Aquel era EL día. Sabiendo que tendría que trepar el muro, me puse mis Adidas y unos tejanos algo viejos. Tampoco iba a ir de deporte solo por esa chorrada pero me jugaba 50€... Tenía que ir mínimamente preparada.
Salí de casa habiendo desayunado fuerte y el día anterior había practicado "escalada" en un parque que había cerca de mi casa. Los niños que jugaban allí se habían quedado flipando con mi "entrenamiento".
-Hombre! Si tenemos aquí a la chica que me va a deber 50€!! -dijo Manu, alegre. Juan se echó a reír, aunque posiblemente porque pensaba que su amigo no dijo nada que no fuera verdad.
-Puede que algún día... Pero no será por no haber trepado ese muro.
Esperamos pacientemente la hora del patio y, entonces, fuimos al lugar de la apuesta.
-Por si se te ocurre preguntar, solo tienes un intento. -me avisó Manu.
-Suelen ser tres! -me quejé de mala gaita.
-La gente no suele apostar 50€, enana refunfuñas -me hizo él la burla.
-Ale, ale, más trepar y menos discutir -dijo Juan.
Yo me froté las manos, me las rasguñaría porque la superficie del muro era rugosa y me rasparía el cemento.
Conté tres pasos largos desde el muro hacia atrás, y sin pensarlo dos veces corrí y salté. Me agarré al muro y clavé los pies en él. Trepé a duras penas, haciendo uso de toda mi fuerza muscular (la cual era prácticamente inexistente) y casi caí. Un poco más y hubiera fallado cuando estaba a punto de llegar arriba, porque me hice daño en la palma de la mano. Pero aguanté. Y llegué.
-Alguien me debe cincuenta euroooos. -Canté alegremente. Juan rió y Manu flipaba un poco. -Vale, ahora quién me baja? -Pregunté, esperando que Manu abriera los brazos como siempre, o que al menos lo hiciera Juan.
Pero no... Se giraron para mirar detrás suyo, y se marcharon sin decir palabra, riéndose por lo bajo.
-Estáis de puta broma no? -Dije cabreada. Sin gritar, porque sería peor aún que algún profesor me pillara ahí arriba. -Os sacaré los ojos de vuestras cuencas con cucharas! Serán cabrones.
-Deja de maldecir, princesa. Estoy aquí para bajarte.
-Chico irlandés... Qué haces aquí? -Pregunté sonriente.
-Vi a esos dos juntos mirando hacia el muro e imaginé que no andarías muy lejos...
-No te equivocabas.
-No suelo hacerlo.
-Así que... Me buscabas para algo? -Pregunté con curiosidad.
-En realidad me aburría y quería matar el tiempo. -Abrió los brazos. -Vamos salta.
Me alagó el hecho de que me buscara para pasar el rato conmigo. Yo salté, caí en sus brazos pero perdimos el equilibrio y acabé encima suyo en el suelo.
-Estás bien? -Me apresuré en preguntarle.
-Tengo a una chica guapa encima mío... Como no iba a estarlo? -Me dijo sonriendo desde debajo de mí.
-Serás alien pervertido!! -Le di un golpecito en el pecho.
-Sí pero tu no sales de encima mio... Ahora quién es la pervertida? -sonrojé y salí de encima suyo lo más rápido que pude.
-Lo siento. Espero que no te hayas echo daño -me disculpé.
-Tranquila, estoy acostumbrado a que las chicas se tiren a mis brazos -le puse cara larga.
-Qué engreído que eres... Baja Modesto que sube Usui.
Se acercó a mi oído y susurró.
-Sabes que es verdad, preciosa, por más que lo quieras negar -me hizo una caricia en la mejilla y se alejó algo más.
Mi cara ardía como si me hubiera comido la guindilla más picante del mundo. Me intenté adelantar hacia clase para que no me viera, pero no sirvió de mucho.
-A caso crees que nunca me doy cuenta cuando te pones roja? Es inevitable, no puedes esconderte de mí -me dijo riendo a carcajadas y yo aceleré el paso-. Vale, vale, lo siento no me reiré pero espera -me cogió la mano y parándome-. Me acompañas a fumar un cigarro? Al fin y al cabo yo solo quería charlar contigo.
-Está bien.
Con cuidado de que no nos pillaran fuimos al terrado para que el niño se fumara un piti.
-Como es que hablas tan bien el español? Si nunca habías vivido aquí.
-A mis padres les gustaba veranear aquí, así que contrataron una profesora particular española para que yo aprendiera. Supongo que mi padre planeaba pedir el traslado desde hacía tiempo.
-Puedo preguntar de qué trabajan? -mi curiosidad no tenía límites.
-Pues no. Demasiadas preguntas sobre mí. Y yo casi no sé nada de ti -me dio un toquecito en la punta de la nariz, mientras sonreía.
-Bueno. Yo nací aquí. He vivido toda mi vida aquí. Mis padres son de aquí. Fin -le dije.
Tampoco había mucho que contar, realmente.
-Dios mio, no sé como no han hecho una película de tu vida... Con lo interesante y extensa que es -dijo con ironía-! Tienes hermanos?
-Soy hija única.
-La niña de papi y mami -dijo soltando el humo del cigarro.
Por desgracia para mí, ese gesto siempre me había parecido jodidamente sexy.
-No soy una niña mimada, te lo aseguro.
-Tranquila, de eso ya me había dado cuenta -me guiñó un ojo sonriendo aunque no entendí muy bien que significaba eso-. Cómo te hiciste amiga de Juan y Manu?
-Pues como éramos los únicos en nuestra clase que no éramos nuevos en bachillerato, y los que vinieron nuevos ya venían en grupitos, no nos quedó otra que unir fuerzas para que no nos invadieran -dije medio en broma medio en serio.
-Eso está bien -una vez más se me quedó mirando mientras sonreía.
Me puso nerviosa. Yo sabía que era posible que se me abalanzara encima y me besara, pero no lo hizo. Se limitó a mirarme hasta que acabó su cigarro.
-Ocultas algo, Coco? -la pregunta me pilló desprevenida.
-No oculto nada, niño estúpido -en realidad sí lo hacía pero no me iba a abrir con él tan pronto.
Así que me fui sin más, ahora que lo pienso, las conversaciones con Usui solían acabar todas de la misma manera...
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Se llamaba Usui
Roman d'amourUns vez conocí a un chico muy especial. Él cambió mi vida por completo. Fue mi primer y único amor, y no le he vuelto a ver. Pero si queréis, os puedo contar nuestra historia. Él se llamaba Usui...