Capitulo treinta

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Camus despertó lentamente, estirándose y bostezando. Miró alrededor, recordando que se había quedado dormido en la biblioteca. Pero algo llamó su atención: alguien lo había cubierto con una sábana.
Se sentó un poco más derecho sobre el sillón mirando la sábana con curiosidad. ¿Quién podría haberla puesto sobre él? De repente, una sonrisa se dibujó en su rostro. Solo había una persona que se preocuparía por él de esa manera: Dégel.

Camus se sintió un poco emocionado al pensar en Dégel. Se levantó del sillón, sacudió la sábana, mirando alrededor para ver si Dégel estaba cerca pero al parecer no había señales de el.
Decidió salir de la biblioteca, pudo verlo entre esa puerta abierta de la habitación que se encontraba dentro. Se acercó a Dégel, sonriendo.

- Gracias por la sábana... Fue muy considerado de tu parte.

Pero Dégel no respondió con la misma calidez que Camus esperaba. En su lugar, se mantuvo un poco distante, con una expresión seria en su rostro.

- Sí, claro - Respondió Dégel, con una voz un poco fría - No quería que pasaras mala noche, el rocío de las mañanas suele ser muy fría.

Camus se sintió un poco confundido por la reacción de Dégel. Esperaba que su "mentor" se mostrara más afectuoso y cálido como era costumbre, pero en su lugar, parecía estar manteniendo una distancia emocional.

- ¿Estás bien, Dégel? - Preguntó Camus, sintiendo un poco de preocupación - Pareces un poco... distante.

Dégel se encogió de hombros, sin mirar a Camus a los ojos - Estoy bien... Solo estoy un poco... cansado.

Camus no se creyó la excusa de Dégel, pero no presionó el tema. En su lugar, se mantuvo en silencio, esperando a que Dégel se sintiera cómodo para hablar sobre lo que realmente estaba pasando.

Dégel se mantuvo en silencio durante un momento, antes de hablar de nuevo - Camus, tenemos que hablar sobre nuestro entrenamiento - Le habló con una voz un poco más firme.

Camus se sintió un poco intrigado - ¿Qué pasa con nuestro entrenamiento?

Dégel se encogió de hombros - Debemos regresar a BlueGraad para seguir nuestro entrenamiento en ese ambiente frio.

Camus se sintió un poco sorprendido. - ¿BlueGraad de nuevo? Pensé que habíamos terminado nuestro entrenamiento allá.

Dégel asintió - Creo que  necesitas más práctica y estar aquí en el santuario no ayuda en nada.

Camus se sintió un poco resignado, no tanto por el hecho de estar allá de nuevo, sino que Dégel a veces se mostraba muy extraño... Pero también sabía que era necesario llegar al punto que tanto necesitaba.

- Está bien - Dijo finalmente - Estoy listo para regresar a BlueGraad

Dégel asintió, sin sonreír mostrar reacción alguna - Bien. Partiremos mañana al amanecer - Miró a Camus con una expresión seria - Tenemos que apresurarnos, Camus, la guerra está cada vez más cerca, y no podemos permitirnos el lujo de perder tiempo.

Camus se sintió un poco sorprendido por la urgencia en la voz de Dégel - ¿La guerra?

Dégel se encogió de hombros - La invasión por parte de los espectros de Hades están creciendo cada vez más - Y si no estamos preparados, corremos el riesgo de ser sorprendidos y derrotados. Además... Como mencionó el patriarca, no sabemos que pueda suceder si vives una guerra a la cual no perteneces.

Camus se sintió un poco alarmado. No había pensado que la guerra estuviera tan cerca después de aquella batalla que Dégel vivió.
Dégel miró a Camus con determinación. -Tenemos que entrenarte lo más posible, hay que estar listos para enfrentar cualquier cosa que se nos presente.

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