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Parte 2

Kuea tampoco dejaba de llorar.

Sentado en el auto, al lado de Lian, que miraba al frente, se deshacía en lágrimas pues lo arruinó todo. Dijo cosas horribles gracias a la rabia, porque JJ se enteró de la verdad de una forma que no debía, y ahora él ya no iba a hablarle más. JJ jamás le perdonaría lo que hizo.

—Kuea...

Se volteó para mirar a Lian, que lucía cansado y agotado por todo, y sorbió su nariz antes de moverse para abrazarlo. Su novio le devolvió el abrazo, tirando de él y dejando que el menor enterrara su rostro en su hombro para que siguiera llorando.

Net, una vez JJ desapareció, se volteó a verlos con una mirada de desolación, de enojo, de tristeza y decepción.

—Sabía que esto iba a pasar —les dijo, sacudiendo su cabeza—. Ahora sí lo hemos arruinado en grande. JJ jamás va a perdonarnos esto.

Antes de que Kuea o Lian pudieran responderle, se marchó de allí en busca de JJ, y fue Lian quien tuvo que sacar a Kuea del club, ya que el muchacho apenas podía moverse cuando todo lo ocurrido cayó sobre sus hombros como un balde de agua fría.

JJ se enteró de todo. JJ ya sabía que su novio era Lian, se enteró de la verdad, y ya no iba a ser más su amigo por la forma en la que le dijeron lo ocurrido. Por haberle mentido tan descaradamente, dejándolo fuera de su grupo, dejando que sus miedos y temores se alimentaran más y más.

Ellos ya no serían mejores amigos y ese sólo pensamiento estaba provocando que sus lágrimas salieran sin control.

—Ya, ya, Kuea... —le susurró Lian, besando su mejilla—, las cosas estarán bien, lo prometo...

Mentira. Kuea sabía que no sería así porque él y JJ no eran amigos, no luego de lo que hizo.

—JJ lo entenderá —agregó Lian, como si pudiera leer sus pensamientos—, sólo hay que darle un tiempo...

No. No sería así. Ellos rompieron la confianza de JJ, y sin confianza, ¿en base a qué se construía una amistad?

—Te iré a dejar a casa —terminó de decir Lian—, ya es tarde y necesitas dormir un poco.

Lian sintió su corazón doler por la visión de su novio deshecho en llanto, sin saber bien qué hacer para hacerlo sentir un poco mejor. Tenía claro que las cosas se estaban arruinando entre ellos lentamente, pues JJ era muy importante para Kuea, y no tenerlo a su lado...

Las cosas no tuvieron que acabar así, ¿cómo lo arruinaron de esa forma?

Le tomó la mano a Kuea, dándole un apretón suave, pero no hubo respuesta alguna, así que sólo condujo para llevarlo a casa. Se supone que esa noche le iba a mostrar su canción, se la iba a presentar, y ahora todo se derrumbó de golpe. Prem, JJ, sus miedos, todo parecía haber llegado de golpe.

A los pocos minutos, dejó a Kuea fuera de su casa, dándole un beso en la mejilla.

—Cualquier cosa —le dijo en voz baja, sosteniéndolo de la barbilla y obligándolo a mirarlo a los ojos—, me envías un mensaje, ¿está bien, bebé?

Kuea sorbió por su nariz una vez más, tembloroso, y entró a su casa, volviendo a llorar cuando, al llegar al living, vio a su mamá sentada en el sofá.

No sólo a JJ le mintió, sino también a sus papás. A sus padres, a su familia, quienes le convirtieron en Kuea cuando sólo era un Muñeco roto y destrozado.

Kewalin se volteó a mirarlo al escuchar el ruido, la sonrisa desapareciendo de su rostro al ver a su hijo, su príncipe, llorando a lágrima viva bajo el umbral de la entrada, con sus ojos rotos y sus labios temblando.

MUÑEQUITO DE PORCELANA [LIANKUEA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora