MUÑEQUITO DE PORCELANA [LIANKUEA]

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Parte 2

Magic le sonrió con timidez, sus ojos brillando cuando se acercó a él, creyendo por fin que podría tener un tiempo a solas con Lian luego de tantas semanas de tensión. Ya estaban a mitades de noviembre, así que pronto deberían empezar a hablar qué harían para las vacaciones de navidad.

—Hola, Li —saludó Magic, poniéndose de puntillas para darle un beso.

Lian ladeó la cabeza, recibiendo el beso en la mejilla, y suspiró con algo de cansancio. Observó el patio del colegio, notando que ya no quedaban personas, para luego voltearse hacia Magic, que lucía algo ansiosa.

—Tengo que hablar contigo —le dijo, su voz seria y llamando la atención de la muchacha.

—¿Qué ocurre, Lian? —preguntó Magic.

Lian la miró. 

Ellos llevaban siendo amigos desde los catorce años, cuando Magic se volvió la tutora de Wheein para ayudarla en sus clases, y congeniaron de forma inevitable. Ella era inteligente y divertida gran parte del tiempo, pero desde que se volvieron novios, desde que ella se volvió la presidenta de su clase y él el presidente del Centro de Estudiantes, las cosas parecían haberse tornado raras y tensas.

La seguía queriendo, era inevitable, pero no como una novia. No como algo más que una amiga.

No, en ese instante, su corazón se aceleraba sólo por Kuea. 

Y recordar la imagen de Kuea, dándole besos pequeños, sus ojos tristes, fue el único impulso que necesitaba para poder hablar:

—Quiero terminar contigo.

Magic abrió su boca.

Pasaron unos segundos en silencio.

—¿Qué? —murmuró Magic, sin perder la expresión atónita en su rostro, pálida, perdida.

Lian rascó su nuca.

—Esto no está funcionando —prosiguió, tratando de que su voz saliera fuerte—, lo mejor es terminar, Magic. Yo no... —humedeció sus labios—, no te quiero de esa forma.

Magic soltó una risa débil, sacudiendo su cabeza.

—¿Qué estás diciendo, Lian? —preguntó—. Eres mi novio, claro que me quieres así —agarró con más fuerza su bolso—. Anda, llévame a casa, podemos...

—Magic, basta —le interrumpió Lian con voz amable—, no estoy bromeando. Ya no quiero seguir con esto.

La chica parpadeó, y acto seguido, sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Pero ¿qué dices? —insistió, sorbiendo por su nariz—. Tú y yo hacemos una pareja bonita, Lian —su voz se quebró—. Yo te quiero, ¿por qué...?

—Porque no te quiero de esa forma —repitió—, te quiero sólo como amiga. Yo no... De verdad lo intenté, Magic, pero es mejor que esto quede hasta aquí.

Magic se estremeció, sin embargo, permaneció en su lugar, sin moverse, lágrimas cayendo por sus mejillas.

—No lo entiendo —murmuró Magic—, nosotros estamos bien juntos. Nos íbamos a casar, Lian —la chica hipó—. Mis papás, ¿qué van a decir de esto? ¿Y tus padres, Lian? ¡Ellos me quieren!

Lian frunció el ceño cuando ella lo agarró del brazo, apretándoselo, y trató de mantener la calma, de no perder la paciencia.

—Ellos no tienen por qué meterse en esto —dijo Lian—, la relación es nuestra, Magic, así que la opinión de nuestros padres importa una mierda.