.

Lian pensó que sería más fácil, pero Kuea tuvo que tirarlo de la sudadera para que terminara de entrar, y rogó para que nadie más en la casa se despertara con todo el ruido.

Se puso de pie, observando a Lucky olisquear su pierna.

Lian, ¿qué haces...?

Kuea no pudo decir nada más porque Lian le besó en ese momento, sintiendo un bálsamo en su corazón cuando sus labios conectaron con los del menor. A pesar de todo lo ocurrido, a pesar de verlo con Wheein, no le importaba nada en ese instante porque él sabía, en el fondo, que Kuea era su novio y le quería demasiado como para permitir que ese tonto beso arruinara su relación con él.

Kuea respondió el beso, sorprendido y jadeante, sus piernas temblando por el agarre de Lian en su cintura, y retrocedió unos pasos en los que Lian sólo le seguía besando.

No se separaron hasta que Lian sintió algo incómodo en su pierna, y al bajar la vista se encontró con Lucky, que estaba mordiendo su pantalón, gruñendo para que se alejara de su dueño.

Se rió en voz baja, observando a Kuea, que le miró con ojos brillantes.

Lo siento —dijo Kuea, a punto de romper a llorar—, por lo del otro día, yo no...

—Shhhh... —chistó Lian, chocando suavemente su frente con la del menor—, shhh... No importa, Kuku... 

Lo volvió a besar, pareciendo que Kuea entendió su mensaje, y se quedaron así varios segundos, sólo compartiendo besos torpes, risas bajas, el calor de sus cuerpos siendo suficiente para estar con el otro.

Se acostaron sobre la cama del chico, Lian olvidando por completo que Zee estaba congelándose el culo afuera, y volvieron a besarse.

Te he extrañado mucho —le dijo Lian con cuidado, pues esos últimos días estuvo aprendiendo lenguaje de señas, y se sintió mejor cuando el rostro de Kuea brillaba por la felicidad—, ¿volverás al colegio?

MUÑEQUITO DE PORCELANA [LIANKUEA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora