Capitulo veintinueve

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Dégel llegó al lugar donde Defteros estaba. La vista que se desplegaba ante él eran unas ruinas que se extendían  y más allá, el mar se estrellaba contra las rocas.

Defteros se encontraba mirando al horizonte, con una expresión de profunda contemplación. A su lado, una fogata crepitaba y lanzaba llamas hacia arriba. Junto a la fogata, la armadura de Géminis de su hermano Aspros.

Dégel se acercó a Defteros, sin hacer ruido... Aunque fue inevitable que aquel moreno se diera cuenta de su presencia por su frío cosmos.

- Oye, aléjate un poco o el fuego se apagará.

El guardián del templo de la preciosa urna se acercó lentamente portando la armadura de Acuario y situándose a lado del gemelo de la desgracia.

- Veo que te acuerdas de mi; me alegra verte de nuevo Defteros.

Contestó Dégel con una gran sonrisa, aunque en realidad estaba contento por verlo un poco más recuperado después de aquel incidente contra los berserkers.

- Déjate de rollos... ¿Porqué has venido hasta aquí?

- Estoy aquí por una orden  - Se giró rápidamente para quedar de frente al géminis de la desgracia - ¡El patriarca te ha encomendado una misión! A ti nuevo caballero de oro, Defteros de géminis.

De manera inmediata el gemelo se incorporó del suelo listo para poder contradecir esa parte que Dégel le estaba haciendo mención, él no era el caballero de géminis.

- No digas tonterías, soy la estrella del mal que ha vivido toda su vida oculto ante los demás.

- Pero se te ha permitido conservar la armadura de géminis. Me parece que la idea del patriarca es justificada, tienes las habilidades y el poder para cumplir con esa misión - Reprochó de inmediato Dégel - La misión es un sitio que resultará familiar... La isla Kanon. Vas para allá mañana ¿No es así? - Después de darle esa respuesta Dégel esbozó una sonrisa que de manera inmediata hizo perder un poco la razón al contrario.

- Así que es eso... Me pregunto que tan astuto es él.

-  Creo que confía en ti Defteros, aunque la tarea no es sencilla. Meses atrás una estrella demoniaca llegó al volcán, cayó justamente en la isla Kanon.

Dégel desvió su mirada para poder mirar a lo lejos aquella isla mientras liberaba su energía por medio de fumarolas - Ahora la isla está asolada por ese cosmos maligno, hemos enviado tropas del santuario pero no han tenido éxito... Algunos de los habitantes han desaparecido sin explicación alguna, están muy asustados que entre ellos mismos mencionan que un demonio devorador de hombres se ha instalado en las fumarolas de la isla Kanon.

Cuando Dégel terminó de dar detalles de su próxima misión, se acercó para entregarle a Defteros un juego de prendas muy idénticas a las que el resto de los caballeros usan.
Pero había algo en la mirada de Dégel que lo hacía estremecer, no sabía que era... Vivir en soledad jamás le había permitido relacionarse con otros y Dégel...
Era muy diferente, tenía esa gracia de llamar la atención de todos a su lado.

Dégel simplemente le devolvió el gesto con una cálida sonrisa y se alejó lo suficiente para poder darle un poco de privacidad y cambiarse
Cuando se alejo lo suficiente, abrió su libro y retomó su lectura intentando no pensar demasiado en las vivencias que tuvo anoche y parte de la mañana a lado de Camus.

Aunque el caballero de acuario se encontraba más adelante, no era impedimento para que Defteros se perdiera en la belleza de aquel que le dió su confianza.
Cuando terminó de cambiarse de atuendo, se dirigió de nuevo a Dégel.

- ¿Estás seguro que así visten en el santuario al aire libre? No lo comprendo - Cuestionó Defteros acercándose a Dégel aún batallando con el detalle final de ese elegante corbatín en su cuello.

-  No siempre, pero no debemos poner a la gente en una alerta innecesaria. Pero si te queda bien ¿No? - Degel se levantó de su sitio y se acercó con Defteros para ayudarlo a terminar de colocarse sus prendas de forma correcta.

Ante esta cercanía el corazón del gemelo menor latía con mayor intensidad, tenerlo de esta manera tan cercanamente lo ponía muy nervioso  algo que jamás había experimentado antes... Solo con la presencia de Dégel y eso no era bueno.

- No estoy seguro de estar preparado de la lucha contra ese demonio -  Respondió intentando cambiar de tema.

Degel se alejó un poco de él - ¡Oh vaya! Esto es grave, sin duda el patriarca me regañará.

Hizo una leve pausa y dirigió su mirada nuevamente al horizonte - Siento lo de Aspros, escuché que fue asesinado con el puño del emperador demonio para controlarte e intentar asesinar al patriarca.

Defteros se quedó en silencio escuchando a Dégel - Yo era una de las personas que admiraba a tu hermano por su inteligencia y fuerte presencia - Pero jamás imaginé que llegaría tan lejos.

- Mi hermano - Interrumpió Defteros - Era un hombre poderoso, se fue de este mundo y ahora el ambiente se siente demasiado tranquilo, también estoy confundido.

El gemelo menor se acercó a Dégel y señaló hacía el volcán de la isla Kanon - Desde aquí se puede ver las fumarolas de la isla Kanon, poderoso y aterrador, desde niño siempre quise verlo de cerca.

En ese momento se le vino a la mente las veces que tenía que esconderse de la vista de los demás por el destino que le tocó vivir - Siempre he vivido escondido pensando que no tenía nada que ver con el mundo, ni dentro ni fuera del santuario... Por eso Dégel no puedo evitar pensar que esta calma es temporal - Aunque enterremos su cuerpo en el santuario aún tengo un mal presentimiento, mi hermano no va a terminar con eso.

Degel notó a Defteros un poco preocupado y exaltado intentó calmarlo un poco - No digas tonterías.

El gemelo menor tomó la armadura de géminis y se lo colgó a los hombros, se acercó de nuevo al caballero de Acuario -  No voy a ver a ese demonio solo por una misión... ¡Voy a verlo para convertirme en un demonio!

Con esas últimas palabras Defteros partió a su destino dejando a Dégel solo
Regresó al santuario, le dió los detalles al patriarca y a Athena sobre la situación con Defteros.
Después regresó a su templo y decidió buscar a Camus en la biblioteca, pensando que podría estar descansando. Entró lentamente miró alrededor, buscando a Camus, y finalmente lo encontró en un sillón cómodo, profundamente dormido. Un libro abierto yacía en su regazo, y su cabeza se había inclinado hacia un lado, como si se hubiera quedado dormido mientras leía.

Dégel sonrió, sintiendo un afecto profundo hacia el. Se acercó a él en silencio, sin querer despertarlo, y se sentó en una silla cercana.

Miró a Camus durante un rato, observando su rostro relajado y su respiración tranquila. Se sintió agradecido por tenerlo a su lado, alguien que siempre estaba allí para él, alguien que lo entendía y lo apoyaba.

Después de un rato, Dégel se levantó y se acercó a Camus. Lo miró con una sonrisa y le colocó una sábana para que pudiera seguir descansando.

Dégel regresó a su habitación, aún tenía que luchar con sus mismos ideales y pensamientos cuando lo tenía a su lado.

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Personitas bellas💕
Otros tres capitulos de ellos, vamos rápido jejeje espero que les guste.

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