Tarde de charlas

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-Chicos. Por qué no os venís esta tarde a mi casa? Tengo terraza y nos podemos tomar unas cervezas fresquitas mientras filosofamos. En plan relax -les dije. 

No quería tener que decirles un "Hola, mi madre esta a punto de morirse y como sois mis mejores amigos le apetece conoceros antes de palmarla".

-Por mí bien -dijo Juan sonriendo, como siempre.

-Mientras no me hagas pagar las cervezas... -Bromeó Manu. 

Yo puse los ojos en blanco mientras sonreía como respuesta.

-No tienes remedio -le solté.

-Yo también puedo ir? -preguntó Usui, que apareció por detrás de mí pegándome un buen susto.

-Tu no estás invitado -le dije con arrogancia.

-Ni que fuera una fiesta VIP -bromeó.

-Lo es. Y tú no estás en la lista de invitados. Por cierto, ¿no deberías estar en tu clase? ¿Qué haces aquí? -le dije, dándole a entender que quería que se largara-. Me molesta que las tías de mi clase me miren con odio y se queden embobadas mirándote.

-Estás celosa princesa? 

En realidad un poco, y no acababa de entender muy bien por qué. Yo no quería enamorarme de ese estúpido, no pensaba permitirme ni que me gustara. Tolerancia cero al alien pervertido.

-Voy al baño -dije pasando de su pregunta y también de él.

Caminé hacia la puerta de la clase y noté que él me seguía.

-Te acompaño -soltó cuando ya estábamos en el pasillo. 

Se puso a caminar a mi lado mientras la clase ardían en cuchicheos.

-Tienes muchas ganas de buscarme problemas, ¿verdad? -le dije, amargada. 

Las tías de mi clase me crucificarían porque pensaban que Usui las rechazaba por mi culpa. Porque Usui estaba pillado de mí. Lo cual era totalmente ridículo. Al menos en mi mente no cabía que eso fuera posible.

No contestó, al menos se había dado cuenta de que era una pregunta retórica.

-Ahora en serio. No puedes venir a mi casa. Para empezar invito a Juan y a Manu a regañadientes. No me gusta llevar a nadie a mi casa. Es una situación... complicada -había parado de caminar y le miraba fijamente, seria.

-Tranquila, no me iba a acoplar en tu casa. Nunca lo haría, me parece de muy mal gusto auto-invitarse. Y si no quieres que yo vaya a tu casa, respeto tu decisión, es tu casa no la mía. 

Por sus palabras me pareció que le sentó mal el hecho de que yo pensara que iba a acoplarse. Pero el tono de su voz y su expresión me indicaron que solo pretendía explicarme su punto de vista sobre el tema.

-Gracias por entenderlo -le dije con una sonrisa sincera.

-Y bueno, de todos modos con esos dos delante, más tus padres no me hubiera podido divertir contigo, prefiero esperar a que me invites cuando no haya nadie más en tu casa -dijo empezando a caminar por delante mío.

-Seras alien pervertido del planeta feromona! Eso no pasará jamás! -le chillé como una niña pequeña, caminando detrás de él.

Usui paró en seco y se giro. Eso hizo que yo también parase.

-Nunca digas nunca, princesa -y yo sé que saboreó la última palabra.

-Imbécil... -susurré por lo bajó después de que me acariciara la mejilla tras soltar su frase.



Al salir de clases fuimos directamente a mi casa.

-Hola mamá. -La saludé con dos besos al entrar.

Juan y Manu hicieron lo mismo tras presentarse. Se quedaron un poco pasmados. Mi madre estaba muy delgada y paliducha, además caminaba erguida pero le faltaba vitalidad, se la veía enferma.

Tuvieron la educación de no hacer ningún comentario delante de ella.

Salimos a la terraza y nos empezamos a tomar las cervezas. Entonces decidí explicarles todo.

-Mi madre está enferma. Necesita medicación y no tenemos dinero para pagarla. Estoy buscando trabajo porque ella no puede trabajar en sus condiciones. Conserva su trabajo por la buena relación con su jefa, que comprende la difícil situación en que estamos. Pero no encuentro trabajo. Y con el dinero que cobra mi madre lo único que podemos hacer es pagar el instituto y la comida. Si no encuentro trabajo rápido y le compro la medicina, morirá dentro de poco. Lleva mucho tiempo sin la medicación y no aguantará mucho más. -Juan hizo ademán de hablar pero le hice un gesto con la mano para que no hablara. -No os estoy pidiendo ayuda económica ni nada así. El único motivo por el que os lo cuento es porque nunca he tenido amigos debido al problema de salud de mi madre, y ahora que os he conocido a vosotros, y le he hablado a mi madre sobre lo bien que me caéis, quería conoceros antes de... irse. -Juan y Manu se quedaron en silencio. -Os suplico que no le contéis esto a NADIE. -Remarqué la palabra nadie.

-Mi prima es la encargada en un café. Dudo que te guste la temática y tener que llevar un uniforme ridículo, pero necesitas el dinero y lo necesitas ya. Y como no vas a dejarnos que te lo prestemos, creo que puedo conseguir que te de un trabajo a tiempo parcial ahí. -Ofreció Manu.

-¿Qué clase de café es? -Pregunté extrañada por lo de temática y uniforme ridículo.

-Voy a llamar a mi prima. Dame cinco minutos. -Manu sacó su móvil y llamó. -¿Hola? Soy yo, Manu. -Esperó, seguramente su prima le saludaba. -Sí, sí, muy bien. Te llamo para pedirte un favor. Una amiga está en apuros y necesita un trabajo para ayer. ¿Puedes darle un puesto de camarera a tiempo parcial? -Hubo una pausa dramática. -Nunca en la vida te he pedido un favor. Si te lo pido es por máxima necesidad y urgencia. Te juro por mi madre y por la tuya que es cuestión de vida o muerte, sabes que nunca juraría por nuestras madres. -La cara de Manu era la más seria que le había visto nunca. -Te prometo que no te fallará. Es muy buena chica y muy trabajadora. Te paso su número por WhatsApp y le das dirección del sitio y todo eso. Gracias prima. Un beso. -Manu colgó y me miró sonriente. -Que sepas que me debes una muy gorda. Para conseguirte el trabajo la pesada de mi prima me ha hecho prometer ir a visitarla y pasar una tarde con ella porque "hace mucho tiempo que no nos vemos". -Eso último lo dijo dibujando comillas en el aire y poniendo voz de chica.

-Te lo agradezco muchísimo. De verdad. -Le dije al borde de llorar de felicidad.

-Yo también te lo agradezco. -Dijo mi madre, saliendo a la terraza. -No te imaginas lo feliz que nos acabas de hacer. Muchas gracias Manu, eres muy buen chico.

-Eso lo dice porque no ha visto las cosas que llega a decirle a su hija. -Dijo Juan riéndose.

-Bueno, tenemos una bonita relación amor/odio. -Apuntó Manu, dándome un beso en la mejilla. -¿Eh que sí, Coco? -Manu me alborotó el pelo, despeinándome por completo.

-¡Manu, mi pelo! -Le grité mientras le pegaba un empujón.

Acabamos la tarde riendo y haciendo bromas. Mi madre acabó muy contenta aquel día, aunque tuvo que irse a la cama pronto por el cansancio, pero Juan y Manu me hicieron la cena y la comimos juntos. En definitiva fue un día mucho mejor de lo que pensé que sería.

Al día siguiente tenía una entrevista de trabajo en el café de la prima de Manu. Yo aún no sabía dónde me estaba metiendo...



Se llamaba UsuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora