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Parte 1

Lian perdió de vista a Kuea cuando más patrullas policiales llegaron de pronto junto con las ambulancias. El lugar se llenó de oficiales por todas partes y él estaba algo mareado por el dolor, su costado ardiendo gracias a la bala que lo golpeó en esa parte, pero el chaleco anti-balas logró repeler.

Lo subieron a una ambulancia, separado de Kuea, y llevaba ya muchos minutos metido en un cubículo del hospital sin saber qué estaba pasando, hasta que su mamá llegó de pronto.

―¿Lian? ―levantó la vista al oír la suave voz de su mamá, chocando con sus ojos asustados―. Oh, Lian, ¿qué pasó...?

Ella se adelantó y lo abrazó con desesperación, provocando que se pusiera a llorar. Lian volvió a llorar porque tenía miedo de lo que acababa de ocurrir, porque no podía sacarse de la cabeza la visión de Kuea ensangrentado y herido, porque su cuerpo dolía y todo estaba muy mal.

Lian sabía que las cosas ya no serían iguales para nadie.

―Lo si-siento, mamá... ―sollozó apenas.

―Está bien ―dijo ella con su tono apretado―, con papá también lo sentimos mucho. No hemos... ―la mujer besó su cabello―, no hemos sido buenos padres. Perdónanos, Lian.

Sorbió por su nariz, limpiándola con la manga de su sudadera y dejando que su mamá lo meciera para tranquilizarlo. Pasados unos minutos, la cortina fue abierta otra vez y dos rostros más se asomaron: Wheein y su papá. Ambos entraron con rapidez, con Wheein casi corriendo a su lado.

―Li, tenía mucho miedo ―dijo Wheein, tomándole la mano―, no entendimos mucho, ¿qué ha pasado?

Lian negó con la cabeza, incapaz de hablarlo en ese momento, pues sería contar toda la historia desde el inicio. Desde que Kuea tenía tres años, el contar todo lo que le hicieron, explicar qué estaba haciendo él ahí.

Él no podía lidiar con todo eso ahora.

Poco después, llegó un doctor que le dio pequeñas indicaciones: le quedaría un moretón por el impacto, pero no había ningún hueso roto u órgano dañado, además que debía descansar los siguientes días. Luego, aparecieron dos policías para recoger su testimonio.

―¿Y el policía Kyuhyun? ―preguntó, aturdido.

Ambos oficiales se miraron.

―Ha sido quitado del caso ―respondió uno.

Lian quiso discutirles, sin embargo, sabía que eso podía ser considerado una falta de respeto, así que les contó todo desde un inicio: su discusión con Kuea.

Cuando acabó, uno de los hombres dijo que probablemente sería llamado de testigo para el juicio, por lo que seguirían en contacto con él, retirándose de allí. Sus padres lo miraron con ojos como platos, con Wheein casi temblando.

―¿Kuea estará bien? ―preguntó la chica.

Lian no lo sabía, así que no respondió, ya que no iba a mentirle nunca más.

En el pasillo, JJ también fue interrogado junto a Net, que le tomaba la mano y hacía círculos en su piel para calmarlo un poco. El mayor notaba lo tenso que estaba, además de que todavía no vieron a Kuea en ningún momento, sólo recibieron una llamada que el tío de Kuea, Tor, contestó y partieron al hospital. La abuela Haeri y Tor desaparecieron junto a Tul, que trató de tranquilizarlos dentro de lo posible, pero ahora no tenían mayor contención que al otro.

Los policías se despidieron cuando recogieron la información suficiente, dejándolos solos. JJ miró de reojo a Net.

―Gracias ―le dijo, aunque su voz salió como un graznido―, por... por esto. Por estar aquí conmigo.

MUÑEQUITO DE PORCELANA [LIANKUEA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora