Capítulo 44

7 1 0
                                    

Ellia's POV:

Desperté desorientada y sintiendo todo mi cuerpo débil y pesado. Me costaba mantener los ojos abiertos, y para colmo de males todo parecía dar vueltas a mi alrededor. Gruñí al sentir una aguda punzada en mi sien, llevando mi mano derecha a la zona, como si eso fuese a lograr calmar el dolor que me asaltaba.

—¿Ellia? —La voz de Riku se escuchó a mi derecha, suave y preocupada.

—Riku... —susurré, enfocando mi mirada en el vampiro.

De repente, y casi como si de una película se tratara, un montón de imágenes vinieron a mi cabeza. Chillé, sintiendo el dolor de cabeza volverse más agudo e insoportable a medida que todo se sucedía en mi mente como una macabra película.

Había vuelto a convertirme en aquel monstruo que tanto odiaba, cegada por la rabia. Las voces habían ganado, ese maldito arco y la molesta voz de mi cabeza me habían empujado a convertirme en ese monstruo que juré que nunca más saldría a la luz de nuevo.

—¡Ellia! —Me chilló Riku, agarrando con fuerza mis muñecas y apartándolas de mi cabeza —. ¡Para, vas a hacerte daño!

Le escuchaba, escuchaba su voz, pero sonaba lejana y opaca.

Las imágenes siguieron, torturándome, agravando el dolor de mi cabeza y luego, nada.

Se cortaron de manera abrupta, como quien apagaba el televisor en medio de todo el fragor de la batalla en una película bélica. Todo terminó de la misma forma en que había empezado: de golpe y sin esperarlo.

Me desplomé contra el colchón, jadeando y con el corazón golpeando con fuerza contra mi caja torácica. Me sentía como si acabara de correr una maratón.

—¿Ellia? —Probó Riku de nuevo, con la voz algo temblorosa.

Me derrumbé.

Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas sin descanso, una tras otra. La había cagado, había arruinado todo, estaba completamente segura de que así había sido. Una vez más, demostraba que no podía controlarme, y que al mínimo estímulo o posibilidad de acabar con un miembro de Los Doce, cedía.

—Ellia, Ellia tranquila, tranquilízate, no pasa nada —me arrulló Riku, acostándose a mi lado, rodeándome con sus brazos y pegándome a su pecho, dándome ese cobijo que yo tanto necesitaba.

Era complicado, por un lado, quería estar así con él, pero por otro no podía dejar de verme a mí misma como un maldito monstruo. Y era por eso que no podía parar de llorar.

No sabría decir cuánto tiempo pasamos así, pero agradecí que Riku no me soltara ni un mero instante. Él sabía cómo me sentía, sabía que una parte de mí quería alejarle, pero que la parte que le necesitaba era más demandante que la que quería estar sola.

—¿Te he hecho algo estando así? —Pregunté, temerosa de la respuesta del de cabello plateado.

—No, tu rabia solo se canalizó hacia Marluxia —respondió con voz sosegada.

—¿Qué ha pasado con él? —Volví a la carga, en la ristra de recuerdos que se habían agolpado en mi mente solo vi al número Diez apresado debajo de mí, luchando por contenerme para que no le destrozase.

—Ha liberado a Dante y a Vergil de su maldición y me debe un favor —alcé la cabeza para mirarle tan pronto como terminó de hablar.

—¿A cambio de qué?

—A cambio de que le dejara marchar —un suspiro de sorpresa dejó mis labios.

—Pero... ¿y el trato con Saïx?

The Secret Of The Elf Blood {Riku from Kingdom Hearts}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora