Capitulo treinta y dos

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Camus se despertó con un fuerte dolor de cabeza y una sensación de desorientación. Se sentó en la cama y se llevó las manos a la cabeza, tratando de recordar lo que había pasado la noche anterior.
De repente, todo volvió a su memoria. La fiesta en el templo de escorpio, las copas de bebida, los tarros de cerveza, las risas y las conversaciones. Pero también recordó por qué había decidido tomar de más.

Había sido por Dégel. Por la forma en que lo había mirado, por la forma en que se había comportado hacia él. Camus no sabía cómo reaccionar ante los cambios de humor de Dégel, y la bebida había sido una forma de escapar de sus sentimientos confusos.

Se levantó de la cama y se dirigió al espejo. Se miró a sí mismo y se sintió un poco avergonzado. ¿Qué había pasado la noche anterior? ¿Qué había dicho o hecho?

Se lavó la cara y se vistió, tratando de sacudirse la resaca. Tenía que encontrar a Dégel y hablar con él. Tenía que saber qué estaba pasando entre ellos dos.
Salió de su habitación y se dirigió hacia la sala común, esperando encontrar a Dégel allí. Pero cuando llegó, solo encontró a Kardia, que lo miró con una sonrisa.

- Buenos días, Camus. Veo que tienes un poco de resaca - Saludó Kardia también con una mala cara después del alcohol de la noche.

Camus se ruborizó un poco - Sí, creo que tomé un poco de más anoche.

Kardia se rió - No te preocupes, Camus. Todos tenemos nuestras noches locas de vez en cuando. Pero ¿Sabes qué? Creo que Dégel está buscándote.

Camus se sintió un poco sorprendido - ¿Dégel? Dónde está.

- Está en el coliseo de entrenamiento - Le contestó al final dejándolo de nuevo para dirigirse al templo principal y saludar a Sasha.

Dégel se encontraba entrenando en la sala de entrenamiento, dando ataques con precisión y velocidad. Estaba enfocado en su entrenamiento, pero su mente no podía evitar pensar en Camus y en la noche anterior.

Se había despertado temprano, antes de que Camus se despertara, y había decidido entrenar para despejar su mente y evitar pensar en lo que sentía. Pero no podía evitar sentir una sensación de ansiedad y nerviosismo cada vez que pensaba en Camus.

Sabía que partir a BlueGraad podría tardar un poco debido a la condición de Camus, pero no podía evitar sentir que debían partir lo antes posible. Quería evitar la tensión y la incomodidad que sentía cada vez que estaba cerca de Camus.

Mientras entrenaba, Dégel no podía evitar preguntarse qué estaba pasando con él. ¿Por qué sentía de esta manera No sabía qué hacer con estos sentimientos, y se sentía confundido pero también ansioso por la misma situación.

De repente, escuchó un ruido detrás de él, retrocedió un poco para ver a Camus entrando en el coliseo de entrenamiento. Camus se veía un poco pálido y ojeroso, pero sonreía débilmente.

- Hola, Dégel - Saludó Camus acercándose a el -Lo siento, creo que me pasé un poco anoche.

Dégel se sintió un poco sorprendido por la aparición de Camus, pero trató de mantener la calma - No te preocupes, Camus. Estoy seguro de que estás bien.

Pero mientras hablaba, Dégel no podía evitar sentir una sensación de nerviosismo y ansiedad.

Camus se acercó a Dégel, tratando de entender qué estaba pasando con él. No podía explicar por qué se sentía de esa manera hacia Dégel. En su vida, siempre había sido un hombre muy reservado y controlado, y nunca había experimentado sentimientos románticos hacia nadie.
Solo había guardado cariño por sus alumnos, como un maestro hacia sus discípulos. Pero Dégel... era un caso especial. Camus no podía explicar por qué, pero sentía una conexión con Dégel que no había sentido con nadie antes.

Mientras se acercaba a Dégel, Camus se dio cuenta de que estaba evitando su mirada. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Dégel se estaba comportando de esa manera?

- Dégel - Preguntó Camus, tratando de sonar un poco natural - ¿Qué pasa? Te veo un poco... distraído.

Dégel se volvió hacia él, y por un momento, Camus vio algo en sus ojos que lo hizo sentir un poco incómodo. ¿Qué era eso? ¿Un destello de sentimiento? ¿Un momento de conexión?
Pero antes de que Camus pudiera analizarlo más, Dégel se encogió de hombros esperando no ser notado - Nada, Camus. Solo estoy un poco... cansado.

Camus se sintió un poco decepcionado. ¿Eso era todo? ¿No había nada más detrás de la mirada de Dégel? El no estaba mal, pudo ver sus pupilas dilatadas, Dégel se sentía demasiado nervioso ante su presencia y el contrario dice... Nada.

Pero antes de que pudiera seguir pensando en eso, Dégel tomó la palabra - Vamos a partir hacia BlueGraad pronto. ¿Estás listo?.

Camus se sintió un poco sorprendido por la pregunta. ¿Partir hacia BlueGraad? No era algo que le molestara Pero... Aún se sentía un poco deshidratado por la noche anterior.
Decidido se dio la vuelta y se dirigió hasta el templo de nuevo para recoger algunas prendas. Mientras que Dégel se quedó solo sin saber qué decir ni qué hacer. Se sintió un poco incómodo y confundido.

Poco después, Shion se acercó a Dégel y lo saludó con una sonrisa - Hola Dégel. ¿Qué pasa? Te veo un poco distraído.

Dégel se volvió hacia Shion y trató de sonreír. - Nada, Shion. Solo estoy un poco... pensativo.

Shion se acercó un poco más y bajó la voz - ¿Es por Camus? Lo he visto un poco raro últimamente - Añadió ante esa plática.

Dégel se sintió un poco sorprendido por la pregunta de Shion. ¿Cómo sabía Shion que estaba pensando en Camus? Se encogió de hombros y trató de restar importancia a la situación - No, no es nada. Solo estoy un poco... cansado.

Shion lo miró con escepticismo, pero no dijo nada más. En su lugar, se limitó a asentir y a decir - Bueno, si necesitas hablar sobre algo, estoy aquí para escucharte.

Agradeció la oferta de Shion, pero no sabía qué decir. Se limitó a asentir y a sonreír débilmente.
Mientras tanto, Camus salió de su habitación con algunas pertenencias y se dirigió hacia la salida. - Vamos, Dégel. Es hora de partir hacia BlueGraad.

Dégel intentó no mirar a Camus a los ojos mientras aceptaba partir de nuevo a BlueGraad. Se sentía un poco incómodo y confundido, y no quería que Camus se diera cuenta de sus sentimientos.

Dégel asintió y se dirigió hacia la salida del templo, siguiendo a Camus.
Mientras caminaban, Dégel no podía evitar pensar en Camus y en la forma en que se había comportado hacia él. ¿Por qué Camus se había alejado de él de esa manera? Ahora la situación era diferente... Camus era distante y a Dégel eso le incomodaba.

Se sentía un poco herido y confundido, y no sabía cómo reaccionar. Pero mientras caminaba, se dio cuenta de que no podía dejar que sus sentimientos lo controlaran. Tenía que mantener la calma y seguir adelante, no importaba lo que pasara.

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Tres capitulos más personitas bellas, así es, porque esto ya lo tengo estructurado hasta el fin, ya llevamos avance 🥳🥳🥳

Más Allá De La LealtadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora