MUÑEQUITO DE PORCELANA [LIANKUEA]

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Parte 2

Wheein tocó la puerta de su cuarto y se asomó segundos después, sonriendo ampliamente. Lian le devolvió la sonrisa, aunque se sentía algo incómodo en ese momento.

—¿Estás listo, Li? —le preguntó Wheein—. No es necesario que vayas si no quieres...

Lian rascó su nuca, tratando de lucir despreocupado e incluso algo aburrido.

—No te preocupes, Wheein —le contestó, saliendo con ella—, es sólo un cumpleaños. Además, va a ir Zee, ¿no es así?

—Kuku dijo que sí —dijo su hermana menor, bajando las escaleras apresuradamente—. Nos vemos, mamá y papá.

Sin embargo, antes de que la chica pudiera pasar de largo con Lian, su papá los detuvo.

—No quiero que se queden mucho tiempo —dijo el hombre con voz de disgusto—. La familia Keerati no es de mi agrado, menos con ese hijo tan extraño que tienen.

Wheein apretó sus labios un instante.

—Es mi amigo —dijo ella débilmente—, y Kuea es un buen chico. Él, JJ y Nunew lo son.

Su padre arrugó los labios, pero antes de que pudiera decir algo más, Lian se adelantó:

—Vamos algo atrasados, Wheein —dijo, tirando de su hermana—. Nos vemos, papá.

El hombre no alcanzó a decir algo más porque Lian se apresuró a irse, recordando brevemente la forma en la que su papá le trataba cuando se enteró que estaba saliendo con Prem.

Wheein subió al auto junto a Lian, un poco desanimada.

—Hey, no pongas esa cara —le dijo con cariño, pellizcando su labio sobresaliendo—, te pusiste muy bonita hoy para que ellos te lo arruinen, Wheein.

Las mejillas de la chica se colorearon de rojo.

—Quiero estar guapa para Kuea —contó la muchacha.

Lian fingió verdadera curiosidad y desconocimiento:

—¿Aún no te le has declarado? —preguntó, sabiendo la respuesta porque tenía claro que Kuea ya le habría contado.

—No, no he querido —murmuró Wheein—, cuando lo veo, me quedo paralizada y mi corazón se acelera, y no me atrevo a decirle que me gusta. 

Lian asintió, con expresión pensativa.

—Tal vez no deberías decirle, así de simple, y con el tiempo esos sentimientos se vayan —señaló.

Wheein suspiró, algo triste.

—Tienes razón, Li.

El chico se sintió algo mal por ello, pero trató de no darle muchas vueltas al asunto porque era por el bien de su hermana menor. Después de todo, Kuea estaba saliendo con él.

Minutos después se estacionó a unos metros de la casa de Kuea, saliendo junto a Wheein, y caminaron hacia la puerta. Tocaron el timbre, esperando pacientemente, hasta que alguien abrió.

—¡Kuea! —saludó Wheein, abrazando al chico de golpe, sacándole una sonrisa, y se alejó unos centímetros—. ¡Feliz cumpleaños!

—¡Gracias! —dijo Kuea, sonriendo con más fuerza al ver a Lian detrás de Wheein.

—Espero que no te moleste, tú mismo dijiste que podía venir si yo quería...

—¡No te preocupes, está bien! —se apresuró a decir Kuea, dando un paso tímido hacia Lian, conteniendo el impulso de lanzarse a darle un beso.